Microrrelatos premiados

Queremos agradecer a todos los alumnos que habéis participado en el concurso vuestros excelentes relatos. El jurado lo ha tenido muy difícil para elegir a los premiados pues muchas de vuestras propuestas merecían ganar, pero solo hemos podido elegir a cuatro.

Os dejamos los textos premiados, esperamos que os gusten.

Primeros premios: Nicolás Pacheco Muñoz de 3º de ESO A y Cristina López Raya de 2º de ESO C

Recuerdos de mi abuela

Se despertó sin que sonara el despertador, algo era distinto. Todo le parecía raro, la habitación, el baño, el salón, la cocina… A pesar de todo, empezó a preparar el desayuno antes de ir a trabajar como hacía habitualmente, aunque se sentía torpe. Una voz al fondo - Mamá, deja eso y siéntate; yo lo hago- ¿Pero…? ¿quién…? ¿cómo, qué...?. Ella recordaba vivir sola. De pronto, una joven simpática y encantadora le da la mano y la acompaña al sofá manteniendo una conversación cariñosa. No la recuerda, algo pasa en su cabeza y no lo entendía. La voz de un niño pregunta a la joven -¿qué le pasa a la abuela?- y ella responde -esta enfermedad le hace olvidar sus recuerdos-.

Nicolás Pacheco Muñoz

El establo

¡No lo encontraba por ningún lado!, ¡no sabía dónde podía estar!, así que me dirigí hacia los establos, y mientras buscaba, escuché un ruido extraño: irlirlirlirl… Estaba claro que eso no era un relincho, así que me acerqué sigilosamente hacia el box de la yegua de mi hermana, y lo encontré: ¡Allí estaba! Un poco sucio y babeado. Malibú, la yegua, tenía un embarazo psicológico, se creía que ‘‘Butterfly’’, el peluche de mi hermana, era su hijo. Ahora no había nadie quien pudiera quitárselo, porque se ponía muy nerviosa. Cuando se lo dije a mi hermana se puso muy triste, por no tener a su ‘‘Butterfly’’, y alegre a la vez, de saber que la preciosa Malibú lo cuidaría bien.

Cristina López Raya



Segundos premios: Rubén Forte Osuna, 3º de ESO A y Silvia Mena González de 2º de Bachillerato B

28 AÑOS, NO SON NADA

-¡Te lo prometo!- Fueron las últimas palabras que escuchó de Derek aquella mañana del fatídico 13 de agosto. - Son muchos años Erika, las personas cambian-, le decía su hermana. Pero Erika seguía aferrada a esa promesa hecha 28 años atrás. El 9 de noviembre tocaba a su fin, cada golpe sobre la pared de hormigón se celebraba como una nueva vida. ¡Por fin cayó el muro! Miles de berlineses lloraban de felicidad y se abrazaban junto a la puerta de Brandenburgo. A Erika le costaba respirar; sentía como se desmayaba, cuando, entre toda esa gente, alguien le cogió la mano. - Aquí estoy cariño, como te prometí-.

Rubén Forte Osuna

Epístola sentimental

Lo siento.

De veras siento haber tenido que irme así, me hubiera gustado quedarme más. Pero, después de tantísimo tiempo juntos, es como si me hubieras estado apartando de tu vida.

Desde que nos conocimos, he procurado ir siempre a tu lado. Aún recuerdo esas largas noches en vela, que transcurrían entre profundas conversaciones. Cada vez que pareces olvidarme, hago lo posible por volver a ti, generándote sentimientos nuevos, cada vez más intensos.

Me duele que me hayas olvidado. Pero ya sabes que refugiarse en el perdón no es algo permanente. Me iré por ahora, pero no del todo. Y te aseguro que no para siempre.

Tu vieja amiga, La Culpa.


Silvia Mena González