Concurso de Escritores 2023

Tercer lugar en el género de fábula

(Nivel de avanzados)

Debajo de la casa de una noble anciana había un grupo de cinco gatos blancos llamados Roger, Luigi, Lola, María y Juan. Pero había otro que era gris y se llamaba Omar. Nadie lo quería y lo hacían sentir mal por ser diferente. Además, a él no le gustaba cazar ratones; él prefería salvar las vidas de los animales heridos. Siempre leía sobre medicina, psicología y teorías no confirmadas, mientras que sus hermanos eran los que herían a otros animales, se burlaban de ellos y les quitaban su comida.

Pero un día que la anciana los alimentó como de costumbre, Luigi dijo:

–¡Mmmh, está muy bueno este puré de papa!

Y María asintió con puré en la boca.

Terminaron de comer y todos estaban aburridos y sin nada que hacer hasta que a Roger se le ocurrió algo:

–¡Oigan, tengo una idea! ¡Hay que ir al zoológico! Pero en secreto, porque la anciana se enoja si nos vamos.

Todos aceptaron ir, menos Omar, porque sabía que los animales ahí eran muy grandes en comparación a ellos. Entonces se puso a leer sobre cómo coser heridas sin causar tanto dolor.

Las horas pasaban y sus hermanos todavía no volvían. Él comenzó a sospechar que algo les había ocurrido, así que decidió ir. En una mochila guardó un kit de emergencia: una curita, gasas, agujas, hilo y unas pastillas. También tomó un poco de puré que le había sobrado, por si le daba hambre a alguien, y se fue al zoológico.

Una vez ahí encontró a Lola, que buscaba entre todos los animales.

–¡Lola! ¿En dónde están los demás? ¿Están bien? –le preguntó Omar desesperadamente, ya que le veía cara de preocupación.

–¡Omar…! ¡Ven! ¡Juan y María fueron a molestar leones, pero los rasguñaron!

Omar fue corriendo al área de leones y ahí estaban dos de sus hermanos con rasguños poco profundos en la cara. Él recordó lo que había estado leyendo un tiempo atrás y pudo ayudarlos.

Cuando se recuperaron comieron puré y regresaron a su casa.

Hubo un gran silencio, hasta que Lola dijo:

–Omar, lo siento mucho. Todos estos años hemos estado molestándote sin razón alguna y, aun así, siempre nos ayudas en todo. Por ejemplo, ahorita, curando nuestras heridas… ¡Gracias!

Los demás también se disculparon, Omar aceptó sus disculpas y se pusieron a ver películas todos juntos y felices.

Moraleja: No juzgues a nadie por ser diferente a ti, pues nunca sabes cuándo ocuparás su ayuda.


Primer grado de secundaria