Mesa Lectura de Otoño 2022

Cuento

Nada. No quedaba nada de esperanzas de que saldría de ahí con vida. Y lo único que podía hacer al respecto era sentarme y esperar a que pasara el tiempo.

Afuera de la pequeña habitación en la que me encontraba oía a unos hombres discutir. Era inútil tratar de entender lo que decían, pues el monitor cardiaco al lado mío no dejaba de hacer aquel ruido que sonaba día y noche. Mientras tanto, percibía cómo las voces se desvanecían entre aquel ruido.

Descansaba tranquilamente, pero las luces comenzaron a parpadear. Con cada parpadeo la habitación se volvía cada vez más oscura, hasta el punto en que solo quedaba una tenue lucecita.

Escuché. Sonaba como si alguien caminara hacia mí. Entonces la lucecita se desvaneció.

Desperté y estaba en un lugar que se parecía demasiado a mi casa, pero al mismo tiempo era un lugar completamente diferente. Oí que mi madre me llamó:

‒¡Liv, ven abajo, rápido!

Su voz era lo único que no había cambiado. Sin embargo, me pareció extraño que ella no supiera que mi nombre es Sophía, no Liv.

Sin darle mucha importancia bajé a la cocina, donde estaba ella. Se veía mas vieja de lo que era.

‒Liv, si no vas a ir a la escuela ¡al menos haz algo útil!

Siempre he odiado a mis padres. Desde que los ascendieron a un puesto muy alto solo les importa su vida y su trabajo. Pero no quería hacer un escándalo, así que no respondí. Simplemente tomé mis cosas y me fui.

Al llegar una maestra me esperaba.

‒¡Hola, Liv! Ven, acompáñame. Te mostraré dónde está el salón de tercero de secundaria.

‒Disculpe, maestra, pero yo soy de cuarto de primaria.

Ella me observaba con una mirada extraña mientras me guiaba al salón.

Cuando entré elegí un asiento y la niña al lado mío me saludó:

‒Hola. Soy Marlene.

‒Soy Liv.

‒¡Oh, es que te reconozco de algún lugar!

Esa noche no podía dejar de pensar en lo que había dicho Marlene. Yo nunca la había visto en mi vida.

Decidí poner videos para relajarme. Entonces me percaté de que la fecha decía: “29 de octubre de 2036”.

“Debe estar adelantada. Apenas se va a terminar 2022”, pensé.

Entonces fue cuando descubrí que la computadora no se había descompuesto. Realmente era 2036.

Al siguiente día le pregunté a Marlene:

‒Oye, ¿de dónde me conoces?

‒Del Hospital Infantil Ford. Pero no me recuerdas, porque estabas en coma.

Por un momento pensé en qué responder.

‒Verás: mi nombre real no es Liv, es Sophía, y debería estar en cuarto de primaria. No sé qué pasó.

‒Seguramente tuviste una vida pasada. Es cuando una persona recuerda lo que pasó en su vida anterior.

Todo comenzaba a tener sentido, pero aún no comprendía muy bien.

Al siguiente día decidí salir, pues era Halloween y no había celebrado ninguna festividad desde hacía muchos años. Pero cuando bajé encontré unos papeles extraños:

Señorita Bridget, lamentamos decirle que su hija Sophía Bridget murió esta noche, tras un inesperado ataque terrorista…

Atentamente, Hospital Infantil Ford.

Sentí mucha curiosidad y al mismo tiempo confusión, así que fui a visitar a Marlene, pues me había dado su dirección y ella sabía mucho sobre estos temas.

Al llegar me recibió una mujer vieja, que parecía ser la madre de mi amiga.

‒Hola, querida. ¿En qué puedo servirte?

‒Usted debe de ser madre de Marlene. Vengo a visitarla.

‒Lo siento, querida, pero mi hija murió hace tres años.

Comenzaba a creer que nada era verdad, que estaba enloqueciendo. Entonces me dirigí hacia el hospital.

Al parecer ya comprendía todo: aquella noche alguien me asesinó y volví como otra persona que había estado en coma toda su vida. Pero había algo que no entendía: ¿quién fue el responsable de mi muerte?

‒¡Atención, personal: estamos bajo un ataque terrorista! ¡Por favor salgan de las instalaciones con precaución!

Intenté salir, pero las puertas se encontraban bloqueadas. En ese momento sentí como si me destruyera lentamente, hasta morir…

Ahí estaba: el terrorista, que se quitó la máscara para revelar que era una mujer con pelo corto y rubio, quien observaba a su víctima con seguridad, hasta que se dio cuenta de que la niña a la que había apuñalado era su propia hija.

Primer grado de secundaria