HISTORIA DE LAS ESTACIONES DE SEGUIMIENTO ESPACIAL EN ESPAÑA.

Desde los inicios de la carrera espacial, España tuvo una participación destacada en las misiones espaciales de la agencia espacial norteamericana NASA, tanto de proyectos de sondas planetarias destinadas a la exploración del sistema solar como de los vuelos tripulados del programa Mercury con los primeros astronautas norteamericanos, el programa Apolo para la exploración lunar y los primeros vuelos del transbordador espacial; la participación posterior de España en los programas científicos de la Agencia Espacial Europea ESA también resultó ser de gran importancia. Para el seguimiento y control de toda misión fuera de la Tierra es necesario disponer de una red de estaciones terrestres en varios puntos del planeta para no perder contacto con las sondas planetarias y satélites científicos o con las tripulaciones en caso de los vuelos tripulados a causa de la rotación terrestre,  la situación geográfica de las islas Canarias, así como de la península ibérica, fue desde un principio de gran interés, tanto para los norteamericanos como para la agencia espacial europea. La Unión Soviética solucionó el problema con grandes buques desplazados en los océanos, si bien a merced de las condiciones del mar para efectuar de forma aceptable sus funciones, sistema que hoy en día utiliza asimismo China.  Los Estados Unidos, si bien dispuso de dos buques similares para determinados momentos críticos en los vuelos tripulados lunares y estaciones secundarias en lugares recónditos, se nutrió especialmente de tres grandes estaciones en tierra ubicadas en Goldstone, California, Camberra, Australia y Madrid, España que forman un triángulo aproximado de 120 grados y que hace que las naves estén siempre en contacto con alguna de ellas.  Se entiende por tanto la estratégica ubicación de España, además de ser uno de los grandes países aliados de EE.UU. en tiempos de la guerra fría, con el que ya tenía diferentes tratados de cooperación.   

Estación de Maspalomas. Gran Canaria.

Con el surgimiento del programa espacial tripulado norteamericano, la NASA necesitó la instalación de bases de seguimiento en puntos geográficos determinados para mantener contacto con sus astronautas entorno a la Tierra, y las islas Canarias fue desde el principio una ubicación perfecta ya que la latitud de las islas coincide con Florida, o lo que es lo mismo decir desde el punto de vista de las trayectorias orbitales, las islas Canarias coinciden con la inclinación orbital de las habituales órbitas que describen las naves lanzadas desde Cabo Cañaveral. En 1961 ya se encontraba operativa la estación de Maspalomas en Gran Canaria, justo a tiempo para participar en la primera misión orbital norteamericana, la efectuada por John Glenn en la cápsula Mercury. Posteriormente, la estación se amplió para los vuelos del programa Géminis y sus 10 vuelos que se efectuaron entre los años 1965 y 1966. Curiosamente y a causa del gran desarrollo turístico de España en aquellos años, se requirió cambiar de ubicación la estación, y aunque se siguió llamando Maspalomas, está situada en otro lugar cercano.  Posteriormente funcionó junto a la estación de Fresnedillas para el programa Apolo, el Skylab y el histórico encuentro norteamericano-soviético Apolo-Soyuz. Pero tras estos proyectos, Estados Unidos cerraría la estación y en 1979 sería transferida al INTA, a partir de entonces tendría una nueva vida muy productiva, ya que como estación gestionada por España, sigue siendo de gran interés para las diferentes agencias espaciales de todo el mundo y para las empresas del sector en el seguimiento de satélites de todo tipo, desde la observación de la Tierra, el posicionamiento global, los sistemas de avisos de emergencia y rescate y las  telecomunicaciones.  En la actualidad hay instaladas diversas antenas diversos tamaños y funciones y la estación sigue siendo una base de referencia mundial; su denominación actual es Centro Espacial de Canarias.  

Imagen: Felix König

Estación de Cebreros, Ávila.

Entre los años 1960 y 1980 perteneció a la NASA, levantada por la necesidad de complementar las actividades en la recepción de las señales procedentes de las sondas espaciales de exploración del sistema solar de la NASA y el JPL que se realizaban en Robledo de Chavela así como de la estación de vuelos tripulados de Fresnedillas. La estación de Cebreros, dependiente de Robledo de Chavela, se levantó en un lugar cercano a esta última, si bien, fuera de los límites de la Comunidad de Madrid, en concreto en la provincia de Ávila. La antena de Cebreros se utilizó para las misiones Pioneer, Lunar Surveyor y Mariner. La Nasa la cerraría posteriormente y en 1981 sería entregada al INTA estando sin actividad durante varios años hasta que, en el año 2005, la ESA le encontró utilidad y pasó a formar parte de la agencia europea como una estación de importancia para las misiones europeas en el espacio profundo.  Su antena de 35 metros de diámetro, 40 metros de altura y 620 toneladas sería la segunda de la ESA en la red mundial con la denominación DSA2, (la DSA1 está en Australia), se puede controlar en remoto desde el centro de operaciones de la ESA en ESOC, Darmstadt, Alemania siendo curioso que el error de apuntamiento de la antena, si es que se le puede considerar así, es de tan solo 6 miligrados; también se puede adaptar mecánicamente a las condiciones meteorológicas. Hoy en día, la estación de Cebreros está integrada en la red Estrack, ocho estaciones de la Agencia Espacial Europea repartidas por varios continentes que comenzó a funcionar con las sondas Venus Express, Rosetta y Cassini-Huygens. A pie de página hay un enlace a un interesante vídeo sobre esta estación.

Fuente: ESA

 Villafranca del Castillo. Madrid.

La estación espacial de Villafranca del Castillo sería inaugurada oficialmente por los Reyes de España en el año 1978. Con el proyecto europeo-norteamericano del satélite IUE (explorador internacional del ultravioleta) surgió la necesidad para la ESA de una estación de seguimiento y la agencia europea se planteó instalarla en Madrid, ya que en esta comunidad y como estamos viendo, ya estaban instaladas las estaciones espaciales de la NASA y  se podía disponer de personal español capaz de llevar la operatividad de este tipo de infraestructura.  D. Manuel Bautista junto a un equipo del INTA, rastreó varias zonas en la comunidad de Madrid y finalmente sería la ubicación de Villanueva de la Cañada el lugar escogido. La estación sería conocida posteriormente como “Vilspa” y dirigida durante 27 años por D. Valeriano Claros; Álvaro Giménez establecería el Laboratorio de física fundamental y espacial LAEFF en las mismas instalaciones. La estación funciona conjuntamente con la ya comentada de Cebreros y es centro de excedencia de la red de estaciones espaciales de la ESA repartidas por el mundo.  Muchas misiones científicas de la ESA se controlaron desde la estación de Villafranca, como por ejemplo los satélites astronómicos IUE, ISO, XMM, Integral, Olympus, Hipparcos... así como de otros satélites europeos como los marítimos Marecs, meteorológicos Meteosat o de recursos naturales de la serie ERS. Es curioso el hito del satélite IUE, al cual se le estimaba una vida útil de un año y llegó a funcionar ¡18 años!, ampliando sucesivamente la vida operativa de la estación y enlazando con otros proyectos tras sucesivas ampliaciones. Por cierto, tras finalizar la vida operativa de una de sus antenas robotizadas en VHF, sería trasladada a Asturias para darle un nuevo uso didáctico, si bien acabó  instalada en el campus de la Universidad de Oviedo en Gijón, (ver el apartado correspondiente “taller de satélites”, Vilspa).

Imágenes de autor.

A partir del año 2004 la denominación de la estación pasó a ser Centro Europeo de Astronomía Espacial, ESAC, el centro de las operaciones científicas de la astronomía espacial de la ESA en donde está ubicado todo lo concerniente a la archivística de las misiones científicas de la ESA, así como la oficina de la educación de la ESA para intercambio de estudiantes universitarios y un departamento del centro de astrobiología del INTA-CSIC en donde se ha integrado el LAEFF.  Al final del artículo, hay un enlace al ESAC para ampliar información.

Fuente: ESA

Robledo de Chavela. Madrid.

Madrid Deep Space Communication Complex, MDSCC es la denominación técnica de la estación de la NASA en España que forma parte de la red DSN, (Red de Espacio Profundo), junto con las estaciones de California y Australia. Las tres estaciones están situadas entre sí unos 120 grados y por tanto abarcando la circunferencia de la Tierra permitiendo la comunicación constante con los vehículos espaciales no tripulados destinados a la exploración del Sistema Solar. La construcción de Robledo comenzó en 1964 y un año más tarde se encontraba operativa su primera antena de 26 metros de diámetro, después le seguirían varias antenas más de diferentes diámetros. En pleno auge de la carrera espacial, los soviéticos enviaban al espacio numerosas misiones planetarias, los Estados Unidos no deseaban quedarse atrás, pero era necesario la instalación de varias estaciones terrestres en determinados puntos de la Tierra para el control de las sondas enviadas al Sistema Solar y la NASA buscó los emplazamientos más adecuados para construir varias estaciones similares a la de Goldstone en California. Para ello, tendrían que cumplir una serie de requisitos técnicos, entre ellos, disponer de infraestructura cercana comunes a una gran ciudad como por ejemplo un aeropuerto internacional pero contradictoriamente, que la ubicación contase con colinas cercanas para evitar interferencias radioeléctricas artificiales. Los requisitos también abarcaban conceptos más amplios, como por ejemplo que el país candidato tuviese estabilidad política y afinidad a los Estados Unidos y todo ello lo ofrecía la España de los años 60, claramente antisoviética y que ya era beneficiaria de ayudas norteamericanas al desarrollo.  Robledo de Chavela reunió todas las condiciones y la primera antena entró en funcionamiento justo a tiempo para recibir las imágenes de la primera sonda a Marte, la Mariner 4 y  más tarde vendrían las sondas no tripuladas Lunar Orbiter que darían información preparatoria para las posteriores misiones tripuladas Apolo. Los organismos involucrados fueron NASA, JPL (Jet Propulsion Laboratory) e INTA (Instituto Nacional de Técnica Aerospacial) según contratos establecidos entre USA y España; a partir de 1992, la nueva empresa estatal INSA, (ISDEFE desde 2012), gestionada por el INTA, se encargaría de operar la estación.

Héctor Blanco de Frutos.

En 1964, la red de comunicaciones de la NASA y JPL desplegada por el mundo se denominaba NASCOM y era dependiente del Goddard Space Flight Center en Greenbelt, Maryland en donde se gestionaban las comunicaciones entre las diferentes estaciones de seguimiento mediante todo tipo de conexiones y que abarcaban diversas líneas telefónicas terrestres, enlaces de microondas o cables submarinos oceánicos, manteniendo comunicación constante de voz, teletipos, mensajería, fax, datos, etc. y para tal fin, en Robledo había un edificio en exclusiva  con acceso a la red que en aquellos años era mantenido por la entonces Compañía Telefónica Nacional de España. La red se dividía en dos según la aplicación, la red de espacio profundo DSN y la red de vuelos espaciales tripulados o MSFN y si bien no estaban totalmente independientes ya que, por ejemplo y como veremos, Fresnedillas formaba parte de la red de vuelos tripulados, pero mantenía la conexión con Robledo. Las instalaciones de Robledo de Chavela dispuso además de diversos edificios con diferentes cometidos para suministrar electricidad, alimentar los sistemas hidráulicos o albergar las computadoras, además, instalaciones para el suministro de agua, luz, ventilación e instalaciones de frío para los amplificadores de bajo ruido. Y puesto que en la estación llegaron a trabajar cientos de personas las 24 horas del día,  también contó y aún cuenta, con oficinas, laboratorios, cafetería, dormitorios y comedores para hacer más habitable el lugar. Las diferentes antenas de California, Australia y España tienen la denominación DSS (Deep Space Stations) correspondiendo al complejo de Madrid, las siguientes:

DSS61, de 34 metros de diámetro construida en 1961, primera antena instalada, se utilizó entre otras misiones para las sondas Mariner. Dejó de estar operativa en el año 1999 pero se le encontró utilidad en 2003 como radiotelescopio en proyectos educativos y así, diferentes colegios del país la usan en remoto bajo supervisión de tutores que previamente fueron entrenados en la misma estación. DSS62, de 26 metros de diámetro, en realidad es la que estuvo funcionando en Cebreros desde 1967 para las misiones Mariner 4 y 10, Lunar Orbiter o las Pioneer 12 y 13.

DSS63 es la gran antena de 70 metros de diámetro que se sigue utilizando hoy en día para la recepción de las sondas Voyager ya que aún se captan señales de estas legendarias sondas. Esta antena se construyó en 1973 y pesa 7000 toneladas. Las conocidas sondas Voyager se lanzaron en 1977 y 78 llegando a Júpiter en 1979 y después a Saturno. La segunda sonda aprovechó el impulso de Saturno para enviarla a Urano en 1986 y Neptuno en 1989 hacia la profundidad del Sistema Solar tras obtener miles de imágenes que hoy en día aún se siguen analizando, descubriendo nuevos anillos y satélites planetarios. También ha sido destacable la misión Viking a Marte para el análisis bioquímico de su superficie, cuya dirección científica ha estado a cargo del leridano Joan Oró Florenca y que aterrizaron en Marte tomando fantásticas imágenes. Tras superar la etapa de la guerra fría y la competición en la investigación planetaria, llegarían nuevas misiones de gran valor científico como por ejemplo la sonda Magallanes a Venus, Galileo a Júpiter y Ulises al Sol.

Fuente: INTA

DSS65 es de 34 metros de diámetro al igual que las DSS54 y 55, la primera construida en 1987, la segunda en 1997 y la tercera en el 2003. En 1997 se inauguró una nueva y moderna antena de 34 metros, la DSS54, destinada a complementar nuevas misiones como por ejemplo las sondas de exploración marciana Mars Global Surveyor o Mars Pathfinder o la sonda a Saturno Cassini cuya subsonda europea Huygens se envió a la atmósfera del satélite Titán, atmósfera de metano descubierta por cierto muchos años antes, en 1907, por el célebre astrónomo barcelonés Josep Comas Solá. Hay una antena muy particular, que sería denominada DSS66 al trasladarse a Robledo pero que en realidad su ubicación anterior fue la estación de vuelos tripulados de Fresnedillas, de la cual trataré seguidamente.

En el año 2016 se aprobó la construcción de dos nuevas antenas, las DSS53 y 56 de 34 metros para ampliar la estación y destinarlas a las nuevas misiones planetarias de la Nasa según un nuevo acuerdo USA-España. Varias empresas con experiencia en construcciones de antenas para radioastronomía y monturas de grandes telescopios se presentaron, entre ellas, Asturfeito de Avilés.

Imagen del autor.

Destacar para finalizar que, por la gran cantidad de visitantes que recibe la estación año tras año, Robledo de Chavela se ha convertido en un foco turístico de primer orden, especialmente para centros educativos pero también para numerosos turistas nacionales y extranjeros interesados en todo lo relacionado con la educación, las ciencias, las telecomunicaciones, la historia o la ingeniería. Por tanto, en el año 2002 se levantó en las inmediaciones un centro de visitantes en donde hay una roca lunar recogida en 1971 por el Apolo 15; al final del artículo hay un enlaces relacionado con la estación y sus actividades. 

Fresnedillas de la Oliva. Madrid.

La estación de Fresnedillas de la Oliva-Navalagamella, o más sencillamente para los astronautas norteamericanos del programa Apolo “Madrid Station”, fue, a diferencia de las estaciones de Robledo y Cebreros, una estación destinada a los vuelos tripulados de la NASA dentro de la red MSFN dependiente del Goodard Space Flight Center (GSFC) y que la enlazaba con el centro de control de vuelos en el Johnson Space Center en Houston. En realidad, Fresnedillas fue un apéndice de Robledo si bien destinada a los vuelos tripulados del programa Apolo, con un sistema diferente puesto que los requisitos del vuelo espacial tripulado son diferentes al de las sondas planetarias.  La antena principal de Fresnedillas era de 26 metros de diámetro, además de disponer de otras más pequeñas, así como de edificios anexos para albergar los equipos y zonas habitables para el acomodo de los trabajadores. Y es que la estación estuvo en su época de gloria muy concurrida y el personal estaba rodeado de equipos, desde relojes atómicos para la sincronización con las naves o estaciones de trabajo de telemetría para el registro de datos tanto de los vehículos orbitales como biomédicos de sus tripulantes, sin olvidar todos los sistemas relacionados con los controles eléctricos e hidráulicos de las antenas; una cantidad ingente de datos que naturalmente estaban controlados por las omnipresentes computadoras. La estación funcionó desde 1967 hasta 1985 dirigida por D. Luis 

Imagen Larry Haug

Ruiz de Gopegui, participando en todas las misiones Apolo y manteniendo contacto con los astronautas cuando éstos, por rotación terrestre, no podían comunicarse con Estados Unidos o Australia. En realidad, la salida de Armstrong coincidió con la estación receptora de California, pero el descenso del módulo en la Luna unas horas antes, se siguió desde Fresnedillas y de aquí pasó al control central de Estados Unidos; en medio mundo se pudo ver por televisión el descenso del módulo lunar del Apolo 11 que en realidad se estaba recibiendo en la estación española y el mismo Neil Armstrong confirmaría posteriormente que las comunicaciones con Fresnedillas fue de vital para pisar la luna aquel 21 de julio de 1969 hora europea (en américa sería aún día 20). Tras el Apolo, la estación siguió participando en las misiones Skylab, Apolo-Soyuz y los primeros transbordadores espaciales (los cuales, por cierto, tenían dos bases de aterrizaje de emergencia en Zaragoza y Sevilla). Después surgieron los grandes satélites de comunicaciones TDRSS que comunicaban los transbordadores con Houston sin necesidad de estaciones terrenas y Fresnedillas pasó a proyectos menores para finalmente ser trasladada a Robledo, funcionando hasta el año 2008 para pasar a ser una estructura histórica. Desde Fresnedillas también se siguieron 

 los vuelos del Apolo 8, primer vuelo orbital entorno a la Luna que obtendría la archiconocida foto de la Tierra vista desde la órbita lunar y del Apolo 13, que bien podía haber acabado en desastre. La comarca de Fresnedillas de la Oliva y Navalagamella, prosperó en aquellos años en que España aún era un país en vías de desarrollo y hoy en día, no sólo forma parte de la historia de la conquista espacial, también dejó un legado en la cultura y la arqueología industrial en España. Si bien la estación de la NASA en Fresnedillas fue desmantelada y su antena traspasada a Robledo y en su lugar se encuentra instalaciones el ministerio de Defensa para la escucha de los satélites de telecomunicaciones, al igual que en Robledo, Fresnedillas tiene un pequeño pero emotivo "museo lunar" con muchas actividades y cuyo enlace adjunto abajo.

El equipo humano español que trabajó en las estaciones espaciales de la NASA en España fue partícipe de hechos históricos y vivencias  que  ingenieros, científicos, técnicos y empleados en general siguen recordando con nostalgia.  Si bien también tuvieron momentos de gran tensión en el desempeño de su labor,  han colaborado en la conquista del espacio y en el programa Apolo, porque, aunque parezca que la NASA es muy norteamericano, también es bastante española. También hay que recordar a los olvidados  técnicos españoles que trabajaron en las mismas instalaciones de la NASA en Estados Unidos, resulta anecdótico mencionar que las fotografías en color obtenidas durante el programa Apolo o el transbordador espacial, fueron realizadas por cámaras mantenidas por especialistas españoles. Aún hoy en día hay voces críticas que cuestionan la llegada del hombre a la Luna, sin embargo, han sido muchas las personas en España que han trabajado para que el proyecto Apolo alcanzara el éxito, testigos en primera línea que pueden confirmar que, en efecto, el hombre llegó a la Luna.