Le veíamos habitualmente por Oviedo con motivo de los Premios Príncipe de Asturias, de cuyo jurado era miembro. No obstante, le había conocido con anterioridad en su entrañable tierra leridana. En una ocasión, me llamó la atención un numeroso grupo de escolares que nos rodearon para hacerle preguntas y preguntas; el Sr. Oró contestó uno a uno con una humildad y entusiasmo que siempre recordaré.