Dos constantes dominan la vida de Bécquer: la pobreza y el sufrimiento. Nació en Sevilla en 1836. Queda huérfano siendo niño, lo acoge su madrina y le da buena educación. A los 18 años se instala en Madrid. Pasa penurias escribiendo artículos. A los 21 contrae la tuberculosis, se enamora en silencio de Julia Espí y obtiene un cargo burocrático del que le despiden porque "perdía el tiempo escribiendo y dibujando". Se enamora de Elisa Guillén y ella le abandona. Se casa con Casta Esteban y ella le es infiel. Malvive sus últimos años como periodista.
Se le etiquetó como "romántico tardío" porque escribió en pleno auge del Realismo pero sobre los temas y las formas del Romanticismo.
Lirismo intimista: formas sencillas, sin adornos, para que destaque más el sentir profundo del poeta.
Preferencia por los versos endecasílabos y heptasílabos de rima asonante.
No le gusta el Realismo pero tampoco la poesía exaltada de Espronceda (Romanticismo).
Él mismo dijo: "Hay una poesía pomposa que seduce con su armonía y su hermosura. Pero hay otra breve y seca que brota del alma como una chispa eléctrica, desnuda de artificio, que roza el alma del lector y despierta su fantasía. La primera es la poesía de todo el mundo, agrada al oído, produce satisfación y se desvanece. La segunda es la poesía de los poetas".
En verso:
Rimas (84 poemas breves publicados en 1871)
I a XI: Estímulos para escribir poesía.
XII a XXIX: Observación de la belleza femenina.
XXX a LXXIV: Poemas amargos, dolientes. Muerte.
En prosa:
Leyendas (25 relatos con temática romántica: El amor imposible, lo misterioso, lo exótico, lo sobrenatural...
Cartas desde mi celda (Crónicas compuestas durante un reposo en el monasterio de Veruela)
Cartas literarias a una mujer (4 cartas publicadas en el periódico "El Contemporáneo" en 1861 donde habla de amor y poesía)
RIMA VII
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera
que le diga «Levántate y anda»!
RIMA X
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman;
el cielo se deshace en rayos de oro;
la tierra se estremece alborozada;
oigo flotando en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran...
¿Qué sucede?
–¡Es el amor que pasa!
RIMA XIV
Alguna vez la encuentro por el mundo
y pasa junto a mí
y pasa sonriéndose y yo digo
¿Cómo puede reír?
Luego asoma a mi labio otra sonrisa
máscara del dolor,
y entonces pienso: -Acaso ella se ríe,
como me río yo.
RIMA XXI
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
RIMA XXIII
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.
RIMA XXXVIII
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?
RIMA XLVII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
¡esas… no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!
RIMA LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!