En nuestra comunidad ISQ la llegada de nuevos miembros que vienen de otros estados o países es una característica única que nos enriquece. Los cambios son una constante en nuestras vidas, sobre todo con nuestro acontecer actual, donde la globalización ha generado una ola de migraciones a diferentes lugares por diversas circunstancias. Estos movimientos usualmente generan a mediano y largo plazo mejoras y cosas buenas para quienes los realiza y recibe, sin embargo al inicio, para algunos el cambio también genera ansiedad e incertidumbre y un periodo de adaptación que requiere apoyo de toda la comunidad en la que se insertan.
Los niños no están exentos de esto, tomémonos un minuto para analizar todo lo que implica una migración: dejar su país o ciudad, su escuela, sus amigos, su familia extensa, sus rutinas, etc. para llegar a un lugar, casa, escuela, compañeros, costumbres, clima, comida, e incluso lenguaje nuevos, para algunos (adultos y niños) resulta más fácil, para otros (muchos) es un proceso más complejo, incluso a veces doloroso, pues los cambios siempre representarán pequeñas renuncias que sólo son superados cuando se trabajan como proceso de duelo.
El duelo se refiere justo a ese transcurso de adaptación emocional que le sigue a una pérdida, transitar por esos cambios, renuncias y pérdidas en nuestra mente, implica necesariamente sentirlas en la esfera emocional, en el caso de una migración podemos hablar de un “duelo migratorio”.
Una vez que llegamos a nuestra nueva aventura, se empieza una serie de movilizaciones en cuanto a recursos psicológicos que están encaminados a conservar la propia identidad, unos más fructíferos que otros, en el caso de los niños y adolescentes, quienes se encuentran en plena formación de su personalidad, sería importante prestar especial atención para que como padres brindemos el apoyo que pudieran estar necesitando durante este proceso de adaptación. En algunos casos los niños pueden estar expresando sus emociones, llorando mucho, negándose a asistir al nuevo colegio, durmiendo excesivamente o no durmiendo, perdiendo el apetito o por el contrario comiendo en exceso por ansiedad, algunos otros se mostrarán enojados, agresivos con sus nuevos compañeros, negados a participar en actividades, otros tantos, demasiado pasivos, resignados, tristes, apáticos. Ustedes como padres que conocen mejor que nadie a su hijo, podrán detectar estas variaciones en su forma de ser, algunas son muy evidentes, otras quizás requieran más observación y atención pues aunque pueden ser cambios muy sutiles, puede que sí le estén causando malestar emocional al menor. Y es por ello que en este pequeño artículo queremos darles unas sugerencias para ayudar a los más pequeños a enfrentar de una mejor manera un cambio tan significativo en su vida:
Acercarse a la comunidad de su propia nacionalidad que ya está asentada en el nuevo destino, ésta es una red de apoyo fundamental tanto para padres como para los hijos, pues les brinda acompañamiento en esta inserción al nuevo país y ciudad donde vivirán, con ellos podrán hablar y expresar sus sentimientos en su lengua materna, lo cual les da un sentimiento de apoyo, compañía y solidaridad, además, poco a poco, ellos mismos pueden irlos presentando con gente local que también será clave para su adaptación.
Pensemos que ya localizó a sus compatriotas que viven en su nuevo lugar de acogida, ahora otro punto importante para adaptarse de una mejor manera, sería también abrirse a conocer e interactuar con gente local, por lo que si le invitan a usted y a sus hijos a la fiesta infantil de un niño de la escuela, o a una salida con los compañeros de trabajo de los padres, etc. véalo como excelentes oportunidades para ir siendo parte de la comunidad, aprender el idioma y ver de primera mano las costumbres regionales.
No esperen solo a que se les presente la invitación, ¿qué tal que son ustedes los que organizan alguna reunión para conocer gente? Aquí es un momento valioso para hablar de su país, compartir una comida típica de su lugar de origen con la gente mexicana e intercambiar experiencias. Todo esto es ir tejiendo “redes de apoyo” que serán clave para su adaptación en su nuevo país.
Para muchos, pero en particular para los niños y adolescentes, una forma de disminuir ansiedades y obtener seguridad, es establecer rutinas sólidas y consistentes, por lo que traten de encontrar la rutina que como familia les pueda funcionar mejor. Mantenga a los hijos comunicados respecto a sus nuevos horarios, actividades y de más información que a ellos les ayude a prepararse mentalmente para cuando llegue el momento de realizarlas y cumpla con lo pactado con ellos en relación a este tema.
Es de vital importancia generar un espacio de unidad familiar donde el clima de confianza esté bien cimentado para que pueda ser éste, un espacio de diálogo en donde los niños y adolescentes puedan expresar todo lo que sienten: miedo, enojo, tristeza, ansiedad, rabia, culpa, nostalgia, desconfianza, entusiasmo, esperanza, ilusión, admiración, curiosidad, etc. La idea es: lenguaje emocional en casa, abrir el espacio para tener estas conversaciones donde todos puedan expresar con honestidad cómo se están sintiendo, vale aquí recordar que “cuando la palabra no alcanza, el cuerpo habla” y no siempre lo hace de las mejores maneras, ¿ha escuchado de la somatización? Por ahí va el asunto.
Ya que tienen un espacio de diálogo en familia, es tarea de nosotros los padres ayudar a nuestros hijos, a transformar lo negativo en aprendizajes y encontrar lo positivo de la nueva vida, orientar a los niños y adolescentes en formas de acercarse para hacer nuevos amigos y ayudarles a mantener la motivación cuando ésta se encuentre un tanto baja.
Busque información sobre su lugar de acogida, las costumbres locales y todo lo que considere que le pueda servir para estar más preparado durante su proceso de adaptación. Cosas que pudieran parecer tan insignificantes, como por ejemplo hábitos de higiene, saludos de cortesía, reglas de tránsito vial, etc. pueden ser factor clave para su adecuada socialización.
Una vez que se supera este duelo migratorio, con los retos asociados al cambio, los niños, adolescentes y los propios padres, se transforman, descubren o desarrollan recursos psicológicos hasta el momento desconocidos y que les lleva a desarrollar habilidades de resiliencia, autoestima, tolerancia y apertura a la diversidad entre muchas otras cosas.
Si después de un periodo prudente de adaptación, observas que tu hijo o incluso tú como padre, no te sientes más estable y tranquilo, presenta aún sentimientos de malestar emocional e incluso físico, es momento de acercarse a los expertos y buscar apoyo para elaborar este duelo migratorio.
Como locales que recibimos en nuestra comunidad a familias de otros lugares, nos toca buscar también estos espacios de acercamiento con ellas, de diálogo, de apoyo, manteniendo una actitud abierta, receptiva para entender y aprender de sus valiosas costumbres, enseñarles las nuestras y encontrar coincidencias, al final de cuentas, todos somos seres humanos. Esto como comunidad nos fortalece, nos enriquece y nos orienta a pensarnos como verdaderos ciudadanos del mundo.
Manténganse al pendiente de todos los artículos informativos, las conferencias, talleres y demás actividades que tenemos programadas para las familias ISQ.
La primera conferencia para ustedes familias: viernes 25 de octubre 9:00 a.m.
Si tienes más dudas o sugerencias escríbeme a isq.seguro@isq.edu.mx
Psic. Alejandra Morales Arroyo