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UNIÓN EUROPEA

Redacción Ambienta


Plásticos, la economía circular y el medio ambiente en Europa: una prioridad para la acción

Cada año unos nueve millones de toneladas de plástico acaban en el océano. Un problema ambiental sobre el que cada día existe una mayor concienciación y preocupación. Pero los perjuicios no quedan ahí y existen otros efectos negativos del plástico menos conocidos, como su contribución al cambio climático y los nuevos retos relacionados con la pandemia de la Covid-19. En ello pone el acento el informe “Plásticos, la economía circular y el medio ambiente en Europa: una prioridad para la acción”, elaborado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). A lo largo de setenta páginas analiza la producción, el consumo y el comercio de plásticos, así como su impacto ambiental y climático, estudiando el modo de revertir la situación. Se trata de una apuesta por una transición hacia una economía circular de plásticos a través de tres vías que involucran a responsables políticos, industria y consumidores, y que se centran en un uso más inteligente de los plásticos, una mayor circularidad y el uso de materias primas renovables.

El informe pone de manifiesto que la pandemia ha modificado la producción, el consumo y los desechos de los plásticos. La utilización de mascarillas, guantes o artículos de plástico de un solo uso se ha hecho necesaria, pero la AEMA advierte de que pueden comprometer a corto plazo los esfuerzos de la UE para frenar la contaminación del plástico e iniciar una transición hacia un sistema más sostenible y circular para estos materiales. Por otra parte, la producción de plásticos requiere de grandes cantidades de combustibles fósiles y, para agravar el problema, la disminución de la actividad económica provocada por la pandemia se ha traducido en fuertes caídas de los precios del petróleo, de manera que para los fabricantes resulta más barato producir plásticos a partir de materiales vírgenes de origen fósil que apostar por plásticos reciclados. Los datos del Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la AEMA muestran que las emisiones anuales relacionadas con la producción de plástico en la UE ascienden a cerca de 13,4 millones de toneladas de CO2 , alrededor del 20% de las emisiones de la industria química en toda la UE.

Informe Clean Air Outlook: apuesta por un aire limpio

La Unión Europea lleva trabajando décadas para reducir la contaminación del aire a niveles que minimicen los efectos nocivos sobre la salud humana y el medio ambiente. A pesar de ello, nueve de cada diez ciudadanos del mundo respiran aire contaminado: en España, más de 10 000 personas fallecen al año como consecuencia de la contaminación atmosférica, cifra que asciende a siete millones en todo el mundo, según datos de la OMS.


El segundo informe “Clean Air Outlook” presentado por la Unión Europea, analiza las perspectivas de reducir la contaminación del aire en la Unión Europea hasta 2030. Y deja claro que, si se aplican las normas comunitarias establecidas y las metas previstas en “La Segunda Perspectiva de Aire Limpio” —publicada a primeros de este año—, se logrará evitar un 55% de las muertes por polución en 2030. Bruselas destaca la tendencia positiva en la reducción de la contaminación en la Unión Europea sin que ello haya dañado las perspectivas económicas. El informe señala que desde el año 2000 el PIB de la UE ha aumentado alrededor de un 30%, mientras que las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos han disminuido entre el 10% y el 70%. Por ello, la Unión Europa insiste en señalar que las medidas contra la polución del aire aportan beneficios netos a las sociedades. No obstante, a pesar de estas optimistas previsiones, el informe también constata las enormes diferencias que existen entre los diferentes países y recuerda que la mayoría de ellos aún debe realizar significativos esfuerzos para cumplir con sus obligaciones para lograr los objetivos del Acuerdo de París.

Nueva legislación sobre baterías para reducir su impacto ambiental

El reciclado de baterías debe ascender al 70% en 2030 © Comisión Europea 2020

La demanda de baterías está aumentando y se prevé que se multiplique por 14 de aquí a 2030. Por ello, la Comisión Europea propone modernizar la legislación sobre baterías (industriales, de automóviles, de vehículos eléctricos y portátiles) para que estas sean sostenibles, de alto rendimiento y seguras a lo largo de todo su ciclo de vida. Esta iniciativa es la primera de las acciones anunciadas dentro del Plan de Acción para la Economía Circular, clave para lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo y para contribuir a alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050.

Estas baterías, necesarias para el transporte ecológico y la energía limpia, han de ser producidas con el menor impacto ambiental posible, con un empleo restringido de sustancias peligrosas. Al final de su vida útil han de reutilizarse, remanufacturarse o reciclarse para que los materiales valiosos (como el cobalto, el litio, el níquel y el plomo) se reincorporen a la economía.

Además, el Reglamento propuesto establece un marco que facilitará la reutilización de las baterías de los vehículos eléctricos para que puedan tener una segunda vida, por ejemplo, como sistemas fijos de almacenamiento de energía o como parte de la red eléctrica como recurso energético.


A partir del 1 de julio de 2024, solo podrán comercializarse las baterías de vehículos eléctricos e industriales recargables que cuenten con una declaración de huella de carbono. Para mejorar significativamente la recogida y el reciclado de baterías portátiles, el porcentaje actual de recogida, equivalente al 45 %, debería ascender al 65 % en 2025 y al 70 % en 2030.


La mejora de las baterías y de su rendimiento supondrá una contribución clave a la electrificación del transporte por carretera, lo que reducirá significativamente sus emisiones, aumentará el uso de vehículos eléctricos y facilitará una mayor cuota de fuentes renovables en la combinación energética de la UE.