Los textos de las lecturas

Diario de lectura

ROBINSON CRUSOE


8 de septiembre de 2022

Hoy empecé a leer la novela Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, un autor cuyo nombre había escuchado numerosas veces, pero nunca me molesté en leer sus obras.

Ahora he leído ocho capítulos, 62 páginas en total. Los primeros dos exponen los inicios de Robinson Crusoe, hombre nacido en York y aficionado a los viajes, quien fue capturado y hecho prisionero por piratas en las Islas Canarias. Logró escapar a bordo de un barco portugués, que se dirigía a Brasil. Ahí se involucró en el negocio de las plantaciones de azúcar, donde hizo su fortuna, además de establecer relaciones importantes y aprender el idioma.

Atraído por la aventura, embarcó hacia las costas de Guinea. Es en el capítulo III donde entró en contacto con una isla que sería su asentamiento, después de que el barco y los botes salvavidas fueron destruidos por las tormentas. Encontró algunas provisiones en la orilla y construyó una tienda y un almacén. Marcó el 30 de septiembre de 1659 como el día del accidente y empezó a recorrer su nuevo hogar.

Los siguientes tres capítulos están redactados en forma de diario. Robinson anotó sus actividades cotidianas: domesticó cabras salvajes, reforzó su fortaleza, encontró un perro y dos gatos, fabricó velas, armas y muebles, experimentó dolencias, probó la carne de tortuga, entre muchas otras cosas. De esta forma cumplió su primer aniversario en la isla.

En el capítulo VII intentó abandonar el lugar en un bote que había construido con anterioridad, pero el viaje salió mal y él sobrevivió milagrosamente. Ese día encontró huellas en la arena; asustado, edificó una muralla armada y sembró arboles alrededor de su casa. Más tarde halló despojos humanos, procedentes de un festín caníbal, y los restos de un barco español, del cual obtuvo provisiones extras.

En este punto (capitulo VIII), Crusoe tenía ya 23 años en la isla. ¡Es increíble que haya logrado permanecer con vida durante tanto tiempo sin contacto humano!

Considero irreal la suerte que el personaje tuvo desde el principio: logró escapar de un barco pirata, se hizo rico en Brasil, sobrevivió a un naufragio y terminó en una isla con los suficientes recursos para vivir por más de dos décadas.


9 de septiembre de 2022

Hoy retomé el libro. Ayer me fue imposible, pues lo olvidé en casa y estuve fuera todo el día. Debido a las intensas lluvias, todas mis actividades se cancelaron, por lo que dispuse de mucho tiempo libre.

En los capítulos IX y X, Crusoe narra la llegada de su nuevo amigo, un mulato alto y corpulento que escapó de un grupo de caníbales. Este tuvo que aprender el idioma inglés y fue bautizado como Viernes, por el día en que arribó a la isla. Viernes adoptó las costumbres y creencias de su amo y, una vez dominado el idioma, le contaba a Robinson sobre sus batallas, sus experiencias y sus historias. En el capítulo XI, ambos salvaron a Lope, un español que iba a ser devorado por los caníbales, y a un hombre que fue identificado como el padre de Viernes.

En los siguientes dos capítulos, Crusoe, Viernes y Lope rescataron a dos hombres y un capitán español, cuyos tripulantes se habían amotinado y adueñado de su barco. Hicieron recapacitar a los seguidores, tomaron la nave y asesinaron a los cabecillas.

En el capítulo XIV, el 16 de diciembre de 1686 y después de haber vivido 28 años en la isla, Crusoe embarcó junto a Viernes, en dirección a Inglaterra. Consiguió un poco de dinero y viajó a Brasil, donde reclamó su parte de las plantaciones, con la que se volvió rico.

Tras una accidentada travesía, Crusoe llegó a Londres. Ahí se estableció junto a dos hermanas y sus hijos. Se casó con Isabel, una joven inglesa, con quien procreó dos varones y una hija, a quienes les contaba todas sus aventuras. Pero la felicidad que había conseguido se vio truncada por la muerte de Isabel, debido a una enfermedad.

Esta última parte de la lectura me amargó un poco. Esperaba que Crusoe viviera feliz junto a su esposa, después de todo por lo que había pasado. Y, aunque todavía tenía a sus hijos, recuperarse de una pérdida así debía ser muy difícil. A pesar de todo, seguí considerándolo muy afortunado por haber escapado de la isla sano y salvo, en compañía de un amigo tan fiel como Viernes.


11 de septiembre de 2022

El profesor Carlos me recomendó algunas correcciones a mi borrador. Hice los cambios e inmediatamente decidí continuar con la lectura. Me faltaban pocas páginas, así que no demoré mucho.

Insatisfecho con su ritmo de vida, Crusoe, de sesenta años, decidió regresar a su isla, en compañía de su sobrino y de Viernes. Salvaron a dos barcos en el camino y algunos tripulantes pidieron acompañarlos. Finalmente, en el capítulo XIX, llegaron a su destino, donde Lope y el padre de Viernes seguían aún con vida.

Gracias a las provisiones llevadas por Crusoe, la calidad de vida en el asentamiento mejoró enormemente. Después de grandes fiestas, bodas y bautizos, Robinson y Viernes partieron rumbo a Brasil.

Fue en este viaje donde se encontraron con una emboscada por parte de una tribu y Viernes murió atravesado por dos flechas. Se le rindió homenaje y su cuerpo fue arrojado al mar. Más tarde, el sobrino de Crusoe, amenazado por la tripulación, le prohibió a su tío ingresar al barco. Este, acompañado de Walker (un sobrecargo), empezó a vender su mercancía por todo el mundo con la intención de comprar diamantes y hacer una fortuna sin tanto bulto.

Consiguieron un barco para realizar sus actividades, el cual resultó ser propiedad de un pirata y se vieron en riesgo de morir ahorcados; sin embargo, gracias a un amigo portugués, Crusoe logró resolver la situación. Finalmente, regresó a su tierra, donde, con setenta años, espera su último viaje.

Mientras yo leía la novela, pensaba que era un final feliz: Crusoe ya estaba en paz, en su país, y satisfecho por haber visto su isla una última vez. Pero, después de meditarlo, sentí que la historia no terminó de la mejor manera para él, pues perdió a su esposa, a su mejor amigo y una gran parte de su vida en una isla desierta rodeada de caníbales, después de haber abandonado a sus padres por querer cumplir sus deseos de aventuras.