1998 - Sobre el reloj y el tecnologismo

Ideas de Lewis Mumford y Héctor Schmucler.

El reloj es para Lewis Mumford el gran aprestador cultural de la revolución industrial porque permite pautar regularmente la actividad de los "recursos humanos" ayudando de esta manera al desarrollo de la producción capitalista, que necesita de regularidad y estandarización en la producción. Claro que en la actualidad no sólo pauta nuestra conducta en cuanto a nuestra dimensión "fuerza de trabajo" sino que lo hace a casi todo nivel.

Pero en los comienzos del capitalismo -y hasta hace no más de 150 años-, el reloj no se encontraba en las muñecas de los hombres, sino que principalmente se hallaba en la fábrica, desde donde sonaba su sirena para marcar las pautas de conducta exigidas por la producción capitalista. Simultáneamente el reloj también fue -y lo sigue siendo- fundamental para un sistema bien articulado de transporte. 

Hoy, creo, se puede decir cabalmente que "el reloj es un medio para la sincronización de las acciones de los hombres", al menos de los hombres que pertenecen al mundo occidental, cristiano, y hoy, democrático. Nos levantamos a una hora, nos acostamos a otra, nos encontramos con amigos a otra, nos casamos a otra, nacemos a una hora, comemos a determinada hora, etc., etc. La medición del tiempo sirvió también para el racionamiento del tiempo y por lo tanto para el "ahorro del tiempo" y el aumento de la eficiencia en la producción.

Tecnologismo.

El tecnologismo es para Schmucler una ideología totalitaria que impone un proyecto técnico como mandato indiscutible. Ese proyecto técnico pronostica un destino humano que se realiza a través de la técnica y un destino de la técnica que se expresa en su instrumentalidad para dominar el mundo.

Esto sugiere plantear un futuro que será más de lo mismo, más del presente, más de la técnica. Es el fin de la historia, el tiempo se detiene, "el futuro es hoy" y no hay posibilidad de decir no al presente. No se nos plantea la posibilidad de decir tan sólo "no".