19/10/2010
Pocas veces el silencio evidenció tantos sentimientos. Ocurrió ayer, junto a la playa de Queiruga, sobre una explanada deportiva al aire libre. Con el consentimiento de las dos familias de los fallecidos, Juan Torres y Beni Torres. Entendieron que el dolor, aunque suyo por derecho biológico, también era compartido por parientes, vecinos, amigos y representantes políticos, que llenaron esta gran superficie para decir adiós más con el corazón que con las palabras.
Fueron cerca de dos mil las personas que quisieron estar allí y expresar que ellas también sienten lo ocurrido, y que el mar, fuente de progreso para la ría que baña el litoral en el que viven, a veces también juega estas malas pasadas.
La ceremonia duró más de una hora y la oficiaron cuatro sacerdotes de la comarca. Con la llegada de los coches fúnebres, el silencio se hizo aún más rotundo. Diez de los amigos de los jóvenes pusieron a los pies, tanto del improvisado altar como de sus padres y hermanos, los ataúdes con una foto de cada uno de ellos encima.
Aplauso espontáneo
Hubo momentos de gran angustia, en donde resultó difícil contener las emociones. Un ejemplo fue la lectura de una oración por parte de los familiares más próximos, algo que provocó un aplauso general y espontáneo de todos los presentes.
Al concluir, los restos mortales de Benigno Torres fueron trasladados por los mismos amigos hasta el cercano cementerio de Queiruga. Mientras, los de su primo Juan Torres, en el mismo coche en el que llegaron, fueron transportados hasta el camposanto de la vecina parroquia sonense de San Pedro de Muro.
perfiles | juan torres, benigno torres?y josé manuel pérez
Localidad:ribeira/la voz.Fecha de publicación: 18/10/2010
La amistad y la afición por la pesca deportiva unían a los tres vecinos de Porto do Son que el sábado, como tantas otras tardes, salieron al mar enfundados en sus trajes de neopreno. Dos de ellos, Juan y Beni Torres, eran primos hermanos, pero, por encima de ello, eran amigos desde la infancia. Incluso cursaron juntos sus estudios, pues eran de la misma quinta. Ambos nacieron y se criaron entre marineros. Al igual que José Manuel Pérez, propietario del café bar Ébora, eran muy conocidos en la localidad.
El nombre de Juan Torres Parada es quizás el que más suena, tanto en Porto do Son como en los municipios limítrofes. Este joven compartía su afición por la pesca deportiva con su pasión por las dos ruedas. Empezó en el mundo del ciclismo con solo 15 años y ostentaba dos campeonatos de Galicia, el de mountain bike y el de street bike . Incluso llegó a participar en varias competiciones a nivel nacional. Juan había convertido esta afición por el ciclismo en su medio de vida, puesto que regentaba una tienda de bicicletas, Cicloson, a la entrada de la localidad sonense. Entre los vecinos era también muy conocido por ser el hermano de la concejala del Partido Popular Asunción Torres.
De su pandilla era Beni Torres González, un chaval de Queiruga que, aunque últimamente pasaba tiempo fuera del municipio por cuestiones laborales, seguía acudiendo cada fin de semana a sus citas con la pesca deportiva y con el fútbol, pues formaba parte de la plantilla de jugadores del Queiruga.
Benigno era, de los tres, el que más contacto había tenido con el mar, pues durante varias temporadas trabajó en el barco de su padre. En los últimos meses se había dedicado a la construcción.
El que menos relación tenía con el mar era José Manuel Pérez, un profesional de la hostelería. Su nombre saltó a los titulares de los medios de comunicación locales en mayo del 2006, cuando se encadenó a las puertas de su establecimiento, el café bar Ébora, para exigir al Concello que le permitiera abrir el local, que había sido clausurado a raíz de una denuncia. En aquella época, incluso se organizó en el pueblo una recogida de firmas para apoyar al empresario.
La gran saga Torres de Porto do Son ya había quedado marcada por un trágico naufragio en 1986, cuando el barco Volverán volcó en la zona de Corrubedo. Fallecieron cinco tripulantes de la misma familia, todos ellos residentes en Queiruga, localidad de la que era Beni. Se da la circunstancia de que los dos Torres fallecidos ayer eran parientes de aquellos marineros que nunca volvieron.
Protección civil rastrea la zona del siniestro. / iñaki abella
A. TOURIÑO | PORTO DO SON El mar volvió a ser cruel con Porto do Son (A Coruña) al ser escenario de la trágica muerte de Juan Torres Parada y Benigno Torres González, primos carnales, de 26 años, tras caerse de la planeadora León I en la que habían salido a bucear en la tarde del sábado en compañía de su amigo José Manuel Pérez Míguez, de 35 años, único superviviente del trágico naufragio.
Los tres amigos habían salido sobre las cinco de la tarde desde el muelle de Queirugas, una parroquia a cinco kilómetros de Porto do Son, para practicar buceo en apnea, una actividad que desarrollaban habitualmente los fines de semana.
Todo parece indicar que un fallo mecánico, quizás la rotura del acelerador, provocó que la embarcación, tipo planeadora de unos seis metros de eslora, "girase sobre sí misma a toda velocidad" y arrojase a los tres tripulantes al agua, explican en Protección Civil tras oír a los marineros de la localidad.
Los dos primos se encontraban en la popa por lo que tras caerse al mar fueron alcanzados de lleno por la hélice del barco, que les causó la muerte instantánea al abrirles enormes heridas en cabeza y extremidades.
Mientras, José Manuel Pérez Míguez pudo salvarse al viajar en la proa y, por tanto, lejos del motor de la embarcación.
Aunque se desconoce el momento exacto del accidente, se estima que fue al anochecer. A eso de las nueve y media de la noche los familiares empezaron a preocuparse por la tardanza de los tres e incluso salieron en su busca y dieron aviso al 112.
El operativo comenzó a trabajar de inmediato. Al lugar llegaron dos helicópteros Helimer Galicia y el Pesca 1 así como la embarcación Salvamar Regulus, equipos de guardacostas y una decena de pesqueros de la cofradía.
A eso de las tres y media de la mañana, una de las lanchas, la Praia de Beiras, con cuatro tripulantes amigos de las víctimas, los localizaron a algo más de una milla de la costa. José Manuel Pérez todavía mantenía fuerzas para gritar a pesar de que arrastraba los cuerpos de sus amigos para evitar que los engullese las entrañas del mar. Consiguió así que llegaran a tierra.
Los dos primos Torres eran expertos marineros. Llevaban años practicando el buceo e incluso uno de ellos estaba federado. Sus padres, tíos y abuelos vivían del mar y por eso también cuentan con familiares que sufrieron tragedias similares.
El alcalde de la localidad, Xoán Pastor recuerda que la familia Torres "al igual que un primo mío" murieron también trágicamente en el naufragio del Volverán. Aquel accidente se cobró la vida de cinco pescadores de la misma familia de Porto do Son en marzo de 1986.
Pero el lugar donde se produjo el siniestro de ayer también engulló a otros pescadores, entre ellos el peruano Walter Quezada, hace tres años. Y un poco más allá, en las rocas desde las que se respira Corrubedo fue donde el célebre Ramón Sampedro sufrió el accidente en el que quedó parapléjico.
El lugar se divisa desde la hermosa playa de la desembocadura de Río Sieira, donde ayer por la tarde los efectivos de Protección Civil de Porto do Son continuaban rastreando la zona para tratar de localizar algún resto de la embarcación siniestrada.
Mientras tanto, en Porto do Son, donde viven muchos de los familiares y amigos de los dos jóvenes fallecidos, se respiraba un ambiente de luto, respeto y silencio. En el pueblo, las calles estaban casi desiertas mientras las banderas ondeaban a media asta en el Ayuntamiento.
Cientos de personas, se arremolinaron a partir de las cinco y media de la tarde, en torno al tanatorio de Xarás (Ribeira) donde el dolor y la consternación eran patentes pues se trata de una familia muy conocida y apreciada en este municipio de la comarca barbanzana.
La hermana de Juan Torres Parada, Asunción, es concejal del Partido Popular en Porto do Son y él era propietario de una tienda de bicicletas de la localidad. "Era un joven muy alegre y cordial", explica una vecina de la tienda.
Su primo Benigno era sobre todo un hombre de mar. Vivía de la pesca y el buceo, no sólo era una afición sino casi una actividad profesional y, de hecho, pertenecía al Club Náutico de Porto do Son.
Del aprecio que les tenía el pueblo quedó constancia en el propio muelle de Queirugas "invadido de madrugada por decenas de personas" que se habían acercado al lugar al tener conocimiento de los hechos. Las escenas de dolor fueron tan intensas que muchos familiares tuvieron que recibir asistencia en el propio lugar.
Familiares de las víctimas del 'Volverán'
COINCIDENCIA Los dos fallecidos eran familiares de los marineros del pesquero Volverán, con base en Porto do Son, que naufragó en marzo de 1986 debido a un fuerte temporal. Cinco miembros de la misma familia murieron en el siniestro ocurrido a sólo dos millas de la costa cuando estaban a punto de regresar a tierra. Ahora la fatalidad quiso que otros dos jóvenes, también de la misma familia, perecieran en el mar.
El único superviviente ya fue dado de alta
TRASLADO José Manuel Pérez Míguez, el único superviviente de la tragedia, fue trasladado en uno de los helicópteros que participó en el rescate al hospital Meixoeiro de Vigo con síntomas de hipotermia en los pies y contusiones. A media tarde ya fue dado de alta y regresó a su domicilio. No obstante, se encuentra muy afectado por lo ocurrido y tardará en recuperarse anímicamente, según comentaba su compañera.
Juan José Pego
FAMILIAR DE LOS FALLECIDOS
"Los dos eran muy buena gente y muy aficionados a hacer deporte"
Joaquín Queiruga
PRESIDENTE DE LA U.D. QUEIRUGA
"Benigno jugaba con nosotros en el equipo de fútbol. Son dos grandes pérdidas"
David Caamaño
VECINO DE LOS FALLECIDOS
"Eran dos buenos chavales muy queridos por todos y unos grandes deportistas "
María Dolores Pérez
PROPIETARIA DE CONFITERÍA
"Juan era cliente mío y era un chaval muy alegre. No me puedo creer lo que le pasó"
José Manuel Caamaño
COMPAÑERO DE BENIGNO
"Estoy apesadumbrado por la noticia. Jugaba con Benigno al fútbol en el Queiruga"
José Sampedro
Vicepresidente de LA U.D. QUEIRUGA
"Estoy consternado. Se trata de una pérdida irreparable de dos buenos chavales"
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El superviviente fue atendido en el Xeral de Vigo y trasladado por enfermedad . Sucesos
A.TOURIÑO - PORTO DO SON El mar volvió a ser cruel con Porto do Son (A Coruña) al ser escenario de la trágica muerte de Juan Torres Parada y Benigno Torres González, primos carnales de 26 años, al caerse de la planeadora León I en la que salieron a bucear el sábado por la tarde en compañía de su amigo José Manuel Pérez Míguez, de 35 años, único superviviente del trágico naufragio. Este hombre permaneció varias horas en el mar junto a los cuerpos de sus compañeros fallecidos hasta que sus gritos fueron escuchados por los ocupantes de una de las embarcaciones que salieron en su busca, pudiendo ser rescatado ya avanzada la madrugada.
Los tres amigos habían salido sobre las cinco de la tarde desde el muelle de Queirugas, una parroquia a cinco kilómetros de Porto do Son, para practicar buceo en apnea, una actividad que desarrollaban habitualmente los fines de semana. Todo parece indicar que un fallo mecánico, quizás la rotura del acelerador, provocó que la embarcación, tipo planeadora de unos seis metros de eslora, "girase sobre sí misma a toda velocidad" y arrojase con fuerza a los tres tripulantes al agua, explican en Protección Civil tras escuchar a los marineros de la localidad.
Los dos primos se encontraban en la popa por lo que fueron alcanzados de lleno por la hélice del barco, lo que les causó la muerte instantánea al abrirles enormes brechas en cabeza y extremidades. José Manuel Pérez Míguez pudo salvarse al viajar en la proa y, por tanto, lejos del motor de la planeadora.
Aunque se desconoce el momento exacto del accidente, se estima que fue al anochecer. En torno a las nueve y media de la noche los familiares empezaron a preocuparse por la tardanza e incluso salieron en su busca y dieron aviso al 112. El operativo comenzó a trabajar de inmediato. A media noche llegaron dos helicópteros, el Helimar Galicia y el Pesca 1, así como la embarcación Salvamar Regulos, equipos de guardacostas y una decena de pesqueros de la cofradía. No fue hasta las tres y media de la mañana, cuando una de las lanchas, la Praia de Beiras, con cuatro tripulantes amigos de las víctimas, los localizaron a algo más de una milla de la costa. José Manuel Pérez, el superviviente, todavía mantenía fuerzas para gritar a pesar de que arrastraba los cuerpos de sus amigos para evitar que los engullese el mar.
Los dos primos Torres eran expertos marineros. Llevaban años practicando el buceo e incluso uno de ellos estaba federado. Sus padres, tíos y abuelos vivían del mar y por eso también cuentan con familiares que sufrieron tragedias similares. El alcalde de la localidad, Xoán Pastor, recuerda que "al igual que un primo mío", miembros de los Torres fallecieron trágicamente en el naufragio del Volverán. Aquel accidente se cobró la vida de cinco pescadores de la misma familia de Porto do Son en marzo de 1986.
Pero el lugar del siniestro de ayer también engulló a otros pescadores, como el peruano Walter Quezada, hace tres años. Y más lejos, en las rocas desde las que se respira Corrubedo, fue donde el "célebre" Ramón Sampedro sufrió el accidente en el que quedó parapléjico.
La trágica zona se divisa en su inmensidad desde la hermosa playa de la desembocadura de Río Sieira, donde ayer por la tarde los efectivos de Protección Civil de Porto do Son continuaban rastreando para tratar de localizar algún resto de la embarcación siniestrada.
Luto
Mientras tanto, en Porto do Son, donde viven muchos de los familiares y amigos de los dos fallecidos, se respiraba un ambiente de luto y silencio. En el pueblo, las calles estaban casi desiertas mientras las banderas ondeaban a media asta en el Ayuntamiento. Todo el pueblo, cientos de personas, se arremolinaron a partir de las cinco y media de la tarde en torno al tanatorio de Xarás (Ribeira), donde el dolor y la consternación eran patentes pues se trata de una familia muy conocida y apreciada en este municipio barbanzano.
De hecho, la hermana de Juan Torres Parada, Asunción, es concejal del PP en Porto do Son y él era propietario de una tienda de bicicletas de la localidad. "Era un joven muy alegre y cordial", explica una vecina de un bar de la misma calle. Su primo Benigno era un hombre de mar. Vivía de la pesca y el buceo no sólo era una afición sino casi una actividad profesional y, de hecho, pertenecía al Club Naútico de Porto do Son. Benigno y Juan siempre habían disfrutado juntos del mar todos los fines de semana que podían. Era su pasión, la llevaban en la sangre de varias generaciones.
A.T. - PORTO DO SON Las escenas de dolor fueron las protagonistas desde antes de las cuatro de la madrugada en el muelle de Queirugas, donde cientos de personas se arremolinaron a la espera de noticias de los primos Torres y de su compañero y amigo José Manuel Pérez.
"Unas quinientas personas llenaban la explanada, entre familiares, amigos, pescadores y conocidos", describió el jefe de Protección Civil, Lorenzo Tomé. El pequeño puerto pesquero enseguida fue escenario de dramáticas escenas, ya que varias mujeres tuvieron que ser atendida por los equipos de las tres ambulancias que se trasladaron hasta el lugar para atender las esperadas crisis. En el lugar había varios familiares directos muy afectados por el drama y también se desplomó la prometida de Benigno, incapaz de encajar el duro golpe que acababan de comunicarle.
El resto de la jornada continuó en la misma tónica, tanto en Santiago, donde se les practicó la autopsia a los fallecidos, como luego en el tanatorio de Ribeira, donde cientos de amigos acudieron a tributarles ese último homenaje.
Todos ellos recuerdan que era una noche muy fría de otoño, en la que arreció un fuerte y congelador viento del norte. En el mar, sólo una leve marejadilla ponía de manifiesto que esa noche se produjo una desgracia que nadie olvidará ya en Porto do Son y que sumió al pueblo en el dolor.
E. OCAMPO - VIGO El estado de José Manuel Pérez Míguez, de 35 años y único superviviente del trágico suceso en la ría de Noia que costó la vida a dos submarinistas, no reviste gravedad aunque sufre un fuerte "shock" psicológico. El vecino de Porto do Son, aunque natural de Ribeira y propietario de un bar, fue trasladado a Vigo por el helicóptero Helimer 211 tras culminar el rescate marítimo.
Una ambulancia medicalizada con base en Mos lo recogía a las 3.53 horas de la madrugada del domingo en el aeropuerto de Peinador con síntomas de hipotermia y lo trasladaba al hospital Xeral, a donde llegaría a las 04.34 horas.
"Estaba consciente, pero tenía un shock muy grande porque él mismo, abrazándose a los cuerpos de sus amigos, los mantuvo cerca. Por eso se pudieron localizar a los tres". Así describió el alcalde de Porto do Son, Xoán Pastor, el estado del superviviente, que se mantuvo pendiente de los cuerpos sin vida de sus compañeros hasta ser rescatado con vida por los equipos de salvamento.
Había pasado en el agua al menos cuatro horas desde el accidente. Fuentes del Hospital Xeral confirman que ingresó, aunque fue trasladado luego debido al agravamiento de una enfermedad que sufría previamente y que pudo empeorar a causa del accidente.
A última hora de la tarde, el Servicio Galego de Saúde (Sergas) confirmó su traslado a otro centro hospitalario. Era el mayor de los ocupantes de la planeadora siniestrada y pudo salvarse, según Protección Civil, porque iba en la proa.
José Manuel Pérez reconoce que solo hubiese aguantado dos horas más con vida por la temperatura del agua.
Javier Romero NOIA/LA VOZ. 19/10/2010
Quiso acompañarlos hasta el final. Compartir su dolor con las familias de los que eran y serán para siempre sus amigos. José Manuel Pérez, el superviviente del naufragio ocurrido a última hora de la tarde del sábado en la ría de Muros-Noia, aguantó el tipo cargando durante todo el día con los recuerdos de la tragedia mientras recorría la villa sonense desde la mañana. No rehusó dar explicaciones a sus vecinos, tanto a la entrada como a la salida del centro de salud de Porto do Son, que visitó junto al hospital de Barbanza para que le hiciesen diferentes pruebas médicas.
Aclaró que el sábado, cuando ocurrió el naufragio, ya estaban regresando, y no dudó en afirmar que «sobreviví gracias a que sus cuerpos flotaban. A que llevaban los trajes de neopreno y ya se habían quitado los cinturones de plomo, por eso permanecían en la superficie, algo que aproveché subiéndome como podía a ellos para no hundirme. Así que fueron ellos los que me salvaron a mí», concluyó.
Lo explica con gran lucidez. A pesar del cansancio y el efecto de los medicamentos que el cuerpo le ha exigido desde que fue rescatado por la embarcación Playa de Seiras, sobre las tres de la madrugada del domingo. Fueron ocho horas de agonía que hoy solo él puede recordar: «Serían sobre las ocho de la tarde del sábado, cuando ya estábamos regresando. La embarcación la conducía, como siempre, Juan y nosotros ya teníamos todo recogido en el interior de la planeadora. Veníamos bromeando sobre lo que cada uno había capturado y fue entonces cuando notamos que algo se rompió, incluso a uno de los dos le dio tiempo a reaccionar y a decir que se trataba del sistema de dirección de la lancha».
Giros de 360 grados
El superviviente de este accidente, ocurrido en la zona costera de Seráns, recordó que fue «a partir de ese momento cuando la lancha comenzó a hacer giros de 360 grados y todos nos fuimos al mar. Beni fue el primero en morir al pasarle la planeadora por la cabeza y luego el fueraborda. Lo de Juan fue después. Estaba sentado en la popa y al caerse entró en contacto con la hélice, que le hizo perder un brazo».
José Manuel Pérez es consciente de la suerte que ha tenido, ya que tal y como aseguró «solo me quedaban dos horas de vida. No hubiese aguantado más tiempo en el agua con aquella temperatura. Empezaba a tener náuseas, y por eso cuando oí el ruido del helicóptero solo grité para que me salvaran».