Nuevas y viejas jóvenes formas

Fecha de publicación: Mar 07, 2023 02:18:31 PM

Desde hace unos 50 años las nuevas generaciones de jóvenes somos viejas.Yo ya no soy joven, tengo 48. Fui joven en ese período. Y fui viejo. No pedí nada nuevo ni pensé nada nuevo de forma organizada con mis pares. No afecté ningún interés.

Solo pequeños cambios en la formas, en la manera de vestirse y hablar, en la música escuchada, y un poco en la libertad para coger y para relacionarse entre sexos y géneros.

Veo a los jóvenes de ahora y están en la misma. Cambios en esas cuestiones: interesante desnaturalización de la falta de libertades de las mujeres y de la discrminación que padecen las personas no binarias. Interesante, necesario y vital para muchas personas. Pero ningún pedido masivo de cambio al fondo del sistema. Y ninguna idea nueva de cómo cambiarlo. 

Los residuales jóvenes de izquierda riegan mecánicamente ideas marxistas o anarquistas de hace 100 años sin una reformulación creativa, vigorosa, nueva y revolucionaria.

Por lo tanto, vivimos en el mundo de la rebeldía de las formas. En el marketing masivo de la rebeldía de las formas, cuya expresión más potente la tiene la música.

Pero del fondo, del fondo nada. Ninguna nueva forma rara plantea ningún cambio para el fondo. Por lo tanto, no son peligrosas y el sistema las chupa, las hiper publica y consigue así desperdiciar las jóvenes ganas de ser diferentes en cosas que no cambian nada, pero que son un buen negocio.

Jóvenes viejos.

Cambiar el fondo requiere otros esfuerzos: pensar, formarse, conocer de dónde viene la humanidad, las inmensamente variadas alternativas de su historia, y pensar (a partir de allí y en el contexto de la sociedad actual, sus tecnologías y su conocimiento científico) cuáles son las cosas que funcionan mal, qué cosas son injustas e insustentables, que nuevas categorías hay que crear para interpretar al mundo de hoy y el futuro imaginable, para finalmente proponer nuevas formas de organizarse, de repartir bienes, de administrar territorios y ciudadanías. Nuevas maneras de desear, de vincularse con el entorno, de producir riqueza y de consumir. Y nuevas formas de organizar la toma de decisiones de las sociedades y de la humanidad toda, porque cada vez más hay problemas globales que requieren decisiones y acciones globales. 

Nada de todo esto está en los jóvenes viejos de formas nuevas que suman millones de reproducciones en Spotify. Y tampoco en sus millones de escuchas. Tampoco le voy a pedir a la música que asuma ese desafío. No tendría sentido, nunca lo hizo. El problema es que percibo que la rebeldía del momento no parece canalizarse por muchos otros lugares que no sean ese tipo de expresiones y pertenencias.

Me encantaría sentirme un viejo horrorizado porque los jóvenes están diciendo que el estado-nación no sirve más (y que el mundial de fútbol por lo tanto es una gansada), que se sienten multi ciudadanos ya no solo de un país, que hay que aprender a administrar el decrecimiento económico, que la democracia es un método caduco para resolver la toma de decisiones sociales y en cambio la pragmacracia (palabra que no existe, que acabo de inventar para llenarla de sentido) es mucho más adecuada para los desafíos del presente y del futuro.

Pero nada. Solo pretenden que me horrorice porque una persona se cambió el género una, dos o tres veces. O porque menganito tiene 400 agujeros, 300 tatuajes, 20 implantes, 5 penes, 4 vaginas, 2 anos y ojos amarillos.

Me parece perfecto que cualquier persona que quiera hacer todo eso lo haga. Reconozco el valor de esta creciente nueva libertad. En el sentido de que el nivel de rechazo social para quienes toman esas decisiones está decayendo. Es valioso, positivo. Pero sinceramente, no veo ninguna idea nueva que sea masiva entre los jóvenes de hoy.

No veo ninguna corriente masiva y peligrosa de jóvenes revolucionarios como había hace 150 o 100 años. Ninguna comunidad masiva que plantee otro vínculo con la naturaleza y el consumo de bienes y servicios, como en su momento fueron los hippies asociados a la música rock.

Evidentemente, no me encuentro viejo por el rechazo a lo que yo considero que de verdad sería nuevo. Pero sí aparezco viejo por el rechazo a lo que percibo de lo actual y por una cierta idea de que todo tiempo pasado fue mejor. Esta expresión de vejez de todas formas no me aflige.

La que sí me afligiría (y por lo tanto sería positiva) es si efectivamente está habiendo cosas nuevas sustanciosas y masivas que yo simplemente no consigo ver con mis categorías e ideas viejas. Sería la constatación de que estoy viejo. De que estoy más conectado al pasado que al presente y al futuro. Y aunque no me gusta, pienso que ojalá me esté sucediendo. Ojalá solo sea un choto viejo ciego. Sería un poco triste, pero si alguien me lo hiciera notar, podría al menos abrir los ojos, enriquecer mi nivel de percepción y rejuvenecer mi cabeza.