Entrevista de Jean-Luc Guionnet a Diego Chamy

Jean Luc Guionnet estaba preparando un libro con entrevistas a personas que tocan (o hayan tocado, en mi caso) música improvisada. Tuvimos un primer encuentro en Berlín en Junio de 2009, y luego me mandó algunas preguntas más por email, que son las que están en este documento.

JLG - ¿Cómo conectas tu trabajo actual con la improvisación como práctica / técnica?

DC - En mi trabajo actual la improvisación puede estar presente de forma discursiva (porque puedo hablar sobre ella abiertamente durante una performance) o como práctica (porque puedo trabajar con músicos que durante las performances improvisan). Pero últimamente yo mismo improviso muy poco. Lo hago sólo cuando necesito resolver una situación específica en la cual la improvisación pueda ser de alguna ayuda, pero hoy en día para mí la improvisación es sólo un recurso entre muchos otros. Si necesito improvisar, entonces es siempre algo muy local y definido y tendrá un propósito claro dentro de la pieza; no es algo muy relacionado con lo que se llama "improvisación libre". Pero en cualquier caso, es verdad que la improvisación libre dejó una marca fuerte en mí porque es algo que hice durante muchos años. Recientemente fui acusado de ser demasiado dependiente de la escena de música improvisada para llevar adelante mis piezas. Pero pienso que cuando uno produce algo tiene que apoyarse en sus propias experiencias y en su propia vida; y la música improvisada fue una gran parte de mi vida, entonces no veo ningún problema en usarla o incluso en necesitarla, si logro hacer algo interesante con ella. Cuando escucho a alguien diciendo que soy muy dependiente de la música improvisada siento que lo que esta persona está realmente tratando de hacer no es criticarme sino empujarme ligeramente fuera de la escena. Probablemente tarde o temprano me iré por mí mismo, así que no veo la necesidad de que se me empuje.

JLG - La pregunta sobre el poder / fuerza / ser más fuerte qué... es algo que permanece en lo que dices: ¿lo conectas con lo que pasa en una improvisación "colectiva"?

DC - La fuerza y las relaciones de poder están en todos lados, y una improvisación colectiva no es una excepción. Uno puede ver todo tipo de relaciones de poder en una improvisación colectiva. El problema es que, entre los improvisadores, estas relaciones son mayormente vistas como negativas. Muchos músicos creen que su música alcanza un balance de fuerzas cuando tocan juntos; pero este balance es imposible de alcanzar: las relaciones de fuerza son desequilibradas por naturaleza. Además, los intentos de alcanzar un balance son siempre una afronta directa a la música: si hubiese balance, la música no tendría ninguna vida y no habría ninguna razón para empezar a tocar. De hecho uno es lanzado a tocar por este desequilibrio o desbalance y debería intentar afirmarlo y hacerlo incluso más desigual.

Cuando hablo de relaciones de fuerza en una improvisación colectiva no estoy hablando de una lucha entre músicos. Al contrario, una vez que hay lucha, las fuerzas más fuertes ya están perdidas. Esto es importante de mencionar porque hay mucha confusión en la materia. Una vez alguien me dijo, después de una improvisación, que yo estaba siendo demasiado dominante. ¿Cómo puede alguien ser "demasiado" dominante? ¡Uno nunca lo es demasiado! El mecanismo música improvisada está siempre haciendo una defensa de los débiles, pero de hecho son los más fuertes los que deberían ser defendidos de los más débiles.

Muy poco se ha dicho sobre cómo procede el poder en la música improvisada.

JLG - ¿Aprendiste a hacer performances por haber sido previamente un improvisador?

DC - No sé si "aprendí a hacer performances" y no creo tener ningún interés en aprenderlo. Pero en cualquier caso, no creo que ser un improvisador me haya ayudado mucho. Al contrario, sólo empecé a pensar seriamente en hacer performances y acciones en el momento en que dejé de pensar en improvisar (para mí la música improvisada fue - y todavía lo es - como un agujero negro del cual es difícil salir).

Algunas personas me dicen que es fácil para mí hacer lo que hago en la escena de música improvisada, pero que en la escena de la performance-art mi trabajo no sería considerado relevante, o sería considerado viejo. La cuestión es que, al contrario de la opinión general, no veo la performance-art como una disciplina. Por eso no me interesa entrar en esa escena. Lo hago de vez en cuando, pero para mí hacer una performance es hacer que pase algo - no importa en dónde; y la escena de la performance-art es uno de los lugares en donde menos cosas pueden pasar: fue creada para dar un límite predefinido a acciones que se estaban saliendo de control. Entonces, si aceptas ser puesto dentro de ese límite, ya les estás privando su propia potencia a tus acciones, porque dentro de ese límite ya no hay razón para que pase algo. Es como condenar tus acciones de antemano. Además esto también significa aceptar tus acciones como parte de una disciplina definida. Y no pienso lo que hago como parte de una disciplina. No tengo interés en producir performances. No tengo interés en tener éxito como un performer profesional o en destacarme entre performers, sino en encontrar un lugar en donde pueda producir acciones que no estén completamente bajo control. No le tengo ningún respeto especial a la escena de la performance-art. Difícilmente recuerdo performances que me hayan resultado interesantes.

JLG - ¿Fue/es la improvisación una meta o una técnica?

DC - Definitivamente la improvisación no fue una meta. La meta para mí era hacer buena música y causar algunos efectos en el mundo con ella. Ahora ni siquiera me importa si lo hago con música o qué - mi intención es causar algunos efectos en el mundo no importa con qué medios. Pero la improvisación tampoco es una técnica. Una técnica es algo que uno debería ser capaz de aprender, al menos en cierto grado. La improvisación libre es algo demasiado vago y general para ser aprendido como técnica. Es sólo una forma de hacer música entre muchas otras - y eventualmente un fetiche.

JLG - ¿Cómo el hecho de ser de Argentina influencia e informa tu trabajo?

DC - En el pasado siempre intenté esconder cualquier aspecto en mi trabajo que pudiese estar relacionado con Argentina. Esto pasó por diferentes razones: primero, porque el típico personaje o estereotipo argentino me parece repugnante; segundo, porque sentía que la música tenía que venir de otro lugar: una especie de exterioridad que no tiene nada que ver con el lugar del cual uno proviene; y tercero, porque en Argentina siempre me sentí como un extranjero: aunque viví en Buenos Aires toda mi vida hasta los 30 años, nunca me acostumbré a cómo funcionan las cosas allá. Así que tenía buenas razones para rechazar cualquier aspecto argentino en mi trabajo. Como sea, hoy en día estoy más abierto a ello. Últimamente tiendo a pensar que uno tiene que trabajar empezando por sus propias experiencias (algo muy simple pero que rechacé en el pasado), y esa es la razón por la cual desde hace un par de años estoy recuperando algunas características Argentinas. Todavía siento rechazo por todas ellas, pero ya no las rechazo.

Los argentinos son frecuentemente retratados como personas egocéntricas, fanfarrones, individualistas, egoístas, arrogantes, demasiado orgullosos, hipócritas, mentirosos, snobs, ridículos, afectados y narcisistas (todo esto por razones muy bien establecidas, debo decir). Entonces últimamente estoy de algún modo tomando algunas de estas características como materiales, tonos neutrales e impersonales de los que puedo hacer uso legítimamente en una performance porque me son muy familiares. Lo gracioso es que, debido a que estas características son lo opuesto a las ideas que la improvisación, como práctica, supuestamente promueve (colaboración, humildad, altruismo, etc.), mucha gente en la escena lo toma a mal porque no pueden diferenciar mi persona de los materiales con los que trabajo. En esta escena no hay separación entre lo que haces en el escenario y lo que eres fuera de él: muchos músicos sienten que su música es una expresión de lo que son, etc. En mi caso, siento mi trabajo como algo muy separado de mi propia vida. Es como otra vida de mi vida, un lugar en el cual no puedo reconocerme. Puedo trabajar con materiales por los cuales estuve rodeado toda mi vida; y espero estar haciéndolo de un modo tal que estos traigan efectos positivos. Pero no me confundo a mí mismo con mi trabajo (lo que no significa que no lo defienda o que haga una separación trabajo/vida). Sólo uso de mi trabajo. Hago un llamado al pragmatismo en el arte. Y la improvisación libre es uno de los puntos más lejanos al pragmatismo que puedes conseguir. A veces puede ser útil para pensar ciertas cosas, pero la mayor parte de las veces es básicamente inútil.

Pienso que ser de un país del tercer mundo como Argentina también me da una especie de intranquilidad interior, aunque curiosamente, soy una persona muy calma la mayor parte del tiempo.