La situación de aprendizaje que hemos dado en este trimestre hasta ahora se titula "¿Cómo y por qué la realidad deviene un problema filosófico?", pues nos ha contextualizado sobre cómo definían la realidad los principales filósofos clásicos y las principales diferencias entre ellos, además de introducir a Descartes.
He aprendido que el verdadero valor de la filosofía inicial no es el de las respuestas que nos proporciona (el sujeto es filosofía inicial, que es en singular), a veces inverosímiles, sino en el mérito de haberse atrevido a formular esas preguntas y de intentar responderlas en un mundo sin ningún precedente a cuestionarse lo establecido.
Antes de los principales filósofos clásicos, la única respuesta que tenían los griegos para su existencia eran los mitos, cuentos que les hacían no cuestionarse nada para que pudiesen continuar con su vida con toda tranquilidad, hasta que llegaron los presocráticos.
El primero en establecer el hecho de cuestionarse la realidad es Parménides, que hace una distinción entre "lo que es"(el ser) y "lo que no es" (el no ser). Para él, "lo que no es" recuerda no poner coma entre sujeto y verbo es impensable y, por lo tanto, inexistente. Por el contrario, "lo que es", es lo único que existe y es inmutable, es decir, nunca cambia ni se mueve. Aquí es donde Heráclito encuentra su principal desacuerdo con Parménides, pues, para él, la realidad está en constante cambio. Es un río que nunca para de fluir, y nunca te bañas dos veces en el mismo río. Pero este constante cambio tiene un porqué, una razón universal, a la que denomina Logos.
Platón creía que iba a arreglar el mundo e intentó sintetizar ambas ideas. Para él la realidad estaba dividida en dos mundos: el primer mundo, el de las ideas, siempre es y nunca cambia, ahí se encuentran las esencias perfectas, eternas e inmutables. Sin embargo, estas ideas son abstractas y solo se pueden conocer con la razón. De este mundo de las ideas es de donde salen las copias imperfectas o apariencias que conforman el mundo sensible, el mundo en el que vivimos y experimentamos.
Aristóteles sí vino a arreglar el mundo y no estaba para nada de acuerdo con las ideas de Platón y sus dos mundos. La forma o esencia de las cosas (lo que hace que algo sea lo que es) no está en otro sitio, sino dentro de las propias cosas. Además de afirmar esto, no se quedó tranquilo e introdujo la teoría hilemórfica: las sustancias están compuestas por materia, (aquello de lo que está hecho: hylé) y la forma (morphé). También se adelantó a siglos de ciencia con la teoría de las cuatro causas, que explica que para entender cualquier cosa tienes que buscar de qué está hecha (material), lo que hace que sea esa cosa (formal), lo que la ha convertido en esa cosa (eficiente), y su función (final).
Pasan siglos hasta que Descartes retoma estas cuestiones desde otra perspectiva. Desde la incertidumbre sobre lo que es real o no, aplicó una duda metódica y escepticismo radical que le llevó a cuestionarse todo. Llega hasta tal punto que elabora la hipótesis del Genio Maligno: un ser tan poderoso que es capaz de engañarme sistemáticamente sobre la realidad. Sin embargo, acaba por razonar que para ser engañado, hay que existir y. que si se duda acerca de si se es engañado, entonces, se existe.
Intereses y nuevas preguntas
Lo que más me ha interesado hasta hace bien poco ha sido ver cómo cada uno de los filósofos clásicos era capaz de inventarse un sistema para explicar la realidad desde cero. Al estudiar a filósofos clásicos, aprendes la monumental dificultad de razonar sin ninguna base establecida. Es también al ver cómo ellos se cuestionan la realidad desde sus fundamentos que reaprendes el hábito de cuestionarlo todo.
Ahora, con la llegada de Descartes y su cuestionamiento, no tanto sobre la realidad, sino sobre su propia capacidad de conocerla o no, me interesa cómo puede evolucionar el pensamiento hasta días más cercanos. Conforme avancemos hacia la actualidad, los filósofos van a contar con preguntas ya respondidas e irán construyendo sobre estas y reformulado otras. Mi interés y nuevo interrogante es ese ahora: ver hasta dónde llega esa evolución del pensamiento y cuáles serán los límites del razonamiento humano.
Creo que esto es relevante por el "hasta dónde llegarán". Puede ser que un día nos quedemos sin preguntas por hacer, pero, sin embargo, el humano es incapaz de dejar de cuestionar lo que le envuelve, y espero que siga pasando y que haya alguien que siga buscando respuestas donde otros solo ven preguntas ya resueltas.
Problemas, causas y posibles soluciones.
Creo que se me complica el desarrollar razonamientos propios a partir de ideas que ya conozco. Sé lo que piensa cada uno de los filósofos, pero a la hora de compararlos, me cuesta hacer argumentos sólidos y coherentes. Además, al enfrentarme a comentarios, incluso teniendo las ideas claras y sabiendo cómo lo voy a estructurar y lo que voy a decir, me bloqueo (seguramente por nervios), entiendo que es porque cuenta para nota, ya que me pasa también en exámenes.
Dudo de cómo estructurarlo, me acaba por faltar profundidad en los textos y no acabo reflejando mi verdadero nivel. Creo que este segundo problema agrava al primero.
Experiencia no me falta en comentarios de texto, pero es algo que no he acabado de solucionar. He intentado solucionarlo trabajando mucho más el temario antes de plasmarlo en un comentario de texto, pero creo que aún así me falta algo. La solución definitiva podría estar en practicar directamente los comentarios, además del temario, para poder superar esta carencia, algo que pondré en práctica.
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