Concurso de Leyendas Tradicionales y Biografías Mexicalenses 2022

Segundo lugar en el género de leyenda tradicional

de la categoría A

(Alumnos de la Escuela Secundaria)

En nuestro Mexicali existen leyendas que pasan de generación en generación y que, por esto, ya son parte de la historia local.

La leyenda que a continuación les voy a contar data de mediados del siglo pasado, entre los años treinta y cuarenta. La avenida Obregón junto con la Reforma eran calles muy concurridas por los jóvenes de aquellas décadas.

Ubicadas en una zona residencial exclusiva, por la primera de ellas actualmente se encuentran los edificios de Rectoría de la UABC, la biblioteca del estado, la secundaria 18 de Marzo y la protagonista de esta historia: la casa de la mujer embalsamada. Ahí, en esquina con la calle D, existía y existe una bella residencia estilo californiano, con grandes patios, perteneciente a una familia adinerada de la ciudad.

Era recurrente el pasar de los estudiantes por esa calle, a su salida de la escuela secundaria, y ver a la matriarca tomar el sol tras los grandes cristales que daban a la acera sur. La abuela pasaba sus últimos días, pues tenía una enfermedad degenerativa en los huesos, así que gustaba del calor que la ventana ofrecía y del espectáculo de ver pasar a las personas.

Lamentablemente llegó su final y, cuando falleció, la familia se rehusó a dejarla partir y no volver a verla jamás. La amaban tanto que mandaron traer al mejor embalsamador de la ciudad de Los Ángeles, California, para que la preservara tal como en sus días de vida.

Siguieron las semanas como si nada hubiera pasado y era así que sus descendientes colocaban a la abuela en el lugar que más disfrutaba: su ventana. Además, la sentaban a la mesa del comedor en las festividades de la familia, siempre con vestidos muy elegantes, perfectamente peinada y maquillada.

Era común que las personas que transitaban por la banqueta quedaran atónitas al ver a la abuela inmóvil en su silla. Los estudiantes tenían miedo de pasar cerca y lo hacían por la acera del frente.

Un jardinero que solo estuvo muy poco tiempo, mientras trabajaba no aguantó la curiosidad y se acercó más de lo debido a la ventana. Ahí se encontraba la anciana en su mecedora y el hombre pudo ver cómo le guiñó el ojo. Al enterarse por los vecinos de que la abuelita ya había fallecido, nunca más regresó.

En aquellos años las autoridades pidieron que le dieran santa sepultura al cadáver, pues no existía tumba alguna con su nombre.

Dicen que la enterraron en el jardín, por eso la casa no está en venta; otros, que ya fue inhumada como lo había pedido el gobierno, y otros, que el cadáver sigue dentro de su hogar.

Hasta el día de hoy, los descendientes continúan residiendo en ese mismo lugar y han dicho que lo que en realidad pasaba es que su abuela se quedaba dormida en la mecedora.

Actualmente existen recorridos sobre la historia de la calle Obregón, donde la atracción principal es la casa de la Embalsamada. Si eres lo suficientemente valiente te puedes tomar una fotografía desde la banqueta hacia la ventana, solo que deberías estar preparado para lo que sea que puedas descubrir en tu galería de fotos, pues ha habido casos en que el reflejo del cristal ha dejado a más de uno sin poder dormir.

Eso es lo que han contado algunos curiosos. Pero, al fin de cuentas, es solo una leyenda… ¿O no?

Primer grado de secundaria