En torno al hidrógeno.

Este artículo fue publicado en La Nueva España el 21 de noviembre de 2002 y es resumen de artículos más amplios publicados en otros medios. Corresponde a las actividades de laboratorio realizadas con el hidrógeno como energía alternativa a finales de los años 80.

En estas últimas semanas se está tratando en este medio de comunicación un tema "novedoso" para quien  no esté al tanto de las innovaciones energéticas: la utilización del hidrógeno como fuente de energía. Si bien no se suele incluir en el grupo denominado "energías renovables", el hidrógeno es sin duda la mejor opción para almacenar energía en el futuro y los inconvenientes técnicos y económicos que fueron surgiendo se están solucionando progresivamente; los trabajos de la  Asociación Internacional para la Utilización de la Energía del Hidrógeno y las decisiones políticas en la Unión Europea así lo confirman.

En la Sociedad astronómica Asturiana seguimos con atención este repentieno interés por el hidrógeno y no porque sea el elemento químico más abundante en el universo, sino porque hace 12 años habíamo efectuado interesantes investigaciones al respecto para determinar las posibilidaddes de utilización en la vida cotidiana de una energía que e desarrolló en el sector espacial: el hidrógeno no sólo se utilizó como combustible propulsor en grandes cohetes, en el transbordador espacial y en el lanzador europeo Ariane, también tiene su utilidad en las naves tripuladas en forma de pilas de combustible al superar con creces lo inconvenientes de las pesadas batería. En las pilas de combustible se origina un proceso inverso al de la electrólisis al combinar el hidrógeno y el oxígeno almacenado en depósitos para general energía eléctrica y calor; el residuo de esta reacción es agua potable, curiosamente aprovechada para beber en abundancia por los tripulantes al ser uno de los métodos recomendados por la medicina espacial para evitar el m areo del espacio.

Tales estudios nos llevó a interesantes conclusiones y no únicamente por las grandes posibilidades energéticas de estos sistemas, sino porque además, su implantación conllevaría cambios sociales tan trascendentales que podrían ssignificar el comienzo de una nueva era. Precisamente y para adelantarse al futuro, la industria alemana del automóvil lleva desde principios de la década de los setenta investigando sin cesar en esta línea, en principio motivado por el miedo al colapso económico a causa de la crisis del petróleo y posteriormente por la concienciación por el medio ambiente. En la actualidad ya se han fabricado vehículos experimentales con diferentes sistemas (hidrógeno líquido, híbridos hidrógeno-gasolina y eléctricos basados en algún tipo de pila de combustible) y en ciudades como Hamburgo o Sevilla circulan de forma experimental algún ejemplar de autobús por los beneficios que aportan al medio ambiente de las urbes, pero será el sector aeronáutico quien rompa el  miedo al hidrógeno -pronto se utilizarán aviones comerciales que empleen este combustible- antes de que el sector del automóvil fabrique los primeros modelos comerciales.

El hidrógeno tiene una virtud, es una energía almacenable y ello significa que se puede utilizar en los vehículos de transporte por carretera, con un poder eneregético que triplica al de la gasolina, pero el mayor inconveniente es que es una energía secundaria, requiere de otra energía primaria para producirlo. Es en este campo donde también se requiere desarrollar las energías renovables. Ya en los años sesenta los ingeniros de Alemania estudiaron profundamente la posibilidad de producir hidrógeno mediante energía solar, esbozando proyectos de factorías situadas en el sur de España para una vez producido el gas a gran escala poder transportarlo en buques y gasoductos a Europa central. 

Hace 12 años (en 1990, este escrito fue publicado en 2002) nadie entendía nuestros experimentos al respecto, pero algo está cambiando en Asturias para que de repente exista un interés sobre el tema; estamos a tiempo para cambiar la mentalidad que nos ha dejado la industrialización del siglo pasado (el siglo XIX) cuyos restos están a punto de sucumbir y fomentar las innovaciones punteras que se utilizarán en el futuro. Quizás en Asturias no tengamos el Sol suficiente para producir el nuevo combustible de forma fotovoltaica, pero hay otras formas de energías primarias que requieren aún de un mayor desarrollo y se abre un enorme campo de investigación con las pilas de combusstible, capaces de mover vehículos o generar electricidad, gas y calor para usos domésticos.