Planifique que los adultos ayuden a los niños que están molestos.
Consejos para adultos para disminuir la intensidad de los comportamientos de los niños. :
Primero encuentre su propia manera de calmar sus sentimientos. Los niños miran hacia los adultos en busca de la calma y si el adulto está agobiado o frustrado, se vuelve más difícil para que el niño se calme. Si es necesario, dese tiempo y espacio para utilizar sus propias estrategias relajantes antes de intervenir.
Reconozca los sentimientos de su hijo y, si corresponde, ofrezca una respuesta alternativa. Por ejemplo, "Entiendo que estás frustrado, pero no está bien que me grites. La próxima vez que estés molesto, puedes pedirme ayuda”.
Cuando ofrezca querer hablar, asegúrese de escuchar primero.
Pregunte cómo puede ayudar.
Ofrezca que juntos traten una estrategia relajante: "Tomemos 3 respiraciones profundas juntos". "Vamos juntos a caminar".
Tenga en cuenta cuando su hijo está molesto:
Cuando el comportamiento de su hijo ha intensificado, su cognición disminuye. Su capacidad para entender lo que usted está diciendo y/o para controlar su acción es limitada.
Puede ser útil limitar sus palabras y afirmar sus expectativas, en lugar de lo que no debe hacer; por ejemplo, "Necesito que bajes la voz" en lugar de "deja de gritar".
Dar espacio. A veces, cuando estamos molestos, necesitamos un minuto para calmarnos solos. Puede ser difícil hacerlo cuando alguien está parado frente a usted.
Intente abstenerse de hablar sobre las consecuencias en este momento. Puede agravar aún más la situación. En cambio, espere hasta que tanto usted como su hijo estén tranquilos para hablar sobre lo que sucedió, qué respuesta alternativa podría haber sido y cuáles son las consecuencias, si corresponde.