- Acerca de mi personaje:
Su nombre es Druella, tiene 13 años, tiene pelo marrón y ojos azules eléctricos. Es hija de Perseo y Andrómeda, los cuales nunca la reclamaron como su hija. Druella vive con sus padres adoptivos en Houston. Es una heroína y la hazaña que la convierte en una es derrotar a Medusa, la criatura mitológica que petrifica a todo el que la mira directo a los ojos.
Druella era una chica muy bonita de pelo morocho y ojos azules eléctricos de 13 años, hija de Perseo y Andrómeda. Sin embargo, ellos nunca la reclamaron como su hija, por lo que vivía en Houston con sus padres adoptivos y humanos.
Un día, en la escuela, Druella se quedó dormida en clase. Tuvo un sueño muy extraño. Soñó con criaturas extrañas apareciendo en la oscuridad, deslizándose por el piso... Gente que gritaba y sin embargo Druella no podía ver a nadie... Pasillos desiertos...
Y se despertó de un sobresalto. Miró a su alrededor y se llevó una ingrata sorpresa al ver que nadie estaba en el aula. Todas las mochilas y los útiles estaban en los bancos pero en el aula no había ni un solo ser humano aparte de Druella. Decidió salir al pasillo para ver si las demás aulas estaban vacías y para que alguien le explicara qué estaba pasando. Sin embargo, todas las demás aulas del pasillo estaban completamente vacías. Igual que en su propia aula, todas las pertenencias de los estudiantes seguían en los bancos pero no había ni un solo alma. Desesperada, revisó el segundo piso, pero no había nadie. Absolutamente nadie. Sabía que algo andaba mal.
De repente, vió la sombra de una figura muy deforme proyectada en el suelo doblando la esquina. Instintivamente, se escondió detrás de la puerta de un aula claramente vacía y espió para ver qué o quién era.
Se trataba de una mujer con serpientes en lugar de cabellos, piel escamosa y violácea y ropa muy andrajosa. Se acercaba a Druella arrastrando los pies y con sus serpientes siseando. La chica la reconoció de inmediato: era la infame Medusa, una criatura que petrificaba a todo aquel que la mirara directo a los ojos.
Inmediatamente, Druella se metió en el aula. Se puso a rebuscar tratando de hacer el menor ruido posible. Finalmente, encontró lo que buscaba: unos anteojos olvidados. A través de ellos, podría ver a Medusa sin problema alguno y sin quedar petrificada. Luego, siguió rebuscando en busca de algo filoso, como una cuchillo que alguna maestra hubiera llevado al aula para cortar una manzana o algo así. Milagrosamente, encontró uno en un cajón. Se puso los anteojos, empuñó el cuchillo y salió del aula para enfrentar a Medusa.
Para su sorpresa, el monstruo se había movido poco y nada desde donde Druella la había visto por última vez. Ahora que podía ver sus ojos sin peligro alguno, vió que eran amarillos con pupilas en forma de rendija como las de un gato, rojas. La niña se paró en el corredor, rogando por lucir más valiente de lo que en realidad se sentía.
-Ssssss -sisearon las serpientes en modo amenazador.
-Tranquilassss, pequeñasssss -las calmó la criatura con una voz rasposa de ultratumba y sin embargo dulce. -No hay porqué comenzzzar con el pie izzzzzquierdo.
Druella no dijo nada pero se fue acercando lentamente.
-Baja el cuchillo, mocossssa. -De repente, su voz ya no era dulce, sino amenazadora como los siseos de las serpientes, los cuales no pararon un minuto.
-Oblígame.
Medusa se abalanzó sobre ella pero ni bien la criatura se acercó un paso, la muchacha le hincó el cuchillo en donde debería haber estado el corazón de haber sido una humana. El monstruo se quedó paralizado en el acto, en el medio del aire, en una posición ridícula. Entonces, estalló en un rayo de luz dorada que obligó a Druella a cerrar los ojos. Cuando los volvió a abrir, ya no estaba ni Medusa ni ningún rastro de ella.
La chica se quedó un momento parada en el lugar, asimilando todo lo que acababa de pasar. Salidas de la nada, se comenzaron a oír voces de gente hablando apresuradamente del piso de arriba. Subió un último piso y se encontró allí a toda la escuela, con maestros incluidos, luciendo aterrados. Cuando sus amigos vieron a Druella, se levantaron rápidamente del piso y le fueron a preguntar donde se había metido, lo cual le resultó bastante extraño a ella ya que pensaba que había estado durmiendo en el mismo aula donde estaban ellos. De todos modos, sus amigos no prestaron atención a sus balbuceos y le preguntaron qué hacía con anteojos puestos. Ella les contó lo que había ocurrido. Por alguna extraña razón no parecieron escépticos en lo más mínimo y corrieron a contarle al director. El director lo anunció al resto de la escuela y todos vitorearon y celebraron que Druella había derrotado a Medusa. Ella quedó muy confundida por cómo reaccionaron todos, ya que no estaba al tanto de que todo el mundo supiera que la mitología griega de verdad existía.