Lo que se mencionó en la prensa de la época

PRESIDENTE BENITO JUÁREZ AVALÓ LA CONCESIÓN EL PUERTO DE PICHILINGUE

(Gratis, a cambio de nada... ¡Y por tiempo indefinido!)

Periódico "La Patria", viernes 3 de mayo de 1901

En 1866 el Jefe Político de la Baja California concedió al Cónsul americano residente en La Paz que desembarcara allí, o en la próxima bahía de Pichilingue, libre de derechos, el carbón que viniera consignado a disposición del Cónsul para el uso de los barcos de guerra de los Estados Unidos.

Habiendo insistido la Aduana de La Paz en el cobro de algunos derechos sobre ese carbón, el Gobierno del Sr. Juárez, por conducto del Secretario de Relaciones Exteriores Sr. Lerdo de Tejada, y a moción del Encargado de Negocios de la República vecina, declaró el 27 de Noviembre de 1867 que, aunque el citado Jefe Político no tenía autoridad para hacer semejante concesión, el Gobierno la hacía, "y al efecto libraba órdenes desaprobando el cobro de cualesquiera derechos municipales o de otra clase sobre el cargamento de carbón de piedra recientemente desembarcado, y que se permitiese la libre importación, en el punto que se eligiera en el puerto de La Paz o en el adyacente de Pichilingue, de carbón destinado al uso de buques de guerra de los Estados Unidos".

Las órdenes al efecto fueron expedidas por la Secretaría de Hacienda el 10 de Enero de 1868.

Recientemente en Febrero de 1899, el Gobierno de los Estados Unidos, por medio de su Embajador en México, dando por vigentes (como lo estaban) las concesiones de 1867, solicitó el permiso de reparar algunos almacenes y el embarcadero que había sido usado en la isla de Pichilingue para el depósito del carbón. Previo estudio del asunto y consulta a la Secretaría de Hacienda sobre los inconvenientes fiscales que en todo esto pudieran presentarse, habiéndose informado que no había ninguno, la Secretaría de Relaciones contestó a la Embajada que se concedía dicho permiso para hacer las reparaciones, comunicando algunas reglas para el desembarque del carbón, entre otras la de que los barcos que lo traigan, toquen siempre en La Paz y lleven de allí a Pichilingue un celador a bordo para evitar el contrabando.

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Photo Date: 1889

Photographer: Archival Photographer Stefan Claesson

Credit: Gulf of Maine Cod Project, NOAA National Marine Sanctuaries; Courtesy of National Archives

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DESCRIPCIÓN DE LA BASE DE PICHILINGUE

Periódico "El Tiempo Ilustrado", 28 de abril de 1907

Publicamos hoy una vista de la estación carbonera de Pichilingue, establecida en la isla de San Juan Nepomuceno, a la entrada de la bahía de La Paz, Baja California.

Esa estación, con la que nunca ha estado de acuerdo México, se estableció en virtud del permiso que sin facultades de ningún género, concedió en 1886 a los buques de Estados Unidos, el Jefe Político del Territorio de California; el gobierno de D. Benito Juárez, ratificó sin embargo, ese permiso en 1865 y en virtud de las facultades que creyó tener; sin embargo nunca ha sido sancionado por ningún acto de gobierno y es tan precario que en cualquier tiempo puede ser retirado; no obstante, consideraciones de alta política han hecho que no se crea llegada la oportunidad de cancelar ese permiso, y aún no hace mucho tiempo, en 1899, se permitió que los edificios de la estación, que estaban arruinados y abandonados, fuesen reparados.

Los yankees, que en todas partes abusan, no hicieron caso de ese limitado permiso, sino que ampliaron los edificios, les dieron nueva forma y ocuparon con ellos mayores espacios de terreno; además, construyeron un muelle, tendieron una pequeña vía férrea e hicieron otras obras que le dieron el aspecto que ofrecen actualmente y que se ve en el grabado que publicamos, y que primeramente fue publicado por un estimable colega de Mazatlán, de fotografía tomada muy recientemente.

Esa estación no es más que un pretexto que los yanquees han buscado para meterse en el Golfo de California, mar enteramente mexicano, y donde aquellos nada tienen qué hacer; y es también un foco de contrabando, pues como se introduce allí libremente el carbón que necesitan los buques de guerra y éstos no están sujetos a la vigilancia fiscal, en realidad introducen a Pichilingue más carbón del necesario y toda clase de efectos que clandestinamente se llevan a La Paz y a otros puntos de la costa vecina.

Es verdaderamente lamentable que subsista semejante estado de cosas y que no habla muy alto en favor de la honorabilidad del vecino y el gobierno de Washington, por su propio decoro debería de hacer una severa averiguación y hacer cesar semejante tráfico.

Muchas ocasiones la prensa nacional ha señalado los inconvenientes y peligros que acarrea la estación de Pichilingue y es indudable que sólo se espera una oportunidad favorable para cancelar un permiso que ninguna razón tiene para existir; lo deplorable es que aún no se haya buscado esa oportunidad y que la estación de Pichilingue exista todavía después de 40 años, y que se haya agravado la situación con la libertad que tienen los buques extranjeros para navegar en las aguas de California, hacer ejercicios de tiro al blanco en sus costas, levantar planos de los puertos y radas, pescar libremente y ejecutar otros actos atentatorios a la soberanía de México.

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CÓNSUL que logró obtener del gobierno mexicano la concesión.

DESCRIPCIÓN DE LA BASE DE PICHILINGUE

Periódico "La Voz de México", martes 21 de enero de 1908

... En Pichilingue también hay dos grandes buques de guerra americanos que están fondeados frente al depósito de carbón que el gobierno de los Estados Unidos tiene allí por una vieja concesión del de México.

Esos dos buques de noche tienen iluminado todo el litoral con las luces de sus grandes fanales y que constantemente cambian la dirección de sus proyectores, como si temieran de un momento a otro ser víctimas de un ataque o de una sorpresa. Estos temores o precauciones, seguramente no serán porque los japoneses pudieran ir a visitarlos hasta Pichilingue.

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RELATO DE UNO DE LOS MILITARES QUE ESTUVIERON EN PICHILINGUE

M.C. Pfefferkorn, fue un marino que sirvió a bordo de buques torpederos de la Armada de los Estados Unidos, que solían llegar a Pichilingue.

Hoy retirado del servicio militar y como banquero, recuerda su primer viaje a la base naval de Pichilingue a bordo del buque U.S.S. Paul Jones en 1904, en una misión que llevó como destino resguardar y defender la independencia de Panamá de Colombia.

"Compramos pollos a 50 centavos", recuerda. "También una multitud y una banda de música paceña nos amenizó nuestra estancia en el muelle".

La última nave más grande de la Armada de Estados Unidos que fue abastecida de carbón en la base de Pichilingue fue el U.S.S. Oregon en 1919.

La base naval de Pichilingue funcionó a partir de una autorización del gobierno de Benito Juárez desde 1866. El gobierno de Plutarco Elías Calles derogó esa autorización en 1925.

-- Lodi News Sentinel, 21 de enero de 1961.

ESTADOS UNIDOS REGRESA PICHILINGUE A MÉXICO

Periódico "El Informador" de Guadalajara, febrero de 1925

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https://colectivopericu.net/2016/06/12/las-instalaciones-militares-de-los-eeuu-en-la-peninsula-de-baja-california/