Materiales para jóvenes


Jueves Santo

Oración: "Sois mis amigos”

Sitúate en la clave del día:

  • Hoy jueves estamos invitados a entrar paso a paso en la Pascua. Las claves que resuenan en nuestros oídos son las de la entrega, el servicio, el amor…

  • Estás invitado a situarte como uno de esos discípulos que acompañaban a Jesús en esa especial cena de Pascua.

Haz silencio en tu interior…

Dedica un minuto a serenarte y hacer silencio, toma conciencia de que vas a rezar y encontrarte con Jesús, prepárate para escucharle.

Oración para comenzar

Sé, Señor, que estás aquí a mi lado, como un amigo, como estuviste tantas veces junto a los tuyos. Abre mi mente y mi corazón para que pueda contemplarte y escucharte.

Composición de lugar

Imagínate que eres uno de los discípulos de Jesús y estáis preparando la cena y Jesús también está ahí, con vosotros… le contemplas, haces memoria de tu historia con Jesús, de lo que has vivido con él.

Sitúate como discípulo

Eran las cinco de la tarde
La primera vez que me encontré con él.
No hubo más remedio que mirarle,
Como un imán que abrazará a un alfiler.

No hubo mares, no hubo barca,
No hubo padre, no hubo hogar
Que a mi vida a mí me atara
Y me impidiera volar
Tras Él, Jesús, todo cambió.
Como una luz,
En las sombras de mis sueños encendió.

No somos siervos sino amigos,
Por las noches junto al fuego nos cantó.
Canciones que hacen sentir a un mendigo,
Como el príncipe del reino que Él soñó.

Y en los mares y en la barca,
Era amigo y era hogar.
La mano que nos salvaba
De la fiera tempestad.
Con Él, Jesús, todo cambió.
Como una luz.
Un amigo que jamás esperé yo.

No éramos esclavos sino amigos,
Encontramos el tesoro de su voz.
Hoy Jesús nuestras vidas vendimos,
¿Qué precio le daremos a su amor?

Sois más que las aves y los lirios,
Sois los niños que acaricia el Padre Dios.
Nunca tengáis miedo del peligro,
Que Dios cuida hasta el cabello quecayó.

Y hoy la Pascua celebramos,
Es tiempo de recordar.
Que ya no somos esclavos,
Que atravesamos el mar.

Con Él, Jesús, que pasa hoy.
El sol se va, no sabemos que esta noche ocurrirá.
Celebramos hoy la Pascua y libertad:
Hierba amarga y el cordero, vino y pan.
Yo presiento que algo malo... Va a pasar.

No éramos esclavos sino amigos,
Encontramos el tesoro de su voz.
Hoy Jesús nuestras vidas vendimos,
¿Qué precio le daremos a su amor?
A su amor...

“El precio del amor”, Musical 33

Escucha la Palabra: Jn 15,1-18

Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto [...] Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada…

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otro como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervo: porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado par que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.

Interioriza/Medita

Mira a Jesús con el cariño del amigo y el discípulo, escúchale, te habla a ti, te llama amigo, te invita a dar fruto, a amar como Él ha amado… Haz memoria afectiva de tu vida de fe, de los momentos importantes que has ido viviendo.

Oración final: Solo sé cómo se llama

Que si nació hoy, que si nació ayer, que si nació aquí, que si nació allá.
Que cuántos clavos, que cuántos panes y pescados.
Que si eran reyes, que si eran magos.
Que dónde está, que cuándo vuelve.

Yo lo único que sé es que....
A mí me tomó de la mano cuando más lo necesitaba.
Me enseñó a sonreír y agradecer por las pequeñas cosas.
Me enseñó a llorar con fuerzas y dejar ir.
Me enseñó a despertarme saludando al sol y a acostarme con la cabeza tranquila.
A caminar muy lento y muy descalza.
Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí. Me enseñó mucho, me enseñó todo.
Me enseñó a quererme con ganas. A querer a quien tengo al lado y a darle la mano.
Me enseñó que siempre me está hablando en lo cotidiano, en lo sencillo, a manera de mensajes y que para escucharlo, tengo que tener abierto el corazón.
Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.
Me enseñó que la fuerza más grande es el amor y que lo contrario al amor es el miedo.
Me enseñó cuánto me ama a través de mil detalles.
Me enseñó que los milagros sí existen.
Me enseñó que si yo no perdono, soy yo quien se queda prisionera; y que para perdonar, primero tengo que perdonarme.
Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien pero que actúe bien a pesar de todo. Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.
Me enseñó a buscarlo dentro y no afuera.
Me deja que me aleje, sin enojarse. Que salga a conocer la vida. A equivocarme y aprender. Y me sigue cuidando y esperando.
Hasta me dejó aprender de otros maestros sin ponerse celoso; porque es de necios no escuchar a todo el que habla de amor.
Me enseñó que solo estoy aquí por un tiempo, y solo ocupo un lugar pequeño. Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor y en compartir su luz conociendo mi sombra.
Que disfrute, que ría, que valore, y que Él siempre va a estar en mí...
Que aunque dude y tenga miedo, confíe, ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí....

Se llama Jesús…