Objetivo 1

Metas  del Objetivo 1

Fundamentos y Principios

La pedagogía franciscana desarrolla la relación con el Dios revelado por Jesucristo y experimentado por Francisco de Asís. Por lo tanto, promueve una auténtica y profunda relación personal con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, basada en una alianza de comunión que abarca toda la persona: cuerpo, mente, corazón e historia. Esta relación permite experimentar el infinito amor de Dios Padre, en el Espíritu, y conduce “a buscar y encontrar a Jesucristo en las Escrituras, en la historia, en todos los aspectos de la vida, en el hermano y en toda la creación, en una continua obra de discernimiento para reconocer la acción del Espíritu”. 

En esta tarea, los pobres, en cuanto son signos de la presencia de Jesucristo, ocupan un sitio particular, tal como lo corrobora la experiencia de Francisco de Asís en su proceso de conversión. El encuentro personal con Cristo nos hace discípulos y misioneros. 

La educación franciscana está llamada, entonces, a despertar y a formar una conciencia misionera que mueva a salir y a ir al encuentro del otro para anunciarle, con la vida y la palabra, la Buena Noticia de la Salvación, al margen de cualquier disputa o controversia. Sólo en la itinerancia hacia el otro y en el diálogo es posible compartir la vida del prójimo y realizar los mejores esfuerzos para crear “una cultura alternativa de signos capaces de contagiar la alegría y la pasión por la vida. (Id y Enseñad, p. 28).