Ya caía la tarde sobre el mundo,
desamparado el Padre al Hijo había,
y María, de Dios Madre, sufría
Dolorosa ante el Hijo moribundo.
El silencio del monte era rotundo
en esa hora tremenda, al mediodía;
en una cruz, hecho hombre Dios moría,
por el exceso de su amor profundo.
Dolorida ante el cielo oscurecido,
una mujer doncella al pie velaba.
a Cristo, hombre el mejor de los nacidos.
Del monte en una cruz agonizaba
el Hijo amado, el Cristo Dios Ungido:
María, al pie de aquella cruz estaba.
Luis Lozano SDB