Concurso de Escritores 2022

Participación en el género de cuento

LA BÚSQUEDA


Kendra Sophía Farías Cázares

Había una vez cuatro adolescentes: Kendra, Sophía, Ángela y Brianna. Ellas eran bastante diferentes entre sí: a Kendra le gustaban la aventura y los riesgos; Ángela era muy social y siempre intentaba caerle bien a la gente, además de que era estudiosa y bien portada; Sophia era muy guardada, a ella le encantaba usar su celular, y Brianna era la menor, muy inteligente y tranquila.

Un día se reunieron para una pijamada en casa de Kendra, quien vivía ahí con su mamá; era hija única.

Después de pasar unas horas de diversión, Kendra bajó al sótano por más cobijas, acompañada de Ángela. Al buscar, su amiga dijo:

―¡Mira qué curioso baúl! ¿De quién es?

―De mi mamá ―respondió Kendra―. ¿Qué tal si echamos un vistazo?

―¡Sííí! ―exclamó Ángela muy emocionada.

Al hurgar en el baúl encontraron un mapa.

―¡Qué raro! ―dijo Kendra―. ¿Para qué será esto…? ¡Vamos por las demás, para averiguarlo!

Subieron y mostraron el mapa a sus amigas.

―Miren lo que encontramos.

―¿Qué es? ―preguntaron Sophía y Brianna, intrigadas.

―Parece como una especie de mapa ―les dijo Kendra―. ¿Qué les parece si, cuando se duerma mi mamá, averiguamos a dónde nos lleva?

Al pasar la medianoche decidieron escaparse de la casa muy silenciosamente. El mapa las condujo a un bosque desconocido, hermoso y peligroso a la vez, ya que no sabían a qué se enfrentaban.

El lugar era precioso, pero conforme iban adentrándose más y más, siguiendo el camino indicado, se dieron cuenta de que estaban dentro de un laberinto.

Al llegar al final se encontraron con una llave y con ella un acertijo que decía: “El distraído tropezó con ella, el violento la utilizó como proyectil, el campesino la utilizó como asiento, ya que en muchas partes me encuentro. Para utilizar la llave debes adivinar qué soy”.

Intrigadas, empezaron a debatir qué podría ser. En medio de la discusión Sophía exclamó:

―¡Ya sé, es una piedra!

Las demás la miraban con cara de enojo, creyendo que estaba equivocada. Pero, como nadie más tenía una idea de qué describía el acertijo, decidieron hacerle caso a su amiga y buscaron una piedra que fuera única.

Encontraron una muy bella, pero no le hallaban sentido para qué serían la llave y esa roca.

Ya estaban agotadas de caminar. En eso, Brianna decidió sentarse arriba de la piedra a descansar y sintió que esta se deslizó.

―¡Amigas, la piedra se movió! ―dijo, muy asustada.

Entre todas movieron la roca y se dieron cuenta de que había algo debajo de ella. Quitaron un poco de ramas ¡y vaya sorpresa que se llevaron: una puerta escondida! Asombradas y con miedo decidieron abrirla.

Entraron sigilosamente. Por un túnel llegaron hasta donde había otra puerta secreta.

Sophía dijo: ―Para eso era la llave.

Todas dejaron escapar un gran suspiro y abrieron la puerta. Tras ella se encontraba una mujer que se veía triste y desconsolada, pidiendo ayuda.

Las adolescentes, espantadas, le preguntaron quién era.

―Mi nombre es Aurora ―les respondió―. Llevo encerrada doce años. Me robaron a mi hija y me encerraron aquí.

Las chicas, sorprendidas, le preguntaron cómo se llamaba su hija. Ella les dijo que se llamaba Kendra y se la habían robado a los dos años de edad; además, que tenía una marca de nacimiento en la mano izquierda.

Todas voltearon a ver a Kendra y ella, sorprendida, le preguntó a la mujer:

―¿Una marca como esta? —y le mostró su mano.

La mujer rompió en llanto. Kendra dijo:

―Con razón nunca vi fotos de mi mamá embarazada de mí.

Asustadas, las amigas llamaron a la policía para que resolviera todo eso y arrestaran a la que se hacía pasar por la mamá de Kendra.

Después, la niña vivió feliz con su verdadera madre.

Primer grado de secundaria