En relación a los Fundamentos de la Dialéctica Generacional y un comentario

Francisco Avdis


noviembre 09 de 2019


Siguiendo a Ortega, lo que unifica a una generación, que es un compromiso dinámico entre su Minoría y su Mayoría, es un proyecto histórico común, que es global a los humanos que pertenecen a la generación y que es éste el que explica el comportamiento generacional relativamente unitario. En clave Orteguiana este proyecto histórico está constituido de ideas que él llama Creencias que están internalizadas en los humanos de la generación. Ahora bien, Silo, amplia el repertorio de lo que unifica a una generación. Porque en cada momento histórico no sólo hay ideas (objetos mentales) sino que también objetos físicos. Entonces, lo que liga a una generación es un paisaje de formación común que está compuesto de ideas y objetos comunes que ligan las preferencias y marcan las direcciones de acción futura de una generación. Ahora bien, las creencias son ideas internalizadas en el momento de formación, y por lo tanto, no son simplemente ideas sino que son ideas convertidas en imágenes que orientan sensibilidades, ideales, aspiraciones, propósitos, proyectos y comportamientos, y que además, no se duda de ellas. Porque se vive desde ellas. Y a través de la corporalización de ideas, que son las creencias de una generación, es que se tiene una base comparativa desde la cual cada generación comparará, y dará valor de realidad, a toda idea nueva que aparezca. Y además, análogamente, cada generación preferirá a todo objeto de su propio paisaje de formación que esté en el paisaje humano del futuro. Entonces, pasa lo mismo con los objetos que con las ideas del paisaje de formación. Por ejemplo, el objeto Cassette, no es simplemente un objeto para las generaciones nacidas a principio de la década del 70 hasta finales de los 80´s, sino que es un objeto preferencial del paisaje de esas dos generaciones, y por lo tanto, está cargado de imágenes y de vivencias. Obviamente esto no es así para una generación que nace en el 90. El objeto Cassette puede ser una curiosidad para esa generación pero no orientará el comportamiento ni los sentimientos de una gente que no haya nacido entre un par de fechas específicas. Ahora bien, hay objetos (e ideas) que quedan permanentemente ligados al paisaje humano. Pero, aún así, el contenido mental de tal objeto es siempre distinto para cada generación porque la vivencia de las generaciones sobre tales objetos (e ideas) es diferente.

Pero, siguiendo con el análisis de las Creencias. Como realmente se las cree y no se duda de ellas, adquiere cada generación con ello, una base comparativa con cualquier otra futura idea. Entonces, toda idea posterior que aparezca, y que no esté en su paisaje de formación, será puesta en duda su realidad, su posibilidad y su necesidad. Porque tales nuevas ideas siempre serán comparadas con las ideas del paisaje de formación de cada generación. Entonces, toda generación es nostálgica de su momento de formación, porque cada generación siente lo suyo como lo propio y real. Entonces, toda generación al salir de su momento de formación, aproximadamente entre los 12 y 15 años, contiene en ella las mismas ideas, imágenes y objetos preferidos que orientarán en sus proyectos, y compararán con lo propio a todo lo nuevo que vaya surgiendo. Y si una idea traspasa el umbral de tiempo de una generación quedando permanentemente en el paisaje humano, convertida, por ejemplo, en instituciones o ideología. Sucederá lo mismo que con los objetos transgeneracionales. El contenido vivencial de una idea aunque tenga el mismo nombre en cada generación es distinto. Por lo tanto, por ejemplo, es muy diferente el discurso de un joven comunista que el de un viejo comunista, a pesar de que manejen el mismo vocabulario, las mismas palabras. Entonces, cuando conversen dos comunistas de 60 y 20 años, a pesar de usar idénticas palabras, se estarán refiriendo a vivencias y a contenidos diferentes referidos a las mismas palabras. Y surgirá naturalmente el desencuentro. Y esto es, en última instancia, lo que cuenta para comunicarse: el contenido vital a lo que se refiere la palabra. Si el contenido de la palabra es aproximadamente el mismo para cada dialogante habrá de haber una buena comunicación, o por lo menos, eso sentirán ellos. Porque es claramente mucho muy difícil comunicarse con la gente de otra generación. Y si, por ejemplo, se conversa con gente de la misma generación pero de ideas opuestas, no hay tanta incomunicación, ambas se entenderán muy bien, aunque se agarren a combos, porque pelearán desde los mismos presupuestos epocales de su paisaje de formación, y, también, desde los mismos contenidos vivenciales que ambos inercialmente han estado viviendo juntos desde que se formaron, sólo que se han alineado en forma diversa.

La distancia mental debido a distancia vivencial, referida a objetos e ideas internalizadas en paisajes de formación distintos, que orientan sensibilidades, acciones, discursos, objetos y motivos distintos, es la base sicológica de la mecánica de la dialéctica generacional. Que siempre se da sí o sí. La descripción fenomenológica en detalle de la relación "conciencia – mundo" o “imagen mental – percepción" de una generación no se desarrollará mucho más pero sí en escritos de más adelante.

Ahora bien, hay que ponderar esta esencial incomunicación, y también, la idea de que las vivencias a posteriori no te cambien. Lo que sucede es que las vivencias posteriores no son tan formadoras como las ideas internalizadas del paisaje de formación. Y por otro lado, uno puede aprender a colocarse en el lugar del otro. Pero todo esto es intencional, o tal vez sea por necesidad, y muchas veces es a regañadientes, aunque no imposible. Pero es un acto que sobrepasa lo mecánico, y con bastante seguridad, en esta época se ponga el tema como importante. El diálogo intergeneracional para profundizar la cohesión social y articular un nuevo proyecto social común. Un fenómeno que ayuda a la confluencia intergeneracional es el alargamiento y mejoramiento de la vida. Fenómeno que se está dando actualmente.

Una situación que amplifica bastante la distancia generacional es la aceleración del tiempo histórico. Como cada generación es del momento y éste cambia muy rápidamente la distancia mental entre ellas aumenta. Cosa que es muy interesante de analizar porque estamos viviendo intensamente este fenómeno, pero no se llevará a cabo en otra oportunidad. El único comentario que agregaré pertenece al lado positivo de la aceleración es el aumento global de la inteligencia por la necesidad ordenar la cantidad de información que se recibe.

Lo segundo que amplifica notablemente la dialéctica generacional, que hay que tener claro que ésta siempre se dará, es como está articulado el entramado del poder social.

Si no se deja que surjan nuevas ideas, si se establece la ortodoxia, si lo conservador se exige por sobre lo nuevo, si se criminaliza a los jóvenes, sino no se da espacio económico a lo nuevo, si no se educa para crecer al conjunto humano, si se sacrifica a las nuevas generaciones para que lo que lo viejo funcione bien. Nada. Se profundiza a la dialéctica y se establece el abismo generacional.


Y saltándonos al momento actual, a finales del 2019. Y si, además, de sacrificar a las nuevas generaciones, la Minoría (económica, militar, política) de la Generación que está en el poder sacrifica hasta a su propia Mayoría y la abandona, por avaricia, por corrupción, dejándola sin la jubilación mínima, por ejemplo. Es que este momento marca el momento de la revolución en que sucede la unión intergeneracional, la unión del conjunto de las Nuevas Generaciones con la Mayoría de las viejas generaciones en contra de la Minoría asociada al poder. Esta unidad de intereses es porque ambas están desplazadas, sin futuro y pauperizadas. Y esto permite colocar el centro de la atención de la opinión pública a las Minorías que están el poder. Y si no se pueden sacar la atención sobre ellas la revolución se profundiza.


Hay más cositas. Con esto está lo más central.

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