La festividad de los mayos, también conocida como Los Mayos o como Fiestas de Mayo es una fiesta popular de orígenes ancestrales. Esta celebración primaveral generalmente se hacía coincidir con el primer domingo de dicho mes y tenía antiguamente connotaciones rituales totémicas a la divinidad primaveral o de los árboles, que se han ido perdiendo con el paso de los tiempos. La celebración de las fiestas mayales es común en muchos países de Europa donde existen variantes similares de la misma festividad.
En Castroverde de Cerrato, como mandaba la tradición, el 1 de mayo de todos los años, amanecía plantado en el trinquete el árbol más grande que había en todas las arboledas de los aledaños del pueblo. Los protagonistas de esta tarea eran los mozos más jóvenes del pueblo. El día anterior a la festividad, cogían prestado uno o varios carros,sin los mulos, ( los padres no eran partidarios de dejar estos animales a tal efecto para evitar posibles percances…), se aprovisionaban de un buen garrafón de vino y elegían el mayor árbol de ese momento. El tipo de árbol era el chopo por excelencia. Se cortaba a ras de suelo, una vez seccionado lo levantaban y subían al carro. Hacían falta muchos jóvenes para realizar esta hazaña, ya que según el año el árbol podía llegar a pesar casi una tonelada. El camino de regreso hasta el pueblo podía alcanzar una distancia media de 4 kms, así que la logística podía durar toda la jornada. Como condición, y cuando por fin llegaban al trinquete, era noche cerrada. La verdadera tarea y el gran esfuerzo requerido comenzaba en este punto. Para enderezar el árbol se ataban grandes maromas al campanario de la iglesia y a otros puntos altos del radio, como los tejados de casas y naves, de manera que esa cuerda central, que también rodeaba al chopo, y sus 4 ó 5 cabos añadidos ayudaba a que todos tirasen al unísono por sus extremos, y comenzara a izarse el inmenso árbol desde los diversos costados. Estirando cada grupo de mozos de los extremos conseguían poco a poco ponerlo de pie, introduciéndolo finalmente en el gran hoyo que habían cavado antes. Iban con sumo cuidado, ya que antes de comenzar a izarlo, lo adornaban con guirnaldas ó collares de naranjas, y no debían dejarlas caer. Una vez introducido y nivelado en el hoyo, rellenaban el hueco con buen número de paladas de tierra, y apisonaban con los pies o planchas de hierro para que quedase plantado y fijado con fuerza a la tierra, sin peligro de que pudiese tambalearse o caer.
El árbol elegido se compraba con previa autorización al dueño de la tierra dónde se había localizado. El chopo permanecía durante todo el mes de mayo, más tarde lo quitaban y si procedía se lo vendían a algún agricultor interesado. Algún año hubo excepciones y el mayo se instaló en la plaza.
Publicado por Montse Gómez Alonso el 1 de febrero de 2012 a las 5:00pm