EL LUTO EN LA ADOLESCENCIA
AÑOS 40– CASTROVERDE DE CERRATO-
La puesta de luto en aquéllos entonces, mostraba un carácter severo y era de obligada imposición. A muy temprana edad, las niñas y niños que sufrían el fallecimiento de un familiar cercano pasaban a convertirse en esclavos del luto. Existían ciertas diferencias en cuanto a géneros. La duración del luto en un niño varón era de un año, mientras que las niñas debían guardar luto durante tres años.
Desde el momento de la tragedia, la indumentaria obligada para las niñas, era el color negro. Los niños tan sólo llevaban un hiladillo negro en el lado izquierdo de la solapa de la camisa o el
abrigo a modo de distintivo. En ocasiones mostraban una especie de brazalete en el brazo izquierdo que se asemejaba a una cinta de tela negra de unos cuatro dedos de ancha.
En cuanto a las niñas todas las prendas, como el vestido, las medias, zapatos y zapatillas
debían ser de color negro. Casi siempre se teñía la ropa con tinte de color negro, o bien algún vecino podía prestarla si no daba tiempo a prepararla. El cabello se envolvía en un pañuelo de color negro, que cambiaban por una gasa
fina del mismo color para asistir a misa. La asistencia a misa era permitida, incluso obligada, mientras que disfrutar
de connotaciones de diversión estaba totalmente prohibido y por supuesto mal visto. No se podía acudir a bailes,
fiestas, ni a jugar o pasear con las amigas, tampoco encontrarse con el pretendiente si la adolescente lo tenía en esos momentos. La vida del luto se imponía con marcada rigurosidad. Transcurría con el ir y venir de trabajar,
asistir a la iglesia diariamente después de la jornada de trabajo, y hacer alguna compra en la tienda del pueblo. El resto del tiempo se permanecía en casa, rezando y haciendo las labores. En las estancias del interior de la casa,
se encendían diminutas velas, denominadas lamparillas ( palomillas redondas de cartón y corcho y una mecha de algodón, que descansaban en una taza llena de agua con aceite en la superficie ). Cada día domingo, se asistía al cementerio a visitar la tumba del difunto.
Publicado por Montse Gómez Alonso el 22 de noviembre de 2011 a las 4:30pm