Sobre la amistad

Daniel Rodríguez

Julio 23 de 2021


La amistad es algo simple pero complicado cuando se la trata de explicar sin anteponer toda aquella superchería que no es amistad, por ello se aclara que la amistad debe ser desinteresada. Pues la amistad está tan presente en el simple acto de acompañar con un íntimo propósito que se puede develar a lo largo del transcurrir, si no lo fuera, es importante en todo caso saber valorar la amistad.

Amistad no es posesión, y con ello se debe tener mucho cuidado, a las amistades se las cuida, en la medida de las posibilidades se evoluciona desde la reciprocidad, la solidaridad hasta la fraternidad, pero disponer de ellas como si fueran fichas de ajedrez para oscuros intereses, queda claro que eso ya no es amistad.

La amistad irrumpe a veces en fracciones de segundos para quedarse para siempre, siendo así que uno encuentra amigos que no volvió a ver de mucho tiempo, pero con el mismo afecto y sintonía que los sucesos históricos y la cotidianeidad transitoria no lograron alterar.

La amistad dispone diferentes intensidades, que van de suave a explosiva, debe guardarse del exceso y las fugas llamadas “malas amistades”, pero también debe guardarse del olvido, es por ello que las amistades también se cultivan, como una plantita que uno cuida, como la rosa del Principito.

La amistad puede tener mucho sentido, como la propia vida en su profundo propósito que uno bien podría seguir indagando y descubriendo, como la vida del otro respectivamente, como la gran red inalámbrica que nos une como especie heredera de este fractal del universo.

Por ello y porque vale la pena, la amistad, debe celebrarse cuando se pueda y cuando se quiera.