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JORNADA SOBRE BIOTECNOLOGÍA INDUSTRIAL

Maíz, trigo, remolacha, virutas de madera, restos de troncos y hojas, paja, hierba, papel usado…, esta es la materia prima con la que trabajan las biorrefinerías. Residuos que ya nadie quiere y cultivos de alto rendimiento energético en suelos degradados. Con ellos los ingenieros, biólogos y químicos “moldean” sofisticados productos más sostenibles para surtir al mercado industrial de biocombustibles, bioplásticos, biocauchos, papel, material de construcción… Destino final: consumidores que desconocen cómo se ha gestado el producto.

 Este es el interés que mueve a la Real Academia de Ingeniería para dar a conocer los cambios vertiginosos que se están produciendo en el sector de la biotecnología industrial. Será el próximo martes 24 de septiembre, en una jornada coordinada por el académico de la RAI Manuel Doblaré, Director de Abengoa Research, en la que intervendrán representantes del INIA-CIFOR, la estación experimental Zaidin del CSIC, Abengoa Bioenergy, y la Universidad Complutense.

 Actualmente las plantas de productos biotecnológicos derivados de la biomasa lignocelulósica son una de las apuestas más sólidas de la Unión Europea, dado su enorme potencial en cuanto a reducción de energía consumida y con residuos biodegradables. La competencia empresarial y la investigación científico-tecnológica son dos de las señas de identidad de la biotecnología industrial que, mediante complejos procesos de bioquímica y microbiología, logra mover miles de millones de euros anualmente.

 

· Las industrias de bioetanol y biodiesel alcanzaron en 2011 unas ventas combinadas de 56 400 millones de dólares.

· En un informe de 2010 del World Economic Forum, se estima que en 2020 el mercado combinado de biocombustibles, químicos y plásticos derivados de procesos biotecnológicos y enzimas puede alcanzar los 95 000 millones de dólares.

·  A lo que habría que sumar los efectos indirectos sobre el transporte, tecnología agrícola y producción de energía térmica derivada de la biomasa. Tanto es su potencial que en altas instancias de la UE empiezan a considerarla seriamente como la “gran esperanza verde” para reducir procesos químicos altamente contaminantes y, de paso, reducir las emisiones de CO2.

 

Industria con prefijo “bio”

Esta industria, que antepone a casi todo el prefijo “bio”, lleva camino de convertirse en la gran esperanza del consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente. Lo prueba el hecho de que ya se están destinando importantes partidas para la construcción y lanzamiento de biorrefinerías de tercera generación.

· Las biorrerfinerías de primera generación actualmente en uso utilizaban como materia de partida cereales o caña de azúcar en cierta competencia con la alimentación humana para producir un producto definido, habitualmente un biocombustible como bioetanol.

· Las mejoras producidas en las tecnologías de pretratamiento y las enzimas para la despolimerización de la celulosa y la hemicelulosa han permitido el salto a las biorrefinerías de segunda generación que utilizan desechos agrícolas como la panocha de maíz para todavía producir uno o dos productos, ahora sin competir con las demandas alimenticias humanas, aunque, en ciertos casos, pueden competir con los piensos animales.

· Finalmente, las biorrefinerías del futuro partirán de desechos de procedencia diversa (agrícolas, forestales, urbanos) para producir una amplia panoplia de productos dependiendo de las demandas puntuales del mercado.

En España, Abengoa ha presentado recientemente su planta piloto de producción de biocombustibles a partir de residuos urbanos en Salamanca, si bien todavía queda un largo camino tecnológico en todo el mundo para alcanzar una competencia seria en cuanto a costo y flexibilidad con las tradicionales biorrefinerías basadas en el petróleo.

 

Para ayudar a la sostenibilidad del Planeta 

Las biorrefinerías son enormes complejos tecnológicos y, al estilo de las refinerías derivadas del petróleo y del gas, pueden producir múltiples productos, dependiendo de los intereses de los clientes, de las variaciones del mercado y también según las  distintas fuentes originales de biomasa. 

Algunos de los productos que ya salen de las biorrefinerías se usan en filtros, adhesivos, plásticos, aditivos para hormigón y material de construcción así como para alimentación animal y la producción de biocombustibles. A partir de biomasa lignocelulósica también pueden obtenerse otros productos de gran consumo como disolventes, detergentes y adhesivos más respetuosos con el medio ambiente. O cosméticos con menos componentes químicos. Todos ellos cada vez más demandados por los consumidores.  Ejemplos en este sentido serían biocauchos para neumáticos, edulcorantes, plásticos biodegradables, resinas, e incluso algunos fármacos.

Desde Bruselas se apuesta por las biorrefinerías de tercera generación con el concepto de “cero desechos-energía positiva”, utilizando semillas oleaginosas y biomasa lignocelulósica (residuos agrícolas y forestales y residuos urbanos) para producir energía limpia (electricidad, claro) así como productos alimentarios y de la industria química. Consciente del momento que vive la biotecnología industrial, la Real Academia de Ingeniería organiza esta próxima sesión en la que se analizarán los diferentes tipos de biomasa, las tecnologías de ingeniería y bioquímica de microorganismos y las rutas metabólicas asociadas, así como el pretratamiento y algunos ejemplos de plantas industriales.

 

Lugar de realización: Madrid. Don Pedro,10

Fecha: 24/09/2013

Datos de contacto: tf ----------