El 18 de marzo del presente año, a las 8:30 am, a través de las redes sociales de Colombia 2020 y El Espectador, tuvo lugar el primer encuentro entre los ex cabecillas Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’ de las Farc y Salvatore Mancuso, ex jefe de las AUC. El espacio habilitado por la Comisión de la Verdad y dirigido por su presidente, el padre Francisco de Roux, priorizó el esclarecimiento y reconocimiento del daño que ha causado la guerra en Colombia.

“Nosotros, que fuimos enemigos mortales en el pasado y que hoy nos reconocemos como civiles, podemos hablar sin necesidad de matarnos, de manera civilizada, para responder ante el país por las atrocidades y barbaridades que cometimos” dijo Mancuso.

La reunión dio lugar a que dos actores del conflicto armado, divididos por la extrema política, se reunieran con un mismo objetivo, contribuir a la verdad. Por un lado, Mancuso en representación de la derecha, y por otro, Timochenko en representación de la izquierda. Un avance de suma importancia a nivel político, considerando que es la primera vez que dos polos opuestos se articulan para compartir conceptos sobre la guerra en un momento donde Colombia todavía está polarizada.

“Ahora estamos en disposición para que empecemos a construir esa hoja de ruta que nos permita a todos los protagonistas de este conflicto contarle a Colombia y al mundo lo que nos pasó de tal manera que nos permita reconciliarnos y construir una Colombia en paz”, sostuvo Londoño.

Desde la firma de los acuerdos de paz en la Habana, se ha buscado contribuir a la reparación integral de las víctimas a través del derecho a la verdad y la justicia, es por eso que las comisiones de la verdad deben garantizar el esclarecimiento de los hechos y la NO repetición.

“Este escenario no es ni puede ser para glorificarse como actores de la guerra, sino para mostrar la inmensa deuda que ustedes, los demás actores del conflicto, el Estado y todos los colombianos tenemos con quienes fueron asesinados, mutilados, secuestrados, arrebatados de sus tierras, desplazados y humillados en medio del conflicto”, Roux.

La gran inspiración que aparentemente dejan ambos personajes, es que finalmente y como dijo las Farc “nuestras armas serán las palabras”. Lo que representa un aporte a la deconstrucción de lógicas de venganza frente a la realidad colombiana que ha sido permeada por una gran variedad de formas de violencia como los son las minas, el secuestro, la extorsión y sus derivados.

Sin embargo, en alguna ocasión Mancuso sostuvo al Padre Leonel que de ahora en adelante, cualquier segundo de vida, en cada momento, va a trabajar por la paz. Dicho giro narrativo, de pasar del ruido aturdidor de las armas a reconocer el valor de la palabra del otro representa un triunfo para nuestra sociedad. Tal es el caso de Timochenko, cuando logró reunirse con la madre de un soldado muerto en combate con quien sostuvo una “dura, difícil y compleja conversación” que dió como resultado un acto de reconciliación.

La pregunta que queda abierta ahora es ¿cómo hacer para que la verdad siga activa y se transforme en el mundo?

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Revisado por el equipo de comunicaciones de la Fundación para la Reconciliación