Concurso de Escritores 2023

Tercer lugar en el género de cuento

(Nivel de intermedios)

16 de diciembre de 2021, fue el día en que Mara perdió a su persona favorita: su Vita. Aquel jueves tuvo que ocultar su tristeza para que su mamá no se sintiera peor, ya que ella no se podía ni levantar de la cama después de haber escuchado la noticia.

La niña estaba haciendo lo posible para no estallar en llanto; no quería aceptar la pérdida de su Vita. Durante varios días no salió de su cuarto ni siquiera para comer o tomar agua, se sentía devastada.

El día del funeral, Mara hizo lo posible para levantarse de la cama y arreglarse para ir algo presentable. Pero solo podía verse entre lágrimas diciendo: “¡¿Por qué se tenía que ir?! ¡¿Por qué ahora?!”.

Durante el servicio no paró de llorar. No soportaba ver a su Vita encerrada en una caja, inmóvil y sin vida.

Su Vita sufría de una embolia que le arrebató la vida. Desde aquel día, Mara empezó a ocultar su dolor. Su Vita era todo para ella y era la única que realmente la escuchaba y la entendía.

Días más tarde llegó Navidad y la niña no quería hacer nada más que estar encerrada en su cuarto mientras lloraba por horas. Pero su mamá no se lo permitió, así que tuvo que arreglarse para ir a cenar con su familia.

Cuando arribó a la casa de su Vita lo primero que hizo fue ir al cuarto de ella, para ver si había regresado. Pero cayó al piso de la tristeza al reconocer que no iba a volver.

Dos días después, su madre notó de que no la había visto desde que llegaron a su casa, así que decidió ir a buscarla a su cuarto.

Cuando entró se dio cuenta de que su hija estaba tirada en el piso viendo el techo mientras lloraba.

Entonces le preguntó: “Mara, ¿qué está pasando? Últimamente no has sonreído. ¿Por qué? Cuéntame qué es lo que pasa”.

La niña contestó con un tono de enojo: “¡Pues para qué decirte!, ¿de qué va a servir? ¡Si al final no te importa, nunca te ha importado lo que digo o hago! ¡Yo podré sacar las mejores calificaciones o tener muchos reconocimientos y medallas por la escuela, pero nunca lo notarás o le darás importancia! ¡Así ha sido toda mi vida! ¡Pero había una persona que sí le importaba y realmente me escuchaba! ¡Y qué crees! ¡Ya no está aquí! ¡Mi Vita! ¡Mi Vita era mi persona favorita!”.

Tras decir eso, Mara salió bruscamente de la habitación, dejando a su madre en shock por lo que acababa de escuchar.

Su mamá nunca se dio cuenta del daño que le estaba hacienda a su hija, así que intentó disculparse diciendo: “Mara... lo siento, no sabía todo el daño que te estaba haciendo. Nunca imaginé que sientes todo eso. Perdóname...”.

La niña contestó: “Es imposible disculparte sin que demuestres que realmente lo sientes. Las acciones hacen más que las palabras y tus palabras me hirieron”.

Después de todo esto, la mamá empezó a ir a terapia para poder mostrar más interés en ella y que pudiera disculparla.

Mara comenzó a escribirle cartas a su Vita donde le contaba lo que pasaba diariamente y las ponía dentro de una caja que estaba a un lado de una foto de ambas con una vela.

Pasó el tiempo y la niña entró a la secundaria, lo cual no le agradaba mucho, ya que era una nueva escuela. Al mes de haber iniciado las clases notó que sus “amigas” la trataban mal, así que decidió alejarse y quedarse sola.

Pero unos días más tarde conoció a Alejandra. Notó que ella sí le brindaba realmente su amistad. Poco a poco Alejandra se convirtió en una de las mejores amigas. Mara le ha hablado a su Vita mucho de ella y también a ella de su Vita.

Finalmente, la niña se reconcilió con su mamá y fue superando poco a poco el fallecimiento de su Vita.


Primer grado de secundaria