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En la Villa de Palazuelos, Sigüenza-Guadalajara, a escasos veinticinco metros de la Herrería se encuentra el MUSEO DEL HERRAJE, en una casa cuya antigüedad data del Año 1.856, según consta en la fachada de la misma y que se encuentra rubricada con la identificación del maestro albañil que ejecutó la construcción de la misma.
Esta vivienda rural, que sufrió las divisiones por herencia en sucesivas generaciones, y actualmente figura con el número dieciséis de la Calle San Roque. Desde que fue adquirida por los actuales propietarios y creadores del museo, Esperanza Monge y Anselmo del Olmo, en el año 1.979, ha sido necesario realizar diversas restauraciones tanto en su exterior como en el interior, debido a estar en avanzado estado de deterioro. En todo momento ha prevalecido el respeto hacia la construcción primitiva, manteniendo las originales puertas de acceso con todo su herraje, el solado del portal con baldosas de piedra, las vigas de madera en los techos, el yeso y la piedra vista en las paredes interiores.
En el llamado portal de la casa, se encuentra la exposición de piezas y útiles que el Artesano de la Villa realizaba ó bien utilizaba para su trabajo cotidiano. D. Primitivo Muñoz, fue el último herrero que ostentó la titularidad de la herrería. Procedía de la cercana localidad de El Atance, donde sus antepasados y familiares pertenecían ya al mismo gremio.
La herrería era, como es ahora el taller para los automóviles, el punto de paso obligado, en el que periódicamente se calzaba a los animales de carga y arrastre; para encargar o reparar la cerradura de la puerta, los clavos para ensamblar los muebles o vigas, etc.. En nuestro pueblo, la ubicación de la herrería, era privilegiada, situada en la Puerta de la Villa, orientación al Saliente, en un bello rincón al comienzo del Camino de Sigüenza.
Quizás por esa proximidad actual con la ya abandonada herrería. Quizás el recuerdo de oír tantas veces el “tintineo” del martillo sobre el yunque. Quizás el haber visto al Sr. Primitivo calzar las mulas, algunas de ellas con el arcial puesto y atadas las patas para evitar ser coceado. Quizás la desaparición del arte de herrero de nuestro pueblo, con sus trabajos personalizados, Quizás un poco de todo, me movió a rescatar de la herrumbre, escombreras y olvidados en los rincones de las casas, todo aquello que representa la historia de una profesión cargada de arte.
La muestra que se ofrece en este MUSEO DEL HERRAJE, ofrece dentro de lo reducido del espacio disponible, lo más representativo de nuestra Villa y su entorno. Una recopilación de piezas, útiles y herramientas con la que mostrar a las nuevas y futuras generaciones un arte que durante muchos años ha prestado grandes servicios en el campo de la construcción y el equipamiento.
En la herrería, las principales herramientas para desarrollar el herrero su trabajo son: la fragua con su fogón y fuelle soplador que permite activar el fuego para calentar los metales que después han de recibir distintas formas con el martillo en el yunque. El pujavante o cuchilla con mango que se utiliza para rebajar el casco de los animales y colocarles la herradura. La tenaza, el berbiquí, y como protección personal, el delantal de cuero de cabra y las gafas que protegen el cuerpo del calor y las chispas del fuego.
Así en esta exposición pueden verse herraduras de distintos tamaños con sus característicos clavos, que el artesano disponía en su taller y, posteriormente, según la calza del animal, los adaptaba in situ.
Cerraduras de tamaño apropiado a la puerta a cerrar, con su llave hueca o maciza, y el ojo que solo permite el paso de su llave. Bisagras, pasadores y cerrojo, también a juego con el tamaño de la puerta. Esta última pieza es usada principalmente en interiores, y consiste en una barrita de hierro en cuyo centro sale un mango que se desliza hacia el cerco de la puerta, impidiendo que las hojas móviles de las puertas y ventanas se abran.
Clavos en longitud y grosor al uso, que unían tablas, cuartones y vigas de madera, y cuando la ocasión lo requería, la cabeza visible tenía formas artísticas, como podemos apreciar en algunas puertas, sobre todo de exterior.
Todo el equipamiento de las viviendas con sus hermosas rejas en los ventanales e inmensas balconadas, escarpias, morillos, tenazas, tiradores, empegas y cepos.
El Llar, cadena que cuelga de la chimenea, tiene ganchos a distintas alturas donde se cuelgan recipientes con productos para calentar o cocer.
El arado de hierro, que pasó a sustituir al arado romano de madera, y que al resultar más pesado, le incorporaron ruedas para su traslado. Está formado a su vez por la reja o barrón que abre la tierra, orejeras que dan anchura al surco, cama – brocal – timón de donde tiran los animales y la esteba que sirve de guía.
Arnés para proteger los aperos y complementos para los carros de transporte, herramientas y útiles.
La romana, aparato de medida de peso, que el herrero debía calibrar con precisión, creando distintos modelos apropiados al uso que se destinan.
En útiles y herramientas, el herrero, además de dar la forma apropiada, templa el corte de la herramienta, haciéndolo pasar del rojo incandescente cuando lo tiene sometido al fuego de la fragua a un recipiente de agua fría.
Mi gratitud a todas aquellas personas que han aportado objetos al MUSEO DEL HERRAJE. La invitación a los mayores que a buen seguro les gustará, y a los más jóvenes para que conozcan un arte que ha prestado grandes servicios en el campo de la construcción y equipamiento.
ANSELMO DEL OLMO
NOTAS DEL PROPIETARIO DEL MUSEO
Diseño y mantengo esta página web sin ningún ánimo de lucro.
Asimismo, la visita a el Museo es totalmente gratuita.
Para visitar, llamar al teléfono 650 110 838 E-mail : museodelherraje@hotmail.com
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Enlace a Historia y Restauración:
ACCESO A LA REVISTA CUADERNOS DE ETNOLOGÍA DE GUADALAJARA
Números 47 – 48
Museo del Herraje, en pág 281
http://www.bipgu.com/wp-content/uploads/Cuadernos47_48_LR.pdf
Enlace a Cuadernos de Etnología Diputación de Guadalajara
http://bipgu.es/wp-content/uploads/Cuadernos_49_LR.pdf