1998 - Sobre el derroche en los intercambios humanos

Ideas de Georges Bataille.

Bataille postula que los intercambios humanos fundamentales se sostienen en el derroche -gasto improductivo- y no en la actividad productivista. 

Al contrario de la posición básica de la economía que parte del presupuesto de la escasez, Bataille considera que sobre la tierra existe un sobrante de energía que debe ser liquidado una y otra vez para que la vida continúe su existencia. Por lo tanto, entiende a la vida como destrucción más que como construcción. Tanto la naturaleza como el hombre queman ese sobrante de energía, pero lo hacen de manera diferente, de ahí su distinción -la naturaleza quema energía mediante, por ejemplo, desastres geológicos; el hombre, mediante el lujo, el erotismo, los excesos, el gasto improductivo.

En el plano humano, toda sociedad produciría más de lo que necesita para subsistir y el uso que haga de ese excedente determinará su historia y su desarrollo. Para él, la forma mas común de invertir el excedente es el desarrollo económico o demográfico, pero si una sociedad no puede invertir ese excedente en desarrollar el sistema de energía que ella es, deberá gastar ese excedente como gasto improductivo, como pérdida. Según comenta Vargas Losa en su interpretación de Bataille, el protestantismo como revolución moral y la revolución industrial subsiguiente hicieron que ese excedente de energía propio de toda sociedad se invirtiera en su mayoría en el desarrollo, y no en el gasto improductivo -como en la edad media o en el potlatch-, dando lugar así a los que se conoce como el sistema económico capitalista, basado en la conservación, reinversión y multiplicación.

Ahora bien, si esto se hubiese mantenido tal cual hasta el momento en que Bataille escribió su estudio sobre la noción del gasto -1933-, la afirmación de que los intercambios humanos fundamentales se sostienen en el derroche parecería un tanto contradictoria. Veo yo en esta afirmación, el signo de una época, la de los años 30, en la que posteriormente a la crisis del 29 se empezaría a revalorizar al consumo como motor de la economía y que derivaría en el famoso libro de John Maynard Keynes Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936) y que también tendría un relativo correlato práctico en los planes de Roosevelt en los EE.UU. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el consumismo sería factor clave para el desarrollo económico.

Volviendo a Bataille, él dirá que en la economía mercantil, una persona gastará de manera improductiva en la medida en que la estabilidad de su fortuna personal esté asegurada, porque el rango social se adquiere con la fortuna, pero a la vez será necesario el gasto improductivo para tornar a esa fortuna pública -que vean el poder de perder que tengo-, y de esta manera lograr nobleza, honor, gloria, diferenciación -más allá de que teóricamente se proclame la igualdad-. Ahora bien, este gasto improductivo -que realiza la burguesía poderosa- no es social, sino que se gasta al interior de la propia clase burguesa, que es pudorosa, y por lo tanto, ya no existe -como en el pasado- la contrapartida espectacular que los ricos devolvían a los miserables. De todos modos, el gasto improductivo tiene como objetivo lograr la gloria mediante la diferenciación de las clases entre nobles e innobles. De aquí Bataille afirma que la lucha de clases es la forma más grande de gasto social.

En todo esto creo yo que hay una cierta contradicción: Bataille afirma que la burguesía es pudorosa en el gasto improductivo, "disimulando sus gastos a los ojos de otras clases", pero si esto sucediera, no lograría la diferenciación de clase, no obtendría la gloria ansiada y el gasto improductivo carecería de sentido. Creo aquí ver una marca de la época en la escribió, de transición hacia el consumismo, en la que quizás todo esto estaba un poco confuso. Yo agregaría que la burguesía sigue gastando para sí, pero que ha perdido su pudor y se ha entregado públicamente a la obscenidad de su consumismo.