Los textos de las lecturas

Diario de lectura

VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO


22 de noviembre de 2022

Para el último diario de lectura de quinto semestre, decidí leer Veinte mil leguas de viaje submarino”, de Julio Verne, uno de mis escritores favoritos. Ya había leído algunos libros de él, así que tenía grandes expectativas. Inicié con los primeros dos capítulos.

El primero fue muy breve: solo dos páginas. Sin embargo, estas páginas eran muy importantes para comprender el resto de la historia. En el año de 1866, algunos capitanes de barco aseguraron haber visto “algo enorme” en el mar. Tiempo después, un barco en Australia fue hundido por dos columnas gigantes. Testigos afirmaron que se trataba de un monstruo marino y desde entonces todos culparon al “monstruo” de todos los desastres que ocurrían en el mar.

El protagonista apareció en el segundo capítulo; basándome en lo que declaró, concluí que se trataba de un biólogo. Cuando se le preguntó sobre los hechos, primero sugirió la existencia de un submarino, pero esto fue descartado rápidamente. En su lugar, la hipótesis de que se trataba de un unicornio gigante del mar fue publicada. No me pareció algo tonto: el fondo oceánico no había sido explorado a profundidad aún.

Se organizó un viaje a bordo del buque Abraham Lincoln para cazar al monstruo. Tres horas antes de partir, el protagonista (apellidado Aronnax) fue invitado a participar en la expedición. El profesor Aronnax fue acompañado por su criado, Consejo (sí, ese es su nombre, me confundió un poco). El comandante del buque se llamaba Farragut y se había encargado de armar la embarcación con la tecnología más reciente.

A bordo estaba también Ned Land, a quien conocían como el “rey de los arponeros”. Ned mostraba cierto escepticismo sobre la existencia de una criatura hundebarcos y argumentó que no existía un animal capaz de perforar la coraza de ninguna embarcación. El profesor Aronnax trató de convencerlo, pero no lo logró.

Se ofreció una recompensa al primero que avistara al animal. Durante tres meses, el Abraham Lincoln vagó por todos los mares del Pacífico, sin encontrar al monstruo. Muchos se desanimaron, por lo que Farragut pidió tres días más de espera; de lo contrario regresarían a puerto. (Pasar tres meses rodeado de agua y nada más me hubiese vuelto loco).

Justo cuando estaban a punto de regresar, Ned avistó algo: se trataba de una luz fosforescente, la cual los siguió toda la noche. Al amanecer, el protagonista aprovechó para acercarse y examinarla. Se le disparó una bala de cañón, pero esta simplemente rebotó, por lo que decidieron seguirla hasta que el animal se cansara, lo que nunca ocurrió. De repente, Ned decidió lanzar el arpón, el cual, para la sorpresa de todos, parecía haber impactado algo muy duro… algo metálico. Acto seguido, dos columnas de agua impactaron al barco y el profesor Aronnax cayó al agua.

Tenía muchas ganas de continuar leyendo y así saber qué clase de monstruo marino habían encontrado, pero decidí guardar el libro y esperar al día siguiente. Fue una primera lectura muy intrigante, justo como lo esperaba de Verne.


23 de noviembre de 2022

Acompañado de una taza de leche con chocolate, proseguí con la lectura, partiendo del tercer capítulo.

El profesor Aronnax sobrevivió a la caída y grata fue su sorpresa cuando encontró a Consejo a su lado. De repente, escucharon una voz humana responder. El profesor se desvaneció y despertó con Consejo y Ned a su lado. Estaban encima de la famosa criatura, que resultó ser una especie de submarino. Verne había dado una pista sobre esto en el primer capítulo, lo recordé al instante.

Encontraron una escotilla. Salió un hombre, quien, gritando, cerró inmediatamente. Acto seguido, ocho hombres aparecieron y arrastraron a los protagonistas adentro de la obscuridad. Una vez ahí, dos personas entraron, encendieron un foco y les entregaron vestimentas de un tejido extraño a los náufragos. Después, apareció una figura misteriosa.

Era un hombre, alto y barbudo. Parecía ser el comandante del submarino. Tras una breve plática, les ofreció un trato: podrían vivir y moverse libremente dentro del buque. La única condición era que no volverían jamás a tierra. El profesor Aronnax, férreo admirador de la vida marina, aceptó. Antes de terminar el tercer capítulo, el comandante se dio a conocer como capitán Nemo.

Me sorprendió la rapidez con la que Aronnax aceptó el trato. Nemo le aclaró que jamás entraría en contacto con la sociedad de nuevo, pero su fascinación por la ciencia y el conocimiento fue mayor. Ned siguió mostrándose como alguien muy obstinado y agresivo, a diferencia de Consejo, que mantuvo la calma en todo momento. ¿Cómo lograrían convivir personas tan contrastantes? Guardé mis dudas para el siguiente día.


24 de noviembre de 2022

Terminé la lectura de los últimos dos capítulos. Al inicio del número cuatro, el capitán Nemo anunció que el Nautilus (nombre del submarino) estaba disponible para todos, dando oficialmente la bienvenida. El profesor inspeccionó cada rincón del lugar: todo estaba hecho con productos encontrados en el mar, como los perfumes (de algas) o las telas (de mariscos). Además, encontró una biblioteca enorme, obras de artes de pintores renombrados, perlas de todos colores, entre otros tesoros invaluables.

Aronnax y Nemo realizaron un recorrido. Primero, el capitán le mostró el salón de física, lleno de artefactos encargados de medir magnitudes necesarias para la navegación correcta del Nautilus. Después, fueron a la sala de máquinas, donde se encontraban los productores de electricidad y el mecanismo de la hélice. (La explicación y descripción que se presenta en el libro me pareció de lo más fascinante; imaginé la emoción que el profesor podía sentir en esos momentos). La admiración de los protagonistas aumentó cuando las paredes de acero se replegaron, dejando en su lugar un muro de cristal que permitía ver todo alrededor.

Cinco días más tarde, el capitán Nemo llevó al profesor Aronnax y a Consejo a una partida de caza submarina. Sin embargo, pese a tales maravillas, estos no abandonaron la idea de desertar. El capitán les permitió ir a una isla a recolectar frutos. Justo cuando abandonar el Nautilus parecía una realidad, grupos de indígenas atacaron a los navegantes, quienes se vieron obligados a huir hacia el submarino.

El capitán invitó al profesor a realizar un recorrido por las aguas. Llegaron a una especie de ciudad submarina. (Quedé pasmado cuando el capitán Nemo le indicó a Aronnax el nombre del lugar: Atlántida). Después de eso, viajaron hasta llegar al Polo Sur, donde encallaron en el hielo y estuvieron a punto de morir, pero lograron salvarse. Así terminó el cuarto capítulo.

Quinto y último capítulo. Algo corto, pero muy drástico. El Nautilus navegaba por el sur de las Islas Británicas cuando se topó con un buque de guerra. El capitán Nemo tomó una actitud muy agresiva y decidió atacarlo, produciendo una catástrofe. Después de esto, se colocó frente a un cuadro de una mujer con dos niños y lloró amargamente. (Empecé a entender el odio que Nemo le tenía a la sociedad: mostró mucho resentimiento contra “aquellos que le habían quitado todo lo que amaba”, así los denominó).

El profesor Aronnax, Ned y Consejo estaban desesperados por irse. Subieron a una canoa y, justo cuando estaban desatornillando los pernos para zafarse de la nave, fueron atrapados por el Maelstrom, un remolino del cual ninguna nave se había salvado. Debió haber sido terrorífico. La canoa fue lanzada y el profesor perdió el conocimiento. Finalmente, fueron recogidos por un pescador noruego. Habían logrado escapar.

¡Me encantó el libro, lleno de sorpresas y descripciones increíbles! Me hizo reflexionar sobre las profundidades, sobre la incertidumbre y lo vulnerable que somos en el mar. Esperaba mucho de este libro y no me decepcionó. ¡Fue una gran manera de cerrar el programa de Lectura por Puntos!