“Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades.
Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.” (Sal 102,6)
Estoy en el tejado, triste, solitario,
como el pájaro herido por el duelo;
no el jilguero que canta en la enramada,
gorrión soy que llora en el alero.
Necesito tus alas protectoras,
y tus garras potentes necesito,
para salvar la nube de los males
que llueve esta peste en exterminio.
Eres, Señor, cual águila potente,
extiende tus alas protectoras,
defiende nuestro vuelo dubitante,
Tú, que haces la noche nueva aurora.
Yo estoy en este oasis solitario,
cual pelícano herido en el desierto,
fundado en arenas movedizas,
sin agua ni nubes en el cielo.
Es mediodía y el mundo vive alerta
de pestes, desgracias y de virus,
lanza el grito de guerra que Tú sabes
contra el mal y la peste y el martirio.
En tus alas escondo mis temores,
bajo tus plumas recias pongo el nido,
para encontrar socorro y un refugio
contra el riego de males escondidos.
Pobre y perseguido que Tú fuiste,
no te pudo enfermedad ni muerte,
solo el cansancio de curar tenías
a leprosos, enfermos y dolientes.
Para tu cólera, David te dijo un día,
no abandones la obra de tus manos,
que seguimos llorando, gorriones,
en aleros, perdidos, solitarios.
Espera un tanto, Señor de todo viento,
espera a que tus hijos se hagan buenos,
escucha los gemidos del que implora,
y acoge en tu regazo a nuestros muertos.
Bajo tus alas ponemos nuestras vidas
en tu casa clamamos nuestros rezos,
y escucha ya los llantos de tus hijos
pues estamos gimiendo en los aleros.
Si puedes, llama urgente a tu Madre,
y dile que su Auxilio es hoy preciso,
porque ayude a pequeños gorriones,
pues quedan solitarios en sus nidos.
Muestra que eres el amo de este mundo
y nosotros perdidos cual pelícanos;
y que estamos cual aves solitarias,
esperando las alas de tu auxilio.
Luis Lozano SDB