Heredé unas tierras, ¿y ahora qué?

Pablo Ramírez es un joven empresario de la provincia de Entre Ríos. Hace ya muchos años se dedica a producir envases plásticos para distintos tipos de alimentos. Junto a su socio Eduardo han logrado sostener su fábrica atravesando los difíciles tiempos que desembocaron en la crisis del 2001. Pertenecen al grupo de los “sobrevivientes”, suele decir Pablo, con cierto orgullo y bastante pesar...

Hace unas semanas, Pablo recibió una noticia que lo tiene muy inquieto: su tío abuelo, fallecido hace dos meses, le dejó en herencia tierras en la provincia de Salta. Los papeles dicen que son unas 250 hectáreas ubicadas en el departamento de Orán. Lamentablemente parece que las tierras están sin trabajar desde hace años…. solo unos pocos animales pastan allí. Antiguamente su tío había ocupado la tierra criando vacas cuyos cueros y carne luego se vendían en toda la región, incluso en Bolivia.

Ahora en la zona se producen cítricos pero en los últimos años parece que la soja ha ido creciendo. Gracias a su trabajo, Pablo dispone de cierto capital que podría poner a disposición de un nuevo emprendimiento. ¿Valdrá la pena poner en producción las tierras o será mejor venderlas? Y si se decide por la producción: ¿a qué dedicarlas? ¿Será necesario cambiar de rubro o diversificar la producción? ¿Y la soja?