LA AGENCIA ESPACIAL EUROPEA NOS DONA UNA DE SUS ANTENAS.

En febrero del año 2003, la Agencia Espacial Europea ESA daría de baja una de sus antenas, la VIL-9, que hasta la fecha se encontraba en funcionamiento en su centro de seguimiento de satélites, VILSPA, de Villafranca del Castillo (Madrid). La ESA sabía de nuestras experiencias en el campo de recepción de satélites, y dicha antena se adecuaba perfectamente a nuestras actividades. Traer este equipo a Gijón fue toda una aventura que a lo largo del tiempo acabará en novela, por el momento, aquí explico como la antena  acabó siendo instalada  en el Campus de Viesques como si de un monumento se tratase.

 

Durante una visita efectuada a la estación de seguimiento, a cuyo director en aquella fecha, D. Valeriano Claros Guerra, tenemos que agradecerle la colaboración que siempre nos ha prestado-, surgió el tema. En dicha estación se encontraba la antena mencionada, la cual nos llamó la atención desde un principio puesto que utilizaba las mismas frecuencias con las que nosotros experimentábamos con los satélites, y la curiosidad nos llevó a informarnos de su cometido y  surgió la posibilidad de llevarla para Asturias una vez finalizada su vida operativa en la ESA.

Naturalmente no fue tan sencillo cambiar la ubicación de la antena -y de sus equipos-, se requirió de las correspondientes gestiones burocráticas para llevarlo a efecto. Precisamente, un día se desplazarían a Madrid varios socios de Omega, escogidos por sus cualidades en diferentes materias, para estudiar junto a  los ingenieros de la estación, las características técnicas y sus posibilidades.

Los informes serían favorables y en la ESA verían  con buenos ojos el reciclaje para fines educativos de un sistema que de otra forma sería desechado; se efectuarían varios viajes para desistalar y transportar el material así como de su abundante bibliografía y que en  aquellas fechas se requirió almacenar en varios locales pertenecientes al Ayuntamiento de Gijón y al Principado sitos en el monte Deva.

En un principio, la idea consistía en instalar la antena con sus equipos en el área recreativa del monte Deva, pero no junto al observatorio por motivos que no me voy a extender aquí, sino a unos trescientos metros y cercano al aulario de la naturaleza, ya que se pensaba destinarla  tanto a la divulgación medioambiental entre los escolares como para poder ser utilizada por miembros de Protección Civil,  organismo encargado de gestionar dicho aulario en aquella época y cuyos responsables siempre respaldarían el proyecto al ser compatible con sus actividades; sería una verdadera originalidad, utilizar las imágenes de la Tierra desde satélites tanto para la  seguridad como para la educación.

Naturalmente,  dependía del Exmo. Ayuntamiento de Gijón, del Principado y de Medio Ambiente la decisión de la  instalación para la que se requería efectuar la correspondiente obra pública, la estructura, conducción eléctrica y de comunicaciones   con el armario de control y siempre existiría  demoras al respecto. Por si fuese poco, el aulario dejó de depender de Protección Civil, para pasar a ser gestionado por el Jardín Botánico.

Mientras tanto, aprovecharíamos el tiempo en explicar a los órganos de decisión del Ayuntamiento las posibilidades de la antena así como para estudiar la bibliografía técnica (un gran número de carpetas mecanografiados en cuatro idiomas…).

Las posibilidades que ofrecía la infraestructura de la ESA, tanto para la Sociedad Astronómica como para la divulgación entre los gijoneses, llamó la atención a la prensa y así,  “La Nueva España” siempre hizo un seguimiento de tal donativo técnico e incluso efectuarían preguntas al respecto en ruedas de prensa posteriores a los plenos municipales. No voy a profundizar aquí en los motivos políticos-económicos de las demoras en la decisión del destino de la antena, únicamente pretendo contar la historia de esta aventura para que todo interesado en la arqueología industrial sepa la historia de la antena  que ahora se encuentra instalada en el Campus de Viesques.

La antena sería construida en Alemania a finales de los años 60 por la empresa Rohde & Schwarz GmbH, prestigiosa compañía de instrumentación electrónica con sede central en Munich, si bien está presente en numerosos  países. Fue fundada en 1933 por Lothar Rohde y Hermann Schwarz tras construir en Europa el primer aparato de medida de alta frecuencia con tecnología cerámica. En 1949, la empresa conseguiría otro hito al construir en Europa el primer transmisor de VHF en FM, posteriormente ampliaría su oferta de productos destinados tanto a la instrumentación y control de comunicaciones como a antenas de alta frecuencia, sistemas terrestres de satélites, etc.

El diseño de esta  antena estaba ideado para la recepción de la telemetría de los satélites, un sistema de antena que la empresa constructora antedicha fue mejorando a lo largo de la década de los 70 para convertirla en antena transmisora a mayor frecuencia, con otra unidad local y con seis elementos yagui, tal como funcionaría en Darmstadt, la central de la ESA. A finales de los años setenta, otra compañía norteamericana de Maryland, desarrollaría los preamplificadores al vacío, capaces de mitigar el ruido térmico y que funcionan precisamente a las frecuencias que a nosotros nos interesaban. Como sabemos, la antena ha funcionado hasta el año 2002 en la estación de Villafranca del Castillo para los satélites de la ESA, en concreto los Marecs, puesto que transmitían telemetría en canales de VHF.

Como se puede leer en los apartados “Introducción” y “Uniovi”, en la Sociedad Astronómica Asturiana Omega nos dedicamos al estudio de los satélites,  y con la antena de la ESA podríamos haber mejorado y ampliado enormemente los trabajos al respecto, por otra parte, tanto desde el Monte Deva como desde el Campus Universitario, podría haber sido de utilidad para la divulgación de la ciencias y tecnología del espacio, la experimentación en las comunicaciones y las imágenes de la Tierra desde el espacio, la investigación meteorológica, la divulgación de las ciencias naturales así como posiblemente ser útil para la protección civil y en determinadas ocasiones, para efectuar comunicaciones en directo con los astronautas de la Estación Espacial. No obstante, en estos últimos años la tecnología doméstica en comunicaciones experimentó un gran avance y hay otras formas de desarrollar tales actividades.

Finalmente, la antena y sus equipos y documentación sería donada por parte de Omega a la Universidad de Oviedo, personalmente a D. Juan Angel Martínez Esteban, quien desde el principio se sintió admirado por la idea y fue el gran impulsor que llevaría la antena a ser instalada en el Departamento de electricidad, Torre 4 del Campus de Viesques. Aunque existió una lógica demora de trámites (La Nueva España volvió a informar de tales retrasos), en el año 2006 se realizaría la obra civil y a finales de octubre, con ayuda de una grúa, varios voluntarios participamos en su instalación, tanto profesores en activo como jubilados, estudiantes, y varios del grupo “Omega”. Se tenía pensado ubicar en el edificio anexo un museo de la radio, y la antena podía haber sido excelente complemento así como poder realizar comunicaciones con la Estación Espacial, o de recibir señales de la primera sonda lunar china, no obstante, la instalación eléctrica y de comunicaciones no se llegaría a  efectuar, el proyecto del museo quedó en el olvido y así, la antena quedaría expuesta únicamente como una estructura de arqueología industrial acompañando a otros diseminados por el Campus de Viesques. No obstante, gracias a esta antena, varios estudiantes pudieron realizar los trabajos fines de carrera con éxito, lo que nos lleva a los implicados a expresar nuestra admiración y a confirmar que al final, todo lo que se hizo, mereció la pena.

Quiero agradecer a todas las personas que  se han interesado por el proyecto y por el trabajo que han desempeñado y en especial a dos personas entusiasmadas por esta idea  y que ya no están entre nosotros, Ramón Sanfeliz y José Colinas.

Para ver el desarrollo del montaje de la antena en Gijón: