El atlas del cielo es una herramienta básica para el aficionado a la astronomía. Cuando se prescinde de él se acaba dando vueltas y más vueltas a los mismos objetos de observación, a lo más conocido, sin avanzar nada.

Las aplicaciones de astronomía son muy útiles, pero el atlas es más efectivo de cara a conocer el cielo, a tenerlo de alguna manera delimitado en sectores para localizar los objetos interesantes.

Si lo usamos en formato papel podemos realizar anotaciones. Es aconsejable llevar las páginas en fundas de polipropileno para que no se estropeen con la humedad en las observaciones. Una vez anotado el atlas, se puede digitalizar y usarlo con medios informáticos.

Si en cada observación dedicas un rato a recorrer en profundidad un sector concreto del cielo, avanzarás en el conocimiento del mismo. Por ejemplo, además del listado de objetos que hayas preparado, escoge una página o dos del atlas anotado y observa lo que hay seleccionado ahí. Conseguirás variedad y novedad en tus recorridos.