A raíz de leer el blog del pastoreo escrito por Luis de la Fuente me viene a la memoria todo lo que se podía hacer con aquellas maravillosas ovejas aparte de comer su carne, hacer queso, etcc.
Aquellos estupendos colchones que se hacían con su lana, para el que tenía la suerte de dormir en ellos recien hechos.... no tanto para quien tenía que hacerlos.
Hacer colchones era un trabajo de los duros, duros,,,, un trabajo realizado por mujeres. Recuerdo perfectamente a mi abuela Paca y a mi madre manos a la obra. Cuando llegaba el verano se descosía el colchón totalmente. Se iba al río a lavar tanto la tela del colchón como la lana. Después se dejaba secar bien esa lana que quedaba un tanto apelmazada, y cuando estaba totalmente seca, a la puerta de las casas se ponía un tablero bien grande, encima del cual se extendía la lana y una mujer a cada extremo del tablero iba VAREANDO la lana.
Para quien no sepa como se hacía aquello de varear: En todas las casas había unas cuantas varas de mimbre, bien finitas. Cada mujer tenía dos varas, una en cada mano, y cuando una terminaba de golpear la lana, continuaba la otra, y así sucesivamente hasta que la lana quedaba bien esponjosa y suelta. Una vez a punto la lana, se extendía la tela bien limpia en el suelo de la casa y se iba rellenando con la lana, cuando ya había una cantidad de lana suficiente se volvía a coser la tela del colchón con la lana dentro. Una vez cosido el colchón quedaba perfecto y bien altito,,,, y para que quedara bien bonito, en varios agujeros que tenia la tela se iban metiendo cintas, tipo lazo estrecho, se hacía con unas agujas especiales, como las de coser pero muy grandes y con un gran ojo para que se pudiera meter el lazo... estos lazos se atravesaban de un lado a otro del colchón y se anudaban a modo de lazada y ya quedaba listo el colchón....justo hasta el verano siguiente. Esta labor se hacía todos los años porque si no la lana quedaba muy calcada y se dormía un poco mal...
yo he llegado a varear alguna que otra vez con mi madre, muy poco ya, con 13 o 14 años, pero puedo dar fe de que duelen los hombros y los riñones., y pica todo el cuerpo porque la lana soltaba como pelusilla, y encima había que hacerlo en verano..... Ahora bien, dormir en un colchón de lana recién hecho era un lujo.
Publicado por raquel alonso redondo el abril 24, 2013 a las 9:11pm