Reflexionamos sobre la necesidad de tener signos para expresar sentimientos más íntimos, como ocurrió con Zezé y su flor, signo manifiesto de todo cariño y agradecimiento hacia la maestra. Ella, cada vez que vea el florero, aunque esté vacío, siempre verá la flor más linda del mundo, pues su corazón se conecta con el amor y agradecimiento de su alumno.
¿En nuestra vida tenemos un signo que nos evoca la presencia de alguien muy importante para nosotros (un anillo, un retrato, un libro, un regalo, una prenda)?
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos».
En la vida, como ya lo hemos conversado antes, encontramos signos que contienen mensajes. Algunos de ellos nos ayudan a caminar en la vida: los sacramentos. Dios nos da a su Hijo como sacramento, es decir, Jesús hecho hombre es sensible a nuestro ojos y nos ofrece un camino de salvación. Los siete sacramentos son las acciones de la Iglesia que significan y comunican la salvación de Cristo.