Introducción
Dice la Toseftá, en Maséjet
Terumot (Pérek 7: Halajá 20) que una persona que dejó un cántaro de agua
dentro de una pozo (o depósito rústico) y cerró el pozo durante unos días.
Posteriormente, después de un tiempo, desea tomar del agua que estaba dentro
del cántaro. Dice la Toseftá que –de haberse encontrado al
descubierto dicho cántaro- no se deberá ingerir su contenido, por si
acaso ingresó un reptil menudo (culebra diminuta) en un momento dado,
dejando allí depositado su veneno (esta sospecha se habría disipado si, desde
antes, se hubiera cerciorado de su inexistencia en dicho pozo).
Continuó la Toseftá (Loc.
Cit.), entre otras advertencias que tiene que ver con la salud y vida de la
persona, enseñando que los hongos son prohibidos de ingerir, pues son
peligrosos para la vida de la persona.
Siendo así, cuando una persona
va al mercado a comprar verduras, ¿acaso deberá suprimir los champiñones de su
lista de compras?
Pregunta
¿Es permitido ingerir hongos?
Y si alguien se dispusiera a comer un champiñón, ¿sería correcto decir Berajá
(incluyendo el Nombre y Reinado del Todopoderoso), cada vez que empiece a
comerlos? De ser afirmativo, ¿cuál sería la bendición correspondiente?
Argumentos
Hasta bendición
tienen
Una vez conocida la Toseftá que
advierte sobre lo peligroso y prohibido que es comer hongos, el siguiente paso
sería cotejar esta Toseftá con las demás fuentes talmúdicas…, para entender
hasta qué punto esta realidad ha tenido apoyo, aceptación y vigor.
Está escrito, en la Mishná (Maséjet
Berajot, Pérek 6), que la bendición que se ha de decir antes de comer
hongos, es Shehacol Nihyá Bidbaró.
Considerando que la obligación
de recitar bendiciones (con el Nombre del Todopoderoso) sobre alimentos, implica lógicamente en
que éstos (alimentos) no sean prohibidos por la Torá ni por los
Sabios, se detecta una contradicción entre la Mishná y la Toseftá
(entre Maséjet Berajot y Maséjet Terumot respectivamente). La Toseftá indica
textualmente que los hongos son alimentos prohibidos de comer. De ser solamente
por esto, debería ser igualmente prohibido decir una Berajá mencionado el
Nombre del Todopoderoso antes de comer un hongo, así como es prohibido decir
Bendición por cualquier otra prohibición de la Torá y de los Sabios. Por otro
lado la Mishná aparenta estar indicando –y así se sobreentiende - que los
hongos sí son permitidos de comer, puesto la Mishná ha autorizado y, más bien,
asignado, y hasta obligado, a recitar una Berajá, a aquél que se disponga a
comerlos.
OPINION A:
Veneno Exógeno
Reptil diminuto
El autor del Perí Jadash
(Y.D., Simán 84, S.K. 19) recordó que el MAHARSHA”L reveló que él
mismo no come los hongos cuando están muy secos, ya que contienen
diminutos organismos (Tolaïm) internamente, y su revisión es infructuosa.
De esta declaración del
MAHARSHA”L, se deduce que los hongos sí son permitidos como tal, y la
única razón por la cual habría que abstenerse de comerlos es por la
existencia de Tolaïm en su interior, y sólo cuando están en estado muy
seco; de lo contrario, serían permitidos para el consumo.
No obstante, el Perí Jadash
no concuerda con la opinión del MAHARSHA”L, y dice que, aun bajo esta
perspectiva, no se ha de comer hongos, aunque estén frescos. Y el
motivo es que la Toseftá fue clara y concisa, expresando que los hongos
son prohibidos de ingerir, pues son peligrosos para la vida de la persona.
El Perí Jadash explicó que lo peligroso del hongo no nace con este
ser vivo, sino que ingresa desde el exterior hacia su interior: una
diminuta serpiente se inserta en el interior del hongo, lo impregna de su
veneno y sale.
Y ¿cómo solucionó el Perí Jadash
la contradicción que significó el Tratado de Berajot para la Toseftá en
Terumot?¿Cómo los Sabios del Talmud presuntamente pudieron haber consumido
este alimento, hasta el punto de obligar a bendecir sobre los mismos antes de
ingerirlos?
Respondió el Perí Jadash
que los Sabios del Talmud tenían una Sabiduría Y Experticia altamente
desarrolladas, y podían identificar al grado de peligrosidad que
presentaban los alimentos, y, entre muchos detalles, podían detectar la
presencia de agregados nocivos en sus alimentos, por lo que se explica
que hayan asignado la bendición (Shehacol…) a los hongos que ellos
detectaban que estaban en buenas condiciones de salubridad; se
sobreentiende que, sobre los hongos específicos detectados –por ellos- como
nocivos, de seguro, no habrían de recitar esta Bendición. Pero, en
lo que respecta a las personas que no tuvieran la aptitud sapiente que tenían
los Exégetas del Talmud (es decir, todos las personas de estos tiempos), no
podrán siquiera comerlos pues, ante la duda sobre si es peligroso o no, la
Halajá dictaminará que se abstenga ante dicha duda.
Experimento
felino
Dice el Perí Jadash que, cuando
él estaba en la ciudad de Livorno, observaba que, en la práctica, la
gente los consideraba como nocivos para la vida. Y, para darse cuenta de su
nocividad, le daban a probar, un poco del hongo, a un gato… Y si
le pasaba algo al felino (reaccionaba anormalmente), era signo de que el
hongo en mención es peligroso y no se ha de comer. De lo
contrario, era señal de que sí se podía comer. El Perí Jadash
recomendó, aun en el mejor de los casos, que se cuide -la persona- de
comer este tipo de alimentos, pues “el que cuide su ser, ¡que se
le aleje de estas cosas!”.
Sin rastro
Por otro lado, llama la atención
cómo el Perí Jadash ha definido que, el motivo de que la Toseftá haya señalado
como peligrosos a los hongos (en su consumo), haya sido la inserción que hace
inadvertidamente una diminuta serpiente en el interior de los mismos,
depositando su veneno. Extraña un poco el hecho de que este diminuto animal
no haya dejado el rastro necesario (por ejemplo, un orificio) como para
darse cuenta de que allí penetró.
Quizá se pudiera alegar, a favor
de su opinión, que el orificio o marca que queda por el ingreso del
animalito es tan pequeño que, poco tiempo de salir, se vuelve a sellar.
O probablemente hay poros, pliegues, o partes suaves en los hongos por donde
penetra y se traslada para fijar su veneno.
Otro Sabio que concordó con la
posición del Perí Jadash, es el autor del Libro Minjat Bicurim, quien
afirmó que es el ingreso vertiginoso de una diminuta culebra la
que cimienta el peligro que hay al comer un hongo. El diminuto animal
extrae un líquido internado propio del hongo, y deja, en su lugar, un veneno
nocivo para la vida humana.
Puerta al
permiso
De cualquier manera, se podría
apreciar, de lo dicho por el autor del Perí Jadash, que si bien dijo que es
recomendable no comer estos hongos, por otro lado, admitió que existe una
salida permitida para comerlos sin poner su salud en riesgo, y entendió que es
válido el método experimental con los gatos para descartar el peligro
inminente, y, por lo tanto, sin que se traspase tampoco la prohibición de
comerlos impuesta por la Toseftá.
OPINION B:
Veneno Intrínseco Propio
Humano y Animal
Pero, el autor del Jasdé
David (sobre la Toseftá), el Rab David Pardo, a través de también su
libro Mizmor Ledavid, manifestó, con sorpresa, lo dicho por el Perí
Jadash sobre el método experimental con los gatos, para detectar lo
venenoso del hongo… Y admitió no entender cómo deducir, de la reacción
pasiva de un gato, el buen estado de un hongo para su salubre consumo. Y
dijo que, de cómo reacciona un gato ante el consumo de un alimento
venenoso o no, no se puede inferir efectivamente las consecuencias
para un ser humano, ni viceversa.
Y, como prueba, dijo que,
en Maséjet Julín (58:2) se describe el caso de un animal que fue
envenenado; el Talmud dice que no necesariamente es nociva su
carne para la salud de un ser humano… Y, de aquí, dedujo el Jasdé David que
no hay relación necesariamente proporcionada entre la reacción de un animal a
cierto veneno, y la reacción que un ser humano pueda tener al someterse al
mismo.
Más todavía, el Talmud
(Pesajim, 112:2 & Äbodá Zará, 30:2) funge como ilustración de esto, en
su pasaje, cuando describe que un gato es capaz de comerse una culebra
venenosa (con veneno y todo) sin que (el gato) se enferme. Por
consiguiente, quizá un gato sea invulnerable al veneno de una culebra
mientras que un ser humano no lo sea.
Shemuel y los
Hongos
El autor del Jasdé David
recopiló lo dicho por el Talmud, en Maséjet Berajot (47:1), y
narra que Shemuel estaba sentado con Rab para comer, y dijo Shemuel que si
alguien le trajera un manjar de hongos o de carne de polluelo, ¡acaso no me
comería!
א"ל שמואל אלו מייתו לי ארדיליא וגוזליא לאבא מי לא אכלינן
Dice que, de este pasaje
talmúdico, se podría demostrar que es permitido comer hongos, pues el Sabio
prominente expresó (por, cierto, en forma efusiva) su disposición
para comer este alimento.
No obstante, el propio Jasdé
David respondió que esta prueba no es demostrativa de un permiso
general para comer hongos, ya que específicamente Shemuel era reconocido
como experto en medicina y otras ciencias, y, por consiguiente, conocía
bien el estatus de alimentos con dificultades en la definición de su
estatus apropiado para comer. Y justamente, por este motivo, la gente le
traía estos alimentos (hongos y polluelos) a Shemuel para que le diera
el visto bueno. Por esto…, Shemuel fue capaz de exclamar su disposición a
la hora de comer dichos hongos; pero, esto no quiere decir que este pasaje
talmúdico haya demostrado que todos tienen permiso de comerlos.
Por consiguiente, según la postura del Jasdé David, hay dos tipos de hongos, uno venenoso y otro que no lo es. Y será el tipo de hongo venenoso
aquél que fuera prohibido por la Toseftá (Loc. Cit.) y, el que no venenoso, el
permitido por la Mishná (Pérek 6) y la Guemará en Maséjet Berajot (47:2).
Diferencias
entre A & B
La diferencia esencial entre
ambas autoridades halájicas sobre el concepto de hongos venenosos es que, según
el (B) Jasdé David, su veneno se ha generado y es parte esencial del
hongo desde que brotó, mientras que, según el (A) Perí Jadash, no
es así, sino que es producto de haber sido atestado por una diminuta culebra.
Ambas posturas divergen a la
hora de extremar los casos de estudio… Por ejemplo,
I)
En un caso en el que no
se conozca la histológica ni el impacto patológico de un hongo desde su brote,
aunque se haya cuidado mucho al hongo desde que lo cosecharon, para que
estuviera aislado de la afluencia de serpientes diminutas (por
ejemplo, en recipientes bien cerrados):
·
Según la opinión del (B) Jasdé David, no se le permitirá ingerirlo
·
Mientras que, según el (A)
Perí Jadash, sí se le permitirá ingerirlo
II)
En un caso en el que sí
se conozca a ciencia cierta, y se pueda asegurar histológicamente la proveniencia sana tras el brote de un hongo, pero,
se haya dejado el hongo a la intemperie o al descubierto y sin
supervisión desde que lo cosecharon (por ejemplo, lo guardaron en un recipiente
sin tapa):
·
Según la opinión del (B)
Jasdé David, sí podrá ingerirlo
·
Mientras que, según el (A)
Perí Jadash, no le será permitido ingerirlo
A pesar de las diferencias
marcadas entre ambos Sabios, el autor del Jasdé David (B) concluyó sus palabras
con la misma frase que el Perí Jadash (A): “el que cuide su ser, ¡que
se le aleje de estas cosas!”.
Venenos letales
[ט] יש מאכלות שהן רעים ביותר עד מאוד, וראוי לאדם שלא לאוכלן
לעולם--כגון הדגים הגדולים המלוחים הישנים, והגבינה המלוחה הישנה, והכמהין
והפטריות, והבשר המליח הישן, ויין מגיתו, ותבשיל ששהה עד שנדף ריחו, וכל מאכל
שריחו רע או מר ביותר: הרי אלו לגוף, כמו סם המוות.
El RAMBA”M incluyó, en su
Libro Yad Jazaká (Deöt, 4:9), un breve segmento dedicado a las medicinas.
En medio de su redacción, declaró: “hay alimentos que son demasiado nocivas
en gran forma, y sería apropiado cuidarse de no comerlos nunca… Entre estos, se
encuentran los pescados que son grandes, salados y rancios (las 3
propiedades a la vez). Asimismo los quesos salados y vencidos no deben ser consumidos
bajo ningún concepto. Otro de la lista de los advertidos corresponde a los
Kemihim y Pitriot (2 tipos de hongos). El RAMBA”M siguió mencionando
más alimentos hasta que, al final, dijo: “…y todos estos son considerados
como venenos letales”.
Fisiopatología
El MALBI”M quien escribió
sobre el RAMBA”M, en su libro “Älé Bitrufá”, explicó justificando al Sabio Shemuel por
haber consumido hongos a sabiendas que es como un alimento venenoso, a lo
que respondió que Shemuel era un médico veterano y sabía la diferencia
entre las comidas dañinas y las que no lo son. Y, por consiguiente, podía
identificar el tipo y/o estado de los champiñones no venenosos, a
tal punto de disponerse él mismo a comérselo.
Explicó el MALBI”M que
aquellos hongos catalogados -por el RAMBA”M como venenosos- tienen
consecuencias fisiológicas negativas, entre las que se encuentra afecciones
circulatorias, respiratorias, y urológicas.
A pesar de haber entendido
igualmente que estos hongos, de por sí, son tan nocivos para la salud, aun así,
se desprende de lo dicho por el MALBI”M, que la prohibición no corresponderá
a todos los hongos sino a tipos de hongos venenosos…, por lo que, en su
conclusión indicó –entre líneas- que existen también aquellos hongos no venenosos
que no hacen tanto daño a la salud.
Cuando finalizó el MALBI”M sus
palabras, expresó que es apropiado para la persona que se rija
minuciosamente por la Ley, se precaverá y evitará comer cualquier tipo de
hongos.
Detección
química
En el Darké Teshubá (Simán
187:S.K. 4) dice que, en el Libro Ben Abraham, escrito por el Rab
Abraham Ben Abukara, se registra un método para detectar la venenosidad
de un hongo, y evaluar si es o no nocivo para la vida. Y dice que hay que colocar
el hongo a evaluar en una cuchara de plata. Y dice que si el color de la
cuchara se torna en un color sumamente oscuro (tendiendo al negro), es
señal de que el hongo es del tipo venenoso. De lo contrario, el
que lo coma estaría fuera de peligro.

Por su parte, el autor del Darké
Teshubá reaccionó diciendo que, en los países askenazíes, todos comen
champiñón, sin necesidad de utilizar cucharas o cualquier otro cubierto
necesariamente de plata, ni tampoco se hacía ningún chequeo. Y las
autoridades rabínicas no eran exigentes a la hora de tolerar su consumo. Y
dijo que, según su opinión, todo el problema de su venenosidad provenía de
la “picada” o inserción de la culebra en el interior del hongo; y, por
consiguiente, considerando que, en la “actualidad”, en los países indicados, no
se registraba la existencia de este tipo de culebra tan diminuta, la conclusión
es que no hay cabe la sospecha de que haya un hongo nocivo, y, por ello, se
toleró y acostumbró el consumo de todo champiñón cosechados y almacenados en
estas regiones.
Siendo así, se estaría en
presencia de vertientes que abren, aún más, el grado de permisión al consumo
del champiñón. Y, según el Darké Teshubá, sería un permiso sin
necesidad de evaluaciones, cuando se pueda certificar la ausencia
definitiva de culebras diminutas venenosas en la región donde se coseche,
almacena, distribuya y se consuma el hongo.
El Shulján Äruj
Pero, cabe recordar que la
opinión del Shulján Äruj es que, incluso que no se hallen en forma evidente, sí se
sospecha de la existencias de aquéllos diminutos animales venenosos, y la
prueba es que el Shulján Äruj prohibió el consumo de tres líquidos
que hayan pasado la noche sin cobertura, por la sospecha de que se
haya sumergido una diminuta culebra venenosa, y haya depositado su
veneno en el contenido de cualquiera de esos líquidos, aun sin condicionarlo a que se hallen estos diminutos animales (por ejemplo, incluso en zonas urbanas). Si así es la sospecha
del Shulján Äruj en ese tema, se desprende que así también deberá ser
sospechado en éste, por quienes sostengan que (A) los “hongos
prohibidos de comer” son los perforados por este mismo tipo de serpiente con
dimensiones idénticas, pues, según el Shulján Äruj sí existen, y no como
la opinión del Darké Teshubá.
Y, con más razón, para la
opinión (B) que sostiene que el hongo prohibido tenía esta condición
desde su crecimiento (y no por una serpiente), no habría forma de permitir a
través de afirmar que no hay serpientes en la región o que supervisó
efectivamente que el producto haya estado cubierto todo el tiempo antes de
comerlo. Y, al parecer, sólo una evaluación microscópica o experimental
certificada sería la salida a un permiso de los Sabios para su consumo.
Sucesos por
Hongos
El Perí Megadim (Y.D., Simán
84, Mishbetzot Zahab, S.K. 10) reportó tres sucesos letales que
ocurrieron con personas que comieron hongos.
Subterfugios
prácticos registrados
Por otro lado, el MAHARSH”AL
sí comía champiñones, y sólo evitaba comerlos cuando estaban secos.
En el Libro Shemirat Hanéfesh
(Ot 27) registra Hagahot (Notas al margen) de Rab Pinejás Epstein, y
allí está escrito que, en cuanto se cocina el hongo, si había algún veneno, se
neutraliza su efecto a causa de la cocción. El Rab Epstein admitió,
no obstante, que la dificultad en la aplicación de esta solución está
limitada a conocer el grado de cocción ideal para el éxito en dicha
neutralización…
Solución Alterna
Cuevas, túneles,
minas & bodegas
Quizá se pudiera alegar un
argumento más con respecto al consumo permitido de los champiñones…
En la actualidad, ha cambiado
notablemente el sistema obtención de los champiñones… Antiguamente
los hongos eran brotaban en forma silvestre, en forma espontánea e
indiscriminada, sobretodo en tipos de vegetación extremadamente húmeda (por
ejemplo, bosque), sin que el ser humano se ocupara de activar no controlar su
crecimiento… La producción del hongo se realiza generalmente en la parte baja
de los troncos o tallos de los árboles. Al día siguiente de un día lluvioso,
los campesinos iban y extraían los hongos brotados. El resultado era el hongo
del que habló el Talmud, el cual recaía la duda, al público, sobre si el hongo
es venenoso o no.
Hoy en día, los
procesos han cambiado, y el hombre se ha encargado incluso desde el inicio de
su crecimiento. Es tanto así, que la mayoría de los champiñones que se venden
en los supermercados, brotan y crecen en criaderos especialmente dirigidos para
esta actividad: cuevas, túneles, minas, bodegas y hasta invernaderos especiales.

Para el logro de este fin, se prepara
una masa putrefacta a base de germen de trigo u otro grano… El resultado se
obtiene por medio de fábricas instruidas en el tema, bajo un régimen salubre y
controlado. Este preparado se comercializa así como está… El campesino o
técnico instruido en el tema, lo fija en las diferentes filas del criadero,
proveyéndole de un ambiente vegetativo y humedad ideal. El brote inicial
adquiere una coloración blanquecina, como un capullo. Y, a partir de ese instante, se regeneran en forma
exponencial en el tiempo, hasta que quedan reproducidas una gran cantidad de
champiñones por cada punto de cultivo. Y, no menos importante será el detalle
de que se utiliza una germinación apropiada para plantas, que fungen -como
base para la reproducción y cultivo del champiñón- a nivel industrial, aunque
sin depender de clorofila ni fotosíntesis…
Por consiguiente, los
champiñones de hoy en día están supervisados en lo referente a sus componentes,
de sus factores climáticos, vegetativos, generativos, atmosféricos, y hasta
bacteriológico. De esta manera, la protección de la que carecía en los
hongos de la antigüedad se hace presente, y el hongo de la actualidad va
creciendo “sanamente” salvando grandes distancias con respecto al de la
antigüedad. ¡A lo mejor este champiñón se podría permitir! Y todo lo que se
dijo que dependía de que fuera una experto el que sabía si se trataba de un
hongo venenoso o no, no se aplica ahora, ya que, hoy en día, los champiñones
vienen siendo controlados desde germinación, y quizá ya cualquier persona pueda
comer de este alimento sin el desapruebo de la Toseftá.
Shehacol…
¿Por qué no
cambió su bendición?
Le preguntaron al Rab Kaniebsky,
basados en los cambios en los procesos de producción del hongo (pues ahora sí
son cultivados y no silvestres), sobre si antes de comer champiñones, hoy en
día, la bendición correspondiente deba ser Boré Perí Haadamá o si seguía siendo
Shehacol Nihyá Bidbaró como decía el Talmud.
En su libro Dérej Emuná
(Matanot La_Äniyim Pérek 2 Halajá 2), basado en los detalles aquí
expuestos, afirmó el Rab Kaniebsky que siguen siendo Shehacol ya
que, según los que le estaban inquiriendo, el cultivo de champiñones todavía
no era superior a los silvestres.
Pero, la realidad estadística es
que la gran mayoría, ya en estos tiempos, y quizá todos los champiñones se
reproducen a través de procedimiento vegetativos en criaderos especiales en
forma equivalente a todos los demás cultivos del mundo. Siendo así, bajo la
línea conceptual con la que respondió el Rab Kaniebsky la bendición, debería
ser Haadamá (pero, no dictaminó así cuando le preguntaron ya que no le
revelaron –en la pregunta que le hicieron- la estadística exacta de su fabricación).
Ver más adelante para aclaratoria sobre cuál es la definitiva bendición sobre
los champiñones comestibles.
¿Prohibido o permitido?
Y, para concluir el tema del
permiso para comerlos, los champiñones de hoy en día están supervisados controlados
de todos los puntos de vista…, incluyendo al factor salubridad. El hongo de la
actualidad salva una gran diferencia con respecto al de la época del Talmud. ¡Quizá
ya cualquier persona, hoy en día, pueda comer champiñón, sin el desapruebo de
la Toseftá! Y, con más razón, según la opinión que sostiene que, es por la
inserción de una diminuta culebra en los hongos que están a la intemperie, pues
básicamente no hay veneno para el momento del brote. Y, sólo habrá que
asegurarse –bajo este perfil- de mantener este producto bajo resguardo (bien
tapado).
Pero, si es así, ¿cómo poder
anular un decreto de los Sabios en el que se prohibió el consumo de los hongos?
La respuesta es que nunca hubo decreto alguno, y la prueba es que
Shemuel declaró que los comería, por lo que se dedujo que habían hongos que se
podían comer y hongos que no. La investigación, pues, se reduce a encontrar cuáles
son los hongos que se pueden y los que no, y eso es precisamente lo que
aquí se está haciendo.
Champiñón... ¿vegetal?
Volviendo al tema de la
bendición del champiñón, si bien se ha planteado la posibilidad de bendecir
Boré Perí Haadamá sobre este producto, basado en que el champiñón ha cambiado
su fórmula de crecimiento, de silvestre ha cultivado…, por otro lado, todavía se puede alegar que se
siga diciendo la Berajá de Shehacol
Nihyá Bidbaró, debido a que el champiñón no ha cambiado aun uno
de los aspectos no menos relevante de su crecimiento: el champiñón no crece
igual a la flora, no se compara ni a las plantas ni a las hierbas. No
crece a partir de una semilla, ni tampoco crece a través de fotosíntesis,
ni contiene clorofila, ni con otros aspectos que caracterizan al
grueso de la vegetación, sino únicamente tierra, base orgánica externa,
humedad y calor. Por consiguiente, su bendición sigue siendo Shehacol
Nihyá Bidbaró.

En resumen, a pesar de sí haber
cambiado el comienzo, la técnica exógena, lugar, clima, atmosfera, ambiente,
control de su crecimiento, ocasionando una mejora intensa en su salubridad
implicando esto en un permiso extenso para comerlos, no obstante, no cambió la
fórmula natural interna de crecimiento, lo que implica en que su bendición siga
siendo Shehacol.
Fisiología
Vegetal del Crecimiento
El Rab Abraham Hilel Goldberg,
es un Rabino dedicado a la investigación sobre elementos de la tierra que
insiden en la determinación halájica de las Mitzvot que tienen que ver la
agricultura. Y explicó que siempre fue igual el crecimiento interno
propiamente dicho (sin necesidad de luz, clorofila, ni de dióxido de carbono,
sino dependiendo únicamente de tierra, humedad, frío y calor), cambiando
únicamente el factor exógeno que únicamente incidirían en su aspecto, sabor
y salubridad, pero, no en su motor de reproducción y regeneración.
El Talmud Yerushalmi (Maäserot,
Pérek 1: Halajá 1) narró que, en una ocasión, Rabí Jiyá le preguntó a
Rabí Yojanán sobre cuál es el dictamen a seguir en lo referente a extraer el Maäser (Diezmo que se retira de los frutos que crecen en la Tierra de Yisrael) de los champiñones… A lo que le contestó con un versículo: “Äser Teäser
et Col Tebuat Zarëja”, refiriéndose a que, todo lo que se siembra y
crece, sea obligatorio sacarle el Maäser; pero, si no, no. Por consiguiente,
la característica de “no crecer por medio de una siembra o plantación” como
sí ocurriría con el resto de la vegetación, hace que no sea considerado como
un vegetal, grano ni como planta para el objetivo de Sacar el Maäser…
De la misma manera, se podrá entender que este factor sea definitivo a la
hora de dictaminar su Bendición, y no podrá recitarse ni siquiera Boré Perí
Haadamá (sino únicamente Shehacol Nihyá Bidbaró), por no funcionar su
crecimiento básico natural de la misma manera.
Conclusión
En la actualidad, los Hongos
o Champiñones que se consiguen en los expendios de alimentos, siempre y
cuando hayan crecido en criaderos o aposentos, bajo un cuidado especial controlado
(como es la mayoría de los casos), son permitidos de consumir.
La Bendición que
se ha recitar antes de ingerir un champiñón de estos, será Baruj Atá Ad_n_y Elohenu Mélej Haölam Shehacol Nihyá
Bidbaró