LOS COHETES ESPAÑOLES DEL INTA.

Este trabajo fue publicado en el número 35 de la revista "Rescate", marzo de 2019.

A partir de 1945 la investigación de la atmósfera terrestre experimentaría un gran impulso mediante el uso de cohetes sonda. Con el desarrollo de este tipo de cohetes, generalmente de propulsión sólida y por tanto menos sofisticados que los grandes misiles de combustión líquida, sería posible alcanzar el espacio de forma más modesta, siendo entorno al año geofísico internacional de 1957, el periodo durante el cual numerosos países se involucraron  en la investigación de las altas capas de la atmósfera terrestre, la física solar, la física de partículas o la astronomía. Aunque los primeros satélites artificiales llegarían precisamente en 1957 cambiando radicalmente  la forma de investigar la Tierra y el espacio, los cohetes sonda se siguieron utilizando -y se siguen utilizando hoy en día- para poder llegar a las regiones de la alta atmósfera de difícil acceso para los globos  o para realizar  experimentos concretos a menor altitud que las órbitas necesarias para  los satélites.

La primera imagen de la Tierra desde el espacio fue obtenida por un cohete alemán V2 desde Nuevo México, EE.UU., en 1946.

El autor con el primer cohete sonda español, el INTA 255. Instalaciones del Ejército del Aire en Cuatro Vientos, Madrid.

España también se apuntaría a este tipo de actividades y la base de El Arenosillo, en Huelva, fue entre los años 1966 a 1994 una base de lanzamiento de cohetes de relevancia internacional desde donde se llegó a lanzar 531 cohetes de diferentes naciones así como un destacado número de cohetes nacionales. Precisamente y durante el periodo antedicho, a excepción de algún año de parón por falta de presupuestos o cambios organizativos del Estado, los equipos españoles desarrollarían una gran labor que sus protagonistas, verdaderos pioneros de los cohetes y los satélites en España,  dejarían plasmado en abundante material bibliográfico; este artículo es un mero resumen dedicado a las personas, que no sin problemas, han puesto los cimientos de la investigación espacial en España.

En 1963 se fundó la Comisión Nacional de Investigación Espacial, CONIE, de carácter interministerial, que estableció entre otras actuaciones, la línea de investigación en cohetes sonda y los requisitos necesarios para establecer  las instalaciones de lanzamiento de los mismos. Con acuerdo de la NASA , se aprobaría la ubicación de la base de cohetes para la investigación de la atmósfera de El Arenosillo y  por la cual igualmente se interesarían otros países, en especial Gran Bretaña.  Se escogió la costa de Huelva por la gran zona abierta  hacia el Atlántico y las buenas condiciones meteorológicas que no ofrecían por ejemplo, el cabo de Ortegal o el Cabo de Gata, lugares también estudiados;  en 1966, un grupo español sería destinado a la importante base de cohetes de sondeo atmosférico de Wallops Island en Virginia (base que en la actualidad aún está en activo), en donde permanecerían varios meses adiestrándose para poder operar posteriormente la base onubense. 

 Tras suministrar NASA los primeros equipos necesarios para lanzar el cohete Judi Dart así como los británicos para el modelo Skua, el Arenosillo Launch Range comenzaría a funcionar el 14 de octubre de 1966 con el primer lanzamiento. Asimismo, España se decidiría por desarrollar sus propios modelos y con la colaboración de los británicos a través de la empresa British Aerojet, surgiría el modelo INTA 255, de seis metros de largo y 340 kg. capaz de llevar al espacio una carga científica de 30 kg.;  el primer cohete 255 sería lanzado desde Huelva  el 19 de junio de 1969, un mes antes de que el hombre pisase la Luna. Dos INTA 255 más serían lanzados posteriormente.

El siguiente plan del espacio destinaría a la base de El Arenosillo más recursos conllevando a  usar las instalaciones en los años 70 con notable éxito, especialmente en lo que a lanzamientos internacionales se refiere. También se desarrolló el INTA 300, dando un impulso al desarrollo con medios nacionales si bien nuevamente con la colaboración  internacional de la empresa británica British Aerojet.  El INTA 300 fue un cohete de dos etapas capaz de llevar 30 kg. al espacio, con 500 kg de peso, 255 mm de diámetro y 7 metros de largo. El primero en lanzarse lo haría el 9 de octubre de 1974 para el estudio de la ionosfera, una colaboración científica del INTA con varias universidades británicas. Tres modelos más del INTA 300 serían lanzados en los años siguientes, hasta 1981, si bien, no en todos los lanzamientos se alcanzarían resultados óptimos. Destacar que el 300 se fabricaría posteriormente en el Reino Unido con el nombre de Fulmar y sería lanzado desde la base Noruega de Andoya, en el Ártico. 

El primer satélite artificial español, el INTASAT.

           Al mismo tiempo que se desarrolló el cohete INTA 300, se decidiría por otro proyecto pionero, el primer satélite artificial español, al cual se le bautizaría por el nombre de INTASAT. Voy a hacer un merecido inciso al respecto. Por encargo de la CONIE y desarrollado por el INTA, el primer satélite español fue un ingenio de 25 kilogramos con forma de prisma de doce caras. En su construcción intervinieron las empresas CASA, que desarrolló su estructura, Standard Electric, que se encargó del equipo electrónico y Hawker Siddeley Dynamics como empresa consejera. Con este ingenioso satélite se estudiaría en especial, las altas capas de la atmósfera si bien, el grupo de astrodinámica del INTA desarrollaría un novedoso programa informático para analizar, con mayor precisión que los norteamericanos, las variaciones orbitales, datos que también fueron de gran interés científico. El satélite estaba dotado de dos transmisores, en 40 megahercios y en 136 megahercios mediante los cuales fue posible recibir y registrar la intensidad electrónica de la ionosfera, un campo de estudio de interés no sólo para la ciencia sino también para la tecnología. Tras un acuerdo con la NASA, el lanzamiento del INTASAT se efectuaría, sin coste alguno para España, el 15 de noviembre de 1974 desde la base norteamericana de Vandenberg en California siendo un cohete Delta de la USAF quien lo pondría en órbita a una altura de 1400 km. Para la recepción de sus señales fueron instalados equipos en la base de El Arenosillo y en el Observatorio del Ebro, desde dónde se le pudo seguir durante sus dos años de funcionamiento; su última señal sería recibida el 5 de octubre de 1976 tras dar algo más de 8.600 vueltas a la Tierra, si bien resulta curioso que seguirá en órbita unos 10.000 años más formando parte de la basura espacial... Para seguir en tiempo real la posición del INTASAT, pinchar aquí.

El INTA300, izquierda  y el INTA100, ambos de dos etapas. (J.S.Calero).

Si bien en 1975 conllevó la reducción de gastos en los planes del espacio y a cancelar el desarrollo de posteriores satélites Intasat, se realizarían no obstante, tres lanzamientos más del INTA 300 y se desarrollaría por otra parte un nuevo modelo, el INTA100, siendo el primero en ser lanzado en 1984 al que seguirían siete más hasta 1985. El INTA 100 fue un pequeño pero ingenioso cohete de dos etapas, especialmente destinado a la meteorología, capaz de llevar a 120 kilómetros de altura 6 kg de instrumentos. En líneas generales, ya que se construyó varias versiones, tenía cuatro metros de largo y pesaba 70 kg.

En 1986 desaparece la CONIE, surge el CDTI como organismo enlace con la ESA y se cancela el INTA 100, de ahí que los años de 1986 a 1989 no se efectuó ningún lanzamiento. Pero el CICYT, organismo interministerial también fundado en 1986, rescata el proyecto y de 1990 a 1992, se efectuarían nueve lanzamientos más. Finalmente, los dos últimos lanzamientos efectuados con cohetes de sondeo españoles se llevarían a cabo  en 1993 y 1994, correspondiendo al modelo denominado INTA 300B y que serían destinados a estudios científicos por parte del Instituto de Astrofísica de Andalucía.

 INTA 300B, el último modelo de cohete sonda español. (J.S.Calero)

La base de El Arenosillo y su entorno es denominado en la actualidad, Centro de Experimentación de El Arenosillo, CEDEA, abarcando diferentes centros de investigación del INTA que van desde el uso de los drones a las energías renovables. Desde 1994 su uso fue restringido a las pruebas balísticas, si bien, en 2015, recordaría viejos tiempos con el lanzamiento de un cohete de los Países Bajos.

Lista de lanzamientos de los cohetes españoles del INTA:

EL PROYECTO CAPRICORNIO.

En la idea de que España podría entrar en el mercado internacional de la puesta en órbita de pequeños satélites, se estudió el proyecto Capricornio, un proyecto interesante pero frustrado. Durante los primeros años de la década de 1990, se desarrolló un cohete de tres etapas, 11 metros de largo, 1,15 metros de diámetro y 14 toneladas  con el propósito de ser lanzado desde las nuevas instalaciones en la isla canaria de El Hierro.  La idea no sería muy bien aceptada por parte de la población de las islas y unido a otros factores, el proyecto sería cancelado. No obstante, el Capricornio fue una gran idea del INTA que alcanzó fama internacional y hoy en día se le puede ver expuesto en el Museo de la Aeronáutica del Ejército del Aire en Cuatro Vientos. 

 El cohete Capricornio se puede ver hoy en día en el Museo de Aeronáutica en Madrid.

 THEODORE VON KÁRMÁN.

Físico e ingeniero norteamericano de origen húngaro, fue la gran celebridad en aerodinámica y física de fluidos del siglo XX junto a su colega de la entonces Unión Soviética Leonidas Sedov. Kármán también formó parte del selecto club de los grandes pioneros de la aeronáutica y del espacio. En la Segunda Guerra Mundial analizó los entresijos de los cohetes V-2 de von Braun y su equipo de Peenemünde,  co-fundador del Jet Propulsion Laboratory y de la Academia Internacional de Astronáutica (entre otras grandes instituciones), tuvo gran influencia en la carrera de muchos científicos e ingenieros de todo el mundo así como de España, tal fue el caso de Gregorio Millán Barbany. El entonces presidente del INTA, Esteban Terradas,  se decidió potenciar al máximo el INTA y no tubo mejor idea que invitar a von Kármán a España en un período de aislamiento internacional a causa de la dictadura. A Kármán y su hermana Josefina (secretaria personal y gestora de una fundación con su nombre  para la promoción de estudiantes), quedarían admirados por España y posteriormente repetirían las visitas al estrechar lazos tanto profesionales como de amistad con colegas españoles. A von Kármán le debemos que ingenieros españoles se especializaran en EE.UU. en todo lo relacionado con el espacio desde los inicios de la carrera espacial y así, no han sido pocos los españoles que desarrollaron sus actividades tanto en América como en España en, por ejemplo, el proyecto Apolo y posteriormente, en Europa al abrirse camino entre los diferentes organismos europeos hasta entonces difíciles de acceder. También le debemos los contactos iniciales con la NACA, antecesora de la NASA, que permitiría levantar  la base de cohetes de sondeo en Huelva, las estaciones de seguimiento de sondas y naves tripuladas en Madrid o ser puesto en órbita el primer satélite artificial español.

CURIOSIDADES.

En los años 60, el INTA efectuó contactos con Francia para establecer en Galicia una base de pruebas de misiles en el Cantábrico, idea desestimada por las inadecuadas condiciones tanto geográficas como meteorológicas de la zona. Asimismo, la CONIE estudió con la ESRO, (el organismo europeo antecesor a la ESA), usar el Sahara Español, las Canarias o los Monegros como base de pruebas de los primeros cohetes europeos, los antecesores a los Ariane. También se estudió la posibilidad de usar el entonces territorio español en Guinea Ecuatorial para lanzamientos de satélites geoestacionarios por la situación favorable cercana al ecuador; como sabemos, hoy en día se efectúan desde el territorio francés de la Guayana en Sudamérica.