1998 - Sobre la esencia de la técnica y la técnica contemporánea

Ideas de Martin Heidegger.

Sobre estas cuestiones hay muchísimos conceptos, mutuamente relacionados. Espero poder ordenarlos un poco, aunque seguramente se repetirán mucho.

La técnica no es igual a la esencia de la técnica. Alcanzar la esencia de algo es ver su relación con el ser, haberlo visto como manifestación del ser o como modo de develar, sacar el velo del ser. En cuanto el ser es histórico, la esencia también lo es, lo cual no implica que no perdure. Se accede a la esencia a través de las indicaciones que nos proporciona el lenguaje.

La concepción instrumental de la técnica, que la define como un medio para un fin y como un hacer del hombre, es correcta, pero no alcanza lo esencial, entonces no es plenamente verdadera. La esencia de la técnica no es algo técnico. La esencia de la técnica no es nada humano (entonces no es ningún instrumento hecho y manejado a su antojo por el hombre) sino que es una manera de destinarse el ser al hombre y a la vez un modo de develar lo que hay.

El Ser es la dimensión histórica del hombre, su destino, que en la actualidad se destina al hombre en la figura de la técnica moderna. A partir de esta destinación, el hombre desvela lo que hay de una manera técnica y por lo tanto está en la verdad (ya que desvela) pero también en la no-verdad (ya que sólo desvela lo que hay como "reservas", mide y calcula, excluyendo otras maneras de desocultar y ni siquiera viendo que él mismo es sólo un modo del desocultar; es en este sentido que al mismo tiempo que desvela, también vela, encubre, oscurece, es una no-verdad, constituye un peligro).

La esencia de la técnica oculta la dimensión de lo humano al presentarlo como "animal de trabajo", cuando él es, sobre todo, el que custodia la esencia de la verdad. Allí reside el peligro. En la esencia de la técnica y no en la técnica misma. Y es tan peligrosa, porque el actual proyecto de Occidente, que adquiere un carácter planetario, está condicionado por ella. El hombre moderno se ha puesto en camino hacia el dominio de todo lo que hay, impone sus condiciones a lo real -caos- domina, aplasta, explota, tritura, transforma, acumula, distribuye; en suma, produce, fabrica el mundo. Hay una situación peligrosa sobre la humanidad toda.

Es propio del pensar representativo (científico-técnico), que pone a la naturaleza como almacén de reservas de materias primas, necesarias para la producción continua e ilimitada, ponerse a sí mismo como el único pensar. Con ello se ciega y cierra el pensar que lo ha hecho posible y también todo otro pensamiento posible. El pensar que no mide, que no calcula técnicamente es echado a un lado y hostilizado. El pensar científico-técnico interpreta la Naturaleza obligándola a mostrarse en su carácter energético.

El desvelamiento dominante en la técnica moderna es un provocar (diferente del pro-ducir de la Tecnh) que pone a la naturaleza en la exigencia de liberar energías, que pueden ser explotadas y acumuladas. ¿Qué se descubre? Las energías ocultas de la naturaleza. ¿Qué se hace con ellas? Se transforman, se acumulan, se reparten, se consumen. El desocultar técnico desvela todo como constante, existencias, stocks, reservas, y sólo como eso[1]. El Paraná es un proveedor de energía hidráulica. La Antártida y el Ártico son reservorios de aguas dulces y de rica vida marina. Todo ente toma lugar en el horizonte de la utilidad, de lo que es necesario apoderarse, como exclusivamente disponible para el consumo, y por lo tanto cada ente deviene reemplazable en un juego en el que todo puede tomar el lugar de todo. Existe un cambio continuo, en el que lo nuevo deja sitio en cada momento a algo más nuevo todavía. Se ve allí uno de los rasgos de la desaparición de lo tradicional, de lo que se transmite de generación en generación. La permanencia no es ya la constancia de lo transmitido, sino lo siempre nuevo del cambio permanente, que es producido por la técnica moderna. Pero hay más, el hombre mismo pasa a ser comprendido y tratado como "recurso humano", como constante. De todas maneras, el hombre no llega a ser jamás un mero constante, en tanto es él el que impulsa la técnica, en cuanto un modo del desocultar.

En tanto la esencia de la técnica no es nada humano, es una manifestación del ser, no es algo que esté en la mano del hombre y por lo tanto este no puede manejarla. Ninguna organización exclusivamente humana está en condiciones de apoderarse del mando de esta época. La esencia de la técnica además de hacer posible grandes ventajas para el hombre, conlleva o es este peligro. Pero sin embargo, en tanto el ser se da en el hombre, éste puede y debe cooperar en el advenimiento de un nuevo destino , en el que se supere el peligro. Aquí aparece lo salvador, que hace equívoca a la esencia de la técnica, en tanto conviven en ella el peligro y la salvación. Con el crecimiento del peligro técnico, crece también lo salvador. El destino técnico tiene una doble faz.

[1]Ese modo del desocultar Heidegger lo llama lo dis-puesto, cuya primera manifestación apareció en la física moderna. Lo dis-puesto es una manera de des-tinar al hombre para que desoculte lo real en el modo del establecer como constante, reservas, stocks. La esencia de la técnica lleva al hombre a un destino de desocultar como constante y este es su peligro, pero también dentro de ella está lo salvador, que permite que el hombre se entregue a la esencia de lo desvelado y a su desvelamiento, que lo llevaría hacia la libertad.