Objetivo 5

Metas  del Objetivo 5

Fundamentos y Principios

La formación en nuestros Centros educativos es integral, es decir, comprende al hombre en su totalidad. Esta visión permite al ser humano desarrollar, de un modo armónico, “sus dotes físicas, psíquicas, morales e intelectuales, e insertarse activamente en la vida social y comunitaria”, tanto en sus aspectos teóricos o intelectuales como prácticos o experienciales. 

La educación integral se empeña en superar cualquier exageración o polarización que pueda surgir entre los distintos modelos formativos. Es importante, por ello, que la educación toque al menos los cuatro centros vitales de la persona: el corazón (libertad y decisiones), la mente (el saber), las manos (la acción) y los pies (la realidad en que vive). En todos ellos se interrelacionan y auto-implican las dimensiones: corporal, psicológica, existencial y espiritual, de cuya maduración depende el futuro educativo de la persona. 

Esta educación integral de la persona es explicitada en el Proyecto educativo institucional. Sus objetivos y mediaciones, por lo mismo, deben tener en cuenta el ritmo de las personas, los contextos culturales, sociales, religiosos y “cada uno de los aspectos de su vocación”. 

Para lograr este enfoque integral, son necesarias algunas reformas significativas no solo en el campo estructural y metodológico, sino también en la proyección social y en la misión educativa franciscana. Esta decisión posibilita ofrecer a los Centros educativos menos dotados el acceso al conocimiento, a la formación y a la tecnología, en igualdad de oportunidades para todos. (Id y Enseñad, p. 35)