Poema à Mãe No mais fundo de ti, eu sei que traí, mãe Tudo porque já não sou o retrato adormecido no fundo dos teus olhos. Tudo porque tu ignoras que há leitos onde o frio não se demora e noites rumorosas de águas matinais. Por isso, às vezes, as palavras que te digo são duras, mãe, e o nosso amor é infeliz. Tudo porque perdi as rosas brancas que apertava junto ao coração no retrato da moldura. Se soubesses como ainda amo as rosas, talvez não enchesses as horas de pesadelos. Mas tu esqueceste muita coisa; esqueceste que as minhas pernas cresceram, que todo o meu corpo cresceu, e até o meu coração ficou enorme, mãe! Olha — queres ouvir-me? — às vezes ainda sou o menino que adormeceu nos teus olhos; ainda aperto contra o coração rosas tão brancas como as que tens na moldura; ainda oiço a tua voz: Era uma vez uma princesa no meio de um laranjal... Mas — tu sabes — a noite é enorme, e todo o meu corpo cresceu. Eu saí da moldura, dei às aves os meus olhos a beber, Não me esqueci de nada, mãe. Guardo a tua voz dentro de mim. E deixo-te as rosas. Boa noite. Eu vou com as aves. Eugénio de Andrade, in "Os Amantes Sem Dinheiro" POEMA A LA MADRE Traducción: ©Índigo-2014 (nuria p. serrano) En lo más hondo de ti, sé que te traicioné, madre. Todo porque ya no soy el niño adormecido en el fondo de tus ojos. Todo porque tú ignoras que hay lechos donde el frío no se demora y noches rumorosas de aguas matinales. Por eso, a veces, las palabras que te digo son duras, madre, y nuestro amor es infeliz. Todo porque perdí las rosas blancas que apretaba junto al corazón en el retrato enmarcado. Si supieses que aún amo las rosas, tal vez no llenases las horas de pesadillas. Pero olvidaste muchas cosas; olvidaste que mis piernas crecieron, que todo mi cuerpo creció, que ¡hasta mi corazón se hizo enorme, madre! Mira – ¿quieres escucharme? – a veces aún soy el niño que se adormeció en tus ojos; aún aprieto contra el corazón rosas tan blancas como las que tienes enmarcadas; aún oigo tu voz: Érase una vez una princesa en medio de unos naranjos... Pero –sabes- la noche es enorme, y todo mi cuerpo creció. Salí del marco, di a beber mis ojos a las aves. No me olvidé de nada, madre. Guardo tu voz dentro de mí. Y te dejo las rosas. Buenas noches. Me voy con las aves. Adeus Já gastámos as palavras pela rua, meu amor, e o que nos ficou não chega para afastar o frio de quatro paredes. Gastámos tudo menos o silêncio. Gastámos os olhos com o sal das lágrimas, gastámos as mãos à força de as apertarmos, gastámos o relógio e as pedras das esquinas em esperas inúteis. Meto as mãos nas algibeiras e não encontro nada. Antigamente tínhamos tanto para dar um ao outro; era como se todas as coisas fossem minhas: quanto mais te dava mais tinha para te dar. Às vezes tu dizias: os teus olhos são peixes verdes. E eu acreditava. Acreditava, porque ao teu lado todas as coisas eram possíveis. Mas isso era no tempo dos segredos, era no tempo em que o teu corpo era um aquário, era no tempo em que os meus olhos eram realmente peixes verdes. Hoje são apenas os meus olhos. É pouco, mas é verdade, uns olhos como todos os outros. Já gastámos as palavras. Quando agora digo: meu amor, já se não passa absolutamente nada. E no entanto, antes das palavras gastas, tenho a certeza que todas as coisas estremeciam só de murmurar o teu nome no silêncio do meu coração. Não temos já nada para dar. Dentro de ti não há nada que me peça água. O passado é inútil como um trapo. E já te disse: as palavras estão gastas. Adeus. Eugénio de Andrade, in “Poesia e Prosa” "Adiós" Ya hemos gastado las palabras en la calle, amor mío, y lo que nos ha quedado no basta para alejar el frío de cuatro paredes. Lo hemos gastado todo salvo el silencio. Hemos gastado los ojos con la sal de las lágrimas, hemos gastado las manos a fuerza de apretárnoslas, hemos gastado el reloj y las piedras de las esquinas en esperas inútiles. Meto las manos en los bolsillos y no me encuentro nada. Antes teníamos tanto que darnos; era como si todo fuese mío: cuanto más te daba más tenía que darte. A veces decías: tus ojos son unos peces verdes y yo me lo creía. Me lo creía porque a tu lado todas las cosas eran posibles. Pero eso era en el tiempo de los secretos, era en el tiempo en que tu cuerpo era un acuario, era en el tiempo en que mis ojos eran realmente peces verdes. Hoy son sólo mis ojos. Es poco, pero es la verdad, unos ojos como los demás. Ya hemos gastado las palabras. Cuando ahora te digo amor mío, ya no pasa absolutamente nada. Y sin embargo, antes de gastarse las palabras, estoy seguro de que todo se estremecía sólo con murmurar tu nombre en el silencio de mi corazón. No tenemos ya nada para darnos. Dentro de ti no hay nada que me pida agua. El pasado es inútil como un trapo. Ya te lo he dicho: las palabras están gastadas. Adiós. Urgentemente É urgente o amor É urgente um barco no mar É urgente destruir certas palavras, ódio, solidão e crueldade, alguns lamentos, muitas espadas. É urgente inventar alegria, multiplicar os beijos, as searas, é urgente descobrir rosas e rios e manhãs claras. Cai o silêncio nos ombros e a luz impura, até doer. É urgente o amor, é urgente permanecer. “Urgentemente”Es urgente el amor Es urgente un barco en el mar. Es urgente destruir ciertas palabras odio, soledad y crueldad, algunos lamentos, muchas espadas. Es urgente inventar alegría, multiplicar los besos, los trigales, es urgente descubrir rosas y ríos y mañanas claras. El silencio cae en los hombros, y la luz impura hasta doler. Es urgente el amor, Es urgente permanecer. Traducción de Ángel Campos Pámpano Os Amigos Os amigos amei despido de ternura fatigada; uns iam, outros vinham, a nenhum perguntava porque partia, porque ficava; era pouco o que tinha, pouco o que dava, mas também só queria partilhar a sede de alegria — por mais amarga. Até Amanhã Sei agora como nasceu a alegria, como nasce o vento entre barcos de papel, como nasce a água ou o amor quando a juventude não é uma lágrima.
É primeiro só um rumor de espuma à roda do corpo que desperta, sílaba espessa, beijo acumulado, amanhecer de pássaros no sangue.
É subitamente um grito, um grito apertado nos dentes, galope de cavalos num horizonte onde o mar é diurno e sem palavras.
Falei de tudo quanto amei. De coisas que te dou para que tu as ames comigo: a juventude, o vento e as areias.
LA PASIÓN Levanto trabajosamente los ojos de la página; arden; arden ciegos de tanta nieve. Duele esta pasión por el silencio, por el susurro del silencio, por el ardor del silencio que sólo los dedos adivinan. Ciegos, también.
DE TORMENTAS Todavía sabemos cantar, sólo nos cambió la voz: somos ahora más lentos, más amargos, y un nuevo gesto es igual al que pasó. Un verso ya no es la maravilla, un cuerpo ya no es la plenitud.
NO, NO ENCUENTRO EL RETRATO No, no encuentro el retrato. Estabas de perfil, una luz de ceniza caía de tus brazos; de la casa próxima, el humo subía lentamente los últimos peldaños del otoño, un cachorro saltaba en la plaza, no tardaría en oscurecer. Estabas de perfil, en el regazo tu mano acompañaba la rosa que te di. Déjala estar y ser, la mano, rosa también.
EL LUGAR DE LA CASA Una casa que no fuese un arenal desierto, que ni casa fuese; sólo un lugar donde llegó la lumbre y en su entorno se sentó la alegría; y calentó las manos; y partió porque tenía un destino; cosa simple y poca, pero destino: crecer como árbol, resistir al viento, al duro invierno, y una mañana sentir los pasos de abril o, ¿quién sabe?, la floración de las ramas, que parecían secas y de nuevo se estremecen con el súbito canto de la alondra.
SORDO, SUBTERRÁNEO RÍO Sordo, subterráneo río de palabras corre lento por mi cuerpo todo; amor sin márgenes donde la luna rompe y nimba de luz el propio lodo.
Correr del tiempo o sólo rumor del frío donde se pierden el amor y la razón de amar --sordo, subterráneo, impiadoso río, ¿para dónde vas, sin yo poder quedar? Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile ISSN 0717-2869 Cinco poemas de El peso de la sombra (O peso da sombra) Trabajo con la frágil y amarga materia del aire y sé una canción para engañar la muerte – así errando voy camino de la mar. Trabalho com a frágil e amarga matéria do ar e sei uma canção para enganar a morte – assim errando vou a caminho do mar.
Como si aún fueran las hojas cantan los pájaros en el aire lavado de las tilas: algunas van cayendo en estas sílabas.
Como se fossem folhas ainda os pássaros cantam no ar lavado das tílias: algumas cintilações vão caíndo nestas sílabas. Qué joven es la mano en el papel o en la tierra. Joven y paciente: cuando escribe y cuando al sol se transforma en caricia.
Que jovem é a mão sobre o papel ou sobre a terra. Jovem e paciente: quando escreve e qundo ao sol se transforma em carícia.
Hacer de una palabra un barco es todo mi trabajo o de flor del lino el espejo donde la luz del rostro cae excesiva.
Fazer de uma palavra um barco é todo o meu trabalho ou da flor do linho o espelho onde a luz do rostro cai excessiva. Ahora las aves vuelven, en sus ramos altos son la materia más próxima a los ángeles –¿intentaré tocarlos, hacer de ellos el poema?
Agora as aves voltam, são nos ramos altos a matéria mais próxima dos anjos –ousarei eu tocar-lhes, fazer delas o poema? EL ARTE DE LOS VERSOS Toda ciencia está aquí, en el modo que tiene esta mujer, de los alrededores de Cantão, o de los campos de Alpedrinha, de regar cuatro o cinco bancales de coles: mano certera con el agua, intimidad con la tierra, empeño del corazón. Así se hace el poema. Es urgente el amor Es urgente un barco en el mar. Es urgente destruir ciertas palabras odio, soledad y crueldad, algunos lamentos, muchas espadas. Es urgente inventar alegría, multiplicar los besos, los trigales, es urgente descubrir rosas y ríos y mañanas claras. El silencio cae en los hombros, y la luz impura hasta doler. Es urgente el amor, Es urgente permanecer. “Um amigo é às vezes o deserto…” Um amigo é às vezes o deserto, outras a água. Desprende-te do ínfimo rumor de agosto; nem sempre um corpo é o lugar da furtiva luz despida, de carregados limoeiros de pássaros e o verão nos cabelos; é na escura folhagem do sono que brilha a pele molhada, a difícil floração da língua. O real é a palavra. Outono O outono vem vindo, chegam melancolias, cavam fundo no corpo, instalam-se nas fendas; às vezes por aí ficam com a chuva apodrecendo; ou então deixam marcas; as putas, difíceis de apagar, de tão negras, duras. AHORA LAS PALABRAS Me obedecen ahora mucho menos, las palabras. Rezongan por todo, no hacen caso de lo que les digo, no respetan mi edad. Probablemente se hartaron de las riendas, no me perdona la mano rigurosa, la indiferencia por el fuego de artificio. Me gustan, nunca he tenido otra pasión, y durante muchos años ellas también me quisieron: bailaban a mi alrededor cuando las encontraba. Con ellas hacía lumbre, soportaba mis días, pero ahora están ariscas, se me escapan de entre los dedos, se burlan si intento retenerlas. ¿O será que ya sólo busco las más encabritadas? La sal de la lengua, 1995. Traducción de Ángel Campos. AGORA AS PALAVRAS Obedecem-me agora muito menos, as palavras. A propósito de nada resmungam, não fazem caso do que lhes digo, não respeitam a minha idade. Provavelmente fartaram-se da rédea, não me perdoam a mão rigorosa, a indiferença pelo fogo-de-artifício. Eu gosto delas, nunca tive outra paixão, e elas durante muitos anos também gostaram de mim: dançavam à minha roda quando as encontrava. Com elas fazia o lume, sustentava os meus dias, mas agora estão ariscas, escapam-se por entre as mãos, arreganham os dentes se tento retê-las. Ou será que já só procuro as mais encabritadas? O sal da lengua, 1995. Com essa nuvem Para que estrela estás crescendo, filho, para que estrela matutina? Diz-me, diz-me ao ouvido, se é tempo ainda, eu e essa nuvem, essa nuvem alta, de irmos contigo. Con esa nube ¿Para qué estrella estás creciendo, hijo, para qué estrella matutina? Me dice, me dice al oído, si hay tiempo aún, yo y esa nube, esa nube alta, de irnos contigo. CHUVA DE MARÇO A chuva detrás dos vidros, a chuva de março, acesa até aos lábios, dança. Mas a maravilha não é a primavera chegar assim como se não fora nada, a maravilha são os versos de Williams sobre a rasteira e amarela flor da mostarda. LLUVIA DE MARZO La lluvia detrás de los cristales, la lluvia de marzo, encendida hasta los labios, danza. Pero la maravilla no es que la primavera llegue así como si nada, la maravilla son los versos de Williams sobre la rastrera y amarilla flor de mostaza. As Palavras Interditas Os navios existem, e existe o teu rosto encostado ao rosto dos navios. Sem nenhum destino flutuam nas cidades, partem no vento, regressam nos rios.
Na areia branca, onde o tempo começa, uma criança passa de costas para o mar. Anoitece. Não há dúvida, anoitece. É preciso partir, é preciso ficar.
Os hospitais cobrem-se de cinza. Ondas de sombra quebram nas esquinas. Amo-te... E entram pela janela as primeiras luzes das colinas.
As palavras que te envio são interditas até, meu amor, pelo halo das searas; se alguma regressasse, nem já reconhecia o teu nome nas suas curvas claras.
Dói-me esta água, este ar que se respira, dói-me esta solidão de pedra escura, estas mãos nocturnas onde aperto os meus dias quebrados na cintura.
E a noite cresce apaixonadamente. Nas suas margens nuas, desoladas, cada homem tem apenas para dar um horizonte de cidades bombardeadas.
LAS PALABRAS PROHIBIDAS Los barcos existen y existe tu rostro Apoyado en el rostro de los barcos. Sin ningún destino flotan por las ciudades, Parten por el viento, regresan por los ríos.
En la arena blanca, donde comienza el tiempo, Un niño pasa de espaldas al mar. Anochece. No hay duda, anochece. Es necesario partir, es necesario quedarse.
Los hospitales se cubren de ceniza. Olas de sombra se rompen en las esquinas. Te amo…Y entra por la ventana La primera luz de las colinas.
Las palabras que te envío están prohibidas, Mi amor, hasta por el halo de las mieses; Si alguna regresara, ya ni reconocería Tu nombre en mis curvas claras.
Me duele este agua, este aire que se respira, Me duele esta soledad de piedra oscura, Y estas manos nocturnas donde estrecho Mis días quebrados por la cintura.
Y la noche crece apasionadamente. En sus márgenes desnudos, desolados, Cada hombre sólo tiene para dar Un horizonte de ciudades bombardeadas. Visto en un espejo por Heriberto Desocio Retrato Ardente Entre os teus lábios é que a loucura acode desce à garganta, invade a água. No teu peito é que o pólen do fogo se junta à nascente, alastra na sombra. Nos teus flancos é que a fonte começa a ser rio de abelhas, rumor de tigre. Da cintura aos joelhos é que a areia queima, o sol é secreto, cego o silêncio. Deita-te comigo. Ilumina meus vidros. Entre lábios e lábios toda a música é minha. RETRATO ARDIENTE Es entre tus labios cuando la locura acude, baja a la garganta invade el agua. Es en tu pecho donde el polen del fuego se junta a la fuente, se derrama en la sombra. Es en tus costados donde la fuente empieza a ser río de abejas, rumor de tigre. De la cintura a las rodillas la arena quema el sol es secreto, ciego el silencio. Acuéstate conmigo. Ilumina mis cristales. Entre labios y labios toda la música es mía. A ARTE DOS VERSOS Toda a ciência está aquí, na maneira como esta mulher dos arredores de Cantão, ou dos campos de Alpedrinha, rega quatro ou cinco leiras de couves: mão certeira como a água, intimidade com a terra, empenho do coração. Assim se faz o poema. Rente ao dezir, 1992. CONSEJO Sé paciente; espera que la palabra madure y se desprenda como un fruto al pasar el viento que la merezca. Los amantes sin dinero, 1950. Traducción de Ángel Campos. CONSELHO Sê paciente; espera que a palavra amadureça e se desprenda como um fruto ao passar o vento que a mereça. Os amantes sem dinheiro, 1950. TRES O CUATRO SÍLABAS En este país donde se muere de corazón incompleto dejaré tan sólo tres o cuatro sílabas de cal viva junto al agua. Es lo único que me queda y el bosque inocente de tu pecho mi desvariado y dulce y frágil pájaro de las arenas borradas. Qué extraño oficio el mío buscar a ras de tierra una hoja entre el polvo y el sueño húmeda aún del primer sol. Víspera del agua, 1973. Traducción de Ángel Campos. TRÊS OU QUATRO SÍLABAS Neste país onde se morre de coração inacabado deixarei apenas três ou quatro sílabas de cal viva junto à água. É só o que me resta e o bosque inocente do teu peito meu tresloucado e doce e frágil pássaro das areias apagadas. Que estranho ofício o meu procurar rente ao chão uma folha entre a poeira e o sono húmida ainda do primeiro sol. Véspera da água, 1973. LA SÍLABA Toda la mañana he buscado una sílaba. Es poca cosa, es cierto: una vocal, una consonante, casi nada. Pero me hace falta. Sólo yo sé la falta que me hace. Por eso la buscaba con obstinación. Sólo ella me podía defender del frío de enero, de la aridez del verano. Una sílaba. Una única sílaba. La salvación. Oficio de paciencia, 1994. Traducción de Ángel Campos. A SÍLABA Toda a manhã procurei uma sílaba. É pouca coisa, é certo: uma vogal, uma consoante, quase nada. Mas faz-me falta. Só eu sei a falta que me faz. Por isso a procurava com obstinação. Só ela me podia defender do frio de janeiro, da estiagem do verão. Uma sílaba. Uma única sílaba. A salvação. Ofício de paciencia, 1994. Nocturno a Duas Vozes — Que posso eu fazer senão beber-te os olhos enquanto a noite não cessa de crescer? — Repara como sou jovem, como nada em mim encontrou o seu cume, como nenhuma ave poisou ainda nos meus ramos, e amo-te, bosque, mar, constelação. — Não tenhas medo: nenhum rumor, mesmo o do teu coração, anunciará a morte; a morte vem sempre doutra maneira, alheia aos longos, brancos corredores da madrugada. — Não é de medo que tremem os meus lábios, tremo por um fruto de lume e solidão que é todo o oiro dos teus olhos, toda a luz que meus dedos têm para colher na noite. — Vê como brilha a estrela da manhã, como a terra é só um cheiro de eucaliptos, e um rumor de água vem no vento. — Tu és a água, a terra, o vento, a estrela da manhã és tu ainda. — Cala-te, as palavras doem. Como dói um barco, como dói um pássaro ferido no limiar do dia. Amo-te. Amo-te para que subas comigo à mais alta torre, para que tudo em ti seja verão, dunas e mar. Labirinto ou Alguns Lugares de Amor O outono por assim dizer pois era verão forrado de agulhas a cal rumorosa do sol dos cardos sem outras mãos que lentas barcas vai-se aproximando a água a nudez do vidro a luz a prumo dos mastros os prados matinais os pés verdes quase o brilho das magnólias apertado nos dentes uma espécie de tumulto as unhas tão fatigadas dos dedos o bosque abre-se beijo a beijo e é branco Litania O teu rosto inclinado pelo vento; a feroz brancura dos teus dentes; as mãos, de certo modo, irresponsáveis, e contudo sombrias, e contudo transparentes; o triunfo cruel das tuas pernas, colunas em repouso se anoitece; o peito raso, claro, feito de água; a boca sossegada onde apetece navegar ou cantar, ou simplesmente ser a cor dum fruto, o peso duma flor; as palavras mordendo a solidão, atravessadas de alegria e de terror, são a grande razão, a única razão. Letanía Tu rostro inclinado por el viento; la feroz blancura de tus dientes; las manos, de cierto modo, irresponsables, y con todo sombrías, con todo transparentes; el triunfo cruel de tus piernas, columnas en reposo si anochece; el pecho raso, claro, hecho de agua; la boca sosegada donde apetece navegar o cantar, o simplemente ser el color de un fruto, el peso de una flor; las palabras mordiendo la soledad, atravesadas de alegría y de terror; son la mayor razón, la única razón. Pequena Elegia de Setembro Não sei como vieste, mas deve haver um caminho para regressar da morte. Estás sentada no jardim, as mãos no regaço cheias de doçura, os olhos pousados nas últimas rosas dos grandes e calmos dias de setembro. Que música escutas tão atentamente que não dás por mim? Que bosque, ou rio, ou mar? Ou é dentro de ti que tudo canta ainda? Queria falar contigo, Dizer-te apenas que estou aqui, mas tenho medo, medo que toda a música cesse e tu não possas mais olhar as rosas. Medo de quebrar o fio com que teces os dias sem memória. Com que palavras ou beijos ou lágrimas se acordam os mortos sem os ferir, sem os trazer a esta espuma negra onde corpos e corpos se repetem, parcimoniosamente, no meio de sombras? Deixa-te estar assim, ó cheia de doçura, sentada, olhando as rosas, e tão alheia que nem dás por mim. No sé cómo has venido, pero debe haber un camino para regresar de la muerte. Estás sentada en el jardín, las manos en el regazo llenas de dulzura, con los ojos posados en las últimas rosas de los dias serenos y largos de Septiembre. ¿Qué música escuchas atentamente que no me me haces caso? ¿Qué bosque o río o mar? ¿O es que es dentro de ti en donde todo canta todavía? Querría hablar contigo, decirte solamente que aqui estoy, pero que tengo miedo, miedo de que la música termine y tú no puedas más mirar las rosas. Miedo a romper el hilo con que tejes los días sin memoria Con que palabras o besos o lagrimas recordamos a los muertos sin herirlos sin traerlos a esta espuma negra donde los cuerpos y cuerpos se repiten, parsimoniosamente, en medio de las sombras? Dejate estar así, o llena de dulzura, sentada, mirando las rosas, y tan ajena que ni reparas en mi Último Poema É Natal, nunca estive tão só. Nem sequer neva como nos versos do Pessoa ou nos bosques da Nova Inglaterra. Deixo os olhos correr entre o fulgor dos cravos e os dióspiros ardendo na sombra. Quem assim tem o verão dentro de casa não devia queixar-se de estar só, não devia. Juventude Sim, eu conheço, eu amo ainda esse rumor abrindo, luz molhada, rosa branca. Não, não é solidão, nem frio, nem boca aprisionada. Não é pedra nem espessura. É juventude. Juventude ou claridade. É um azul puríssimo, propagado, isento de peso e crueldade. FRUTOS Pêssegos, peras, laranjas, morangos, cerejas, figos maçãs, melão, melancia, ó música de meus sentidos, pura delícia da língua; deixa-me agora falar do fruto que me fascina, pelo sabor, pela cor, pelo aroma das sílabas: tangerina, tangerina. FRUTOS
Higos, fresas, manzanas, melones, melocotones, cerezas, peras, sandías, naranjas, oh música de mis sentidos, pura delicia de la lengua; déjame ahora hablar de la fruta que me fascina, por el sabor, por el color, por el aroma de sus sílabas: mandarina, mandarina. Pequena Elegia Chamada Domingo O domingo era uma coisa pequena. Uma coisa tão pequena que cabia inteirinha nos teus olhos. Nas tuas mãos estavam os montes e os rios e as nuvens. Mas as rosas, as rosas estavam na tua boca. Hoje os montes e os rios e as nuvens não vêm nas tuas mãos. (Se ao menos elas viessem sem montes e sem nuvens e sem rios...) O domingo está apenas nos meus olhos e é grande. Os montes estão distantes e ocultam os rios e as nuvens e as rosas. Que Diremos Ainda? Vê como de súbito o céu se fecha sobre dunas e barcos, e cada um de nós se volta e fixa os olhos um no outro, e como deles devagar escorre a última luz sobre as areias. Que diremos ainda? Serão palavras, isto que aflora aos lábios? Palavras?, este rumor tão leve que ouvimos o dia desprender-se? Palavras, ou luz ainda? Palavras, não. Quem as sabia? Foi apenas lembrança doutra luz. Nem luz seria, apenas outro olhar. Ahora vivo más cerca del sol… Ahora vivo más cerca del sol, los amigos no saben el camino: es bueno ser así de nadie en las altas ramas, hermano del canto exento de algún ave de paso, reflejo de un reflejo, contemporáneo de cualquier mirada desprevenida, solamente este ir y venir con las mareas, ardor hecho de olvido, polvo dulce a la flor de la espuma, eso apenas. Versión de Aníbal Núñez A pequena pátria A pequena pátria; a do pão; a da água; a da ternura, tanta vez envergonhada; a de nenhum orgulho nem humildade; a que não cercava de muros o jardim nem roubava aos olhos o desajeitado voo das cegonhas; a do cheiro quente e acidulado da urina dos cavalos; a dos amieiros à sombra onde aprendi que o sexo se compartilhava; a pequena pátria da alma e do estrume suculento morno mole; a da flor múltipla e tão amada do girassol. VIAJE Iremos juntos separados, las palabras mordidas una a una, taciturnas, centelleantes —oh mi amor, constelación de bruma, hombro de mis brazos vacilantes. Olvidados, recordados, repetidos en la boca de los amantes que se besan en lo alto de los navíos; deshechos ambos, ambos enteros, en el rastro de los peces luminosos, ahogados en la voz de los marinos. Aos jacarandás de Lisboa São eles que anunciam o verão. Não sei doutra glória, doutro paraíso: à sua entrada os jacarandás estão em flor, um de cada lado. E um sorriso, tranquila morada, à minha espera. O espaço a toda a roda multiplica os seus espelhos, abre varandas para o mar. É como nos sonhos mais pueris: posso voar quase rente às nuvens altas — irmão dos pássaros —, perder-me no ar. Em Lisboa com Cesário Verde Nesta cidade, onde agora me sinto mais estrangeiro do que um gato persa; nesta Lisboa, onde mansos e lisos os dias passam a ver gaivotas, e a cor dos jacarandás floridos se mistura à do Tejo, em flor também; só o Cesário vem ao meu encontro, me faz companhia, quando de rua em rua procuro um rumor distante de passos ou aves, nem eu já sei bem. Só ele ajusta a luz feliz dos seus versos aos olhos ardidos que são os meus agora; só ele traz a sombra de um verão muito antigo, com corvetas lentas ainda no rio, e a música, sumo do sol a escorrer da boca, ó minha infância, meu jardim fechado, ó meu poeta, talvez fosse contigo que aprendi a pesar sílaba a sílaba cada palavra, essas que tu levaste quase sempre, como poucos mais, à suprema perfeição da língua. O sal da terra Eram o sal da terra, as abelhas, no ar leve e verde das tílias. Iam e vinham ligeiras como se a fadiga lhes fosse alheia: algumas regressavam à colina onde tecem a seda da sombra; outras caem a prumo, embriagadas com a violenta fragância das tímidas flores quase apagadas. Basta estar atento à luz oblíqua para descobrir como a perfeição é completa deste lado do mundo. Mas só eu agora de olhos fechados sigo o seu rumor. |