EN PELIGRO: las abejas

AutorRedacción Ambienta
Peonia. Foto: Gema Herranz. Ceneam. O.A.Parques Nacionales.

Las conocemos como productoras de miel, pero siempre nos ha maravillado su organización social y sus cualidades como ingenieras, arquitectas, pero ¿sabemos que su minuciosa labor polinizadora es imprescindible para la continuidad de muchos alimentos fundamentales?

La desaparición de las abejas provocaría una crisis alimentaria y, según unas palabras atribuidas a  Albert Einstein: “Sin abejas, no habría polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.

 

Pues bien, estos insectos amables y laboriosos y tan importantes para la vida están ya en peligro de extinción. A nivel europeo, el 37% de las poblaciones de abejas están en declive. Los problemas que afectan a las abejas y otros insectos polinizadores suponen una importante amenaza para la alimentación mundial, especialmente en las zonas del planeta con dificultades para abastecer de nutrientes a los grupos sociales más desfavorecidos.

Panal. Foto: Manimals.S.A. Ceneam. O.A. Parques Nacionales.

Pues bien, estos insectos amables y laboriosos y tan importantes para la vida están ya en peligro de extinción. A nivel europeo, el 37% de las poblaciones de abejas están en declive. Los problemas que afectan a las abejas y otros insectos polinizadores suponen una importante amenaza para la alimentación mundial, especialmente en las zonas del planeta con dificultades para abastecer de nutrientes a los grupos sociales más desfavorecidos.

 

Los insectos polinizadores aportan alrededor del 10% del valor económico de la producción agrícola a nivel mundial, pero su contribución para la nutrición humana es mucho mayor. El 75% de la flora silvestre se poliniza gracias a las abejas y casi el 40% de las frutas y verduras que comemos procede de la polinización.

“La ausencia de abejas y otros polinizadores eliminaría el café, las manzanas, las almendras, los tomates y el cacao; por nombrar solo algunos de los cultivos que dependen de la polinización. Los países deben cambiar a políticas y sistemas alimentarios más amigables y más sostenibles para los polinizadores”, aseguraba José Graziano da Silva, ex director general de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO).

 

En el planeta existen al menos 20 000 especies de abejas silvestres y en Europa, cerca de 2500. La polinización que realizan estos insectos es el proceso natural que permite que las flores sean fecundadas para dar semillas y frutos; es decir, la piedra angular de la biodiversidad. Pero también de nuestra seguridad alimentaria: a nivel mundial, una tercera parte de los alimentos dependen de las abejas, así como un 90% de las plantas silvestres con flor, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Las razones de la reducción

Desde hace casi 30 años sabemos que las abejas están muriendo, y, aunque aún no sepamos al 100% los porqués, sí que se conocen muchas de las causas.

Entre los motivos de la reducción de la población de abejas están: la reducción de su hábitat, los incendios, las especies exógenas, los pesticidas y la pérdida de diversidad genética, informa la CNN.

Además,  según un número cada vez más amplio de científicos, una de las razones  podría residir en el cambio climático, que desorienta a las abejas. Estos animales tienen los ciclos climáticos muy marcados, y sus variaciones las trastocan por completo hasta el punto de interferir fatalmente en su ciclo vital.

Otras causas son el incremento de avispas asiáticas y de dos parásitos enemigos naturales de las abejas: uno interno (Acarapis Woodi) y otro externo (Varroa Destructor). Este último ácaro parásito  ataca a distintas especies de abejas. Muchas de estas especies se han adaptado y pueden convivir con este parásito. No obstante, la abeja melífera no puede convivir con este ácaro y termina muriendo.

Amenazas

Desde 2004 se han autorizado más de veinte mil sustancias químicas nuevas en la Unión Europea.

Sin embargo, desde marzo de este año 2020, la Unión Europea ha prohibido el empleo de tres neonicotinoides, habiendo quedado demostrado que influían en la muerte de las abejas. Estas sustancias se utilizan para el control de plagas sobre los cultivos que al ser absorbidos por las hojas, el tallo, las flores, el néctar y el polen de las plantas pueden pasar a las abejas afectando su sistema nervioso central. Consecuencias: parálisis o muerte.

El aumento en el uso de neonicotinoides se dio aproximadamente en la misma época en que la cantidad de polinizadores, especialmente de abejas, empezó a disminuir en algunos países, aunque sin un patrón consistente. Este fue el primer indicio que llevó a los reguladores a examinar la seguridad de los neonicotinoides dada la importancia de las abejas para los ecosistemas y para mantener el rendimiento de los cultivos comerciales con servicios de polinización.

Además de su impacto directo en la mortalidad de abejas, se ha demostrado que los neonicotinoides afectan la conducta y rendimiento de las abejas a dosis subletales.

¿Qué podemos hacer?


Proteger los enjambres, no hacer fuegos en el campo, mantener limpios los terrenos e instalar colmenas en las fincas.

 

En España recientemente se ha elaborado la Estrategia Nacional para la Conservación de los Polinizadores, apro­bada por Conferencia Sectorial de Medio Ambiente en su reunión de 21 de septiembre de 2020.

La Estrategia presenta, en primer lugar, un diagnóstico sobre la situación y tendencias de los polinizadores y las principales causas de su declive. Sobre la base de ese diag­nóstico, incorpora objetivos y medidas en cuatro grandes áreas de actuación: promoción de hábitats favorables; me­jora de la gestión de los polinizadores y la reducción de los riesgos derivados de plagas, patógenos y especies invaso­ras; reducción del riesgo derivado del uso de productos fitosanitarios; y realización de investigaciones que ayuden a cubrir los vacíos de conocimiento existentes y a divulgar y facilitar el acceso a esta información.

 

La Fundación  Amigos de las Abejas nos insta a comprar la miel local y a proteger los enjambres de abejas. Enjambrar es un proceso natural cuando las colonias de abejas deciden reproducirse. Si aparece un enjambre, ponte en contacto con la Fundación Amigos de las Abejas, desde donde gestionarán correctamente su retirada a través del proyecto de recuperación de enjambres.

Las abejas, en un enjambre, suelen ser muy tranquilas y presentan poco peligro. Se vuelven agresivas si las perturbamos o rociamos con agua, hay que dejarlas solas y esperar a que un apicultor se las lleve.

Si eres agricultor o simplemente tienes árboles frutales en tu finca, permite que las colmenas se instalen cerca. Selecciona y utiliza los productos fitosanitarios con sumo cuidado; la destrucción de los insectos polinizadores naturales comporta el riesgo de una disminución en la productividad futura.

 Hasta un 70% de los cultivos producidos en España dependen de la polinización, según datos de un informe realizado por Greenpeace.

Esta ONG considera que la solución para frenar la disminución del número de abejas, a corto plazo, es prohibir los productos tóxicos para las abejas actualmente en uso, y hacer que la evaluación de riesgos de los plaguicidas sea mucho más estricta. Por otro lado, deben ponerse en marcha planes integrales de acción para salvar a las abejas. Y, según Greenpeace,  la solución definitiva debería ser la adopción de la agricultura ecológica como vía para una producción de alimentos respetuosa con todos los habitantes del planeta.

La agricultura ecológica garantiza una producción sana y sostenible, ya que protege el suelo, el agua y el clima, promueve la biodiversidad, no contamina el medio ambiente con agroquímicos ni transgénicos y respeta la salud de las personas.