ACADEMIA
¡No me pude despedir!
Duelo: Dolor y crecimiento
Como parte de las actividades de fortalecimiento integral del programa la ENTS en movimiento, el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia organizó la plática ¡No me pude despedir! Duelo: Dolor y crecimiento, el 24 de marzo a través de la plataforma de Zoom y YouTube dirigida a alumnado, profesorado y público en general.
La Mtra. Ma. de la Luz Rodríguez Rodríguez, psicóloga de la Universidad Autónoma Metropolitana participó en la mesa como ponente e inició refiriendo que el proceso de duelo en este contexto post pandemia generó diversos trastornos de ansiedad y depresión, por las circunstancias sanitarias que se presentaron y que impidieron realizar los rituales antropológicos como el funeral de aquellas personas que fallecieron lo que se convirtió en un obstáculo para que los familiares pudieran continuar con sus procesos de duelo.
Señaló que este tipo de rituales establecidos por la misma sociedad ayudan a acomodar el desorden emocional que se da por las pérdidas. “La conclusión de este proceso es distinto para cada persona y fundamental para poder continuar e irnos reconstruyendo” dijo. Explicó que se debe asimilar una nueva realidad frente a la muerte, frente a quien ya no está.
Detalló que durante la pérdida de un ser querido, el “yo” se descompone, se fractura, una pérdida nunca viene sola, la mayoría de las veces suele traer consigo, pérdida de empleo, de estabilidad económica, emocional, de salud, además de muchos significados de lo que era nuestro “yo” ante esa persona, circunstancias que dificultan aún más el proceso de duelo.
La Psicóloga Ma. de la Luz Rodríguez indicó que en el duelo lo importante es llegar a la aceptación del suceso y con ello a la sanación.
Expuso como factores de riesgo para el duelo complicado: una muerte súbita de ocurrencia inesperada, de naturaleza absurda, la imposibilidad de despedirse del cadáver, la acumulación de pérdidas, circunstancias extraordinarias.
“Debemos salir de ese dolor para no volver a él y disfrutar de la vida que aún tenemos, lo cual no significa que nuestros seres queridos que ya no están no nos importen, debemos reconstruirnos” mencionó.
Señaló que muchas veces el duelo puede tener manifestaciones físicas y emocionales.
Dentro de las manifestaciones emocionales que requieren una atención inmediata son: angustia intensa que no cesa, crisis de pánico, reacciones fóbicas, sensación de no control emocional.
En cuanto a las manifestaciones que no requieren una atención inmediata: tristeza, irritabilidad, intolerancia, arrebatos, sobresaltos exagerados, dificultad para experimentar emociones positivas, sensación de vulnerabilidad, extrañamiento, angustia moderada.
En las manifestaciones físicas que requieren atención inmediata: dolor de pecho, falta de aire, presión alta, arritmia cardiaca, vértigo, vómito excesivo.
En las manifestaciones físicas que no requieren acción inmediata: náuseas, malestar estomacal, boca seca, alteración del sueño, fatiga, dermatitis, dificultad para dormir.
Concluyó que es necesario revisar que tipo de cuidados necesitamos, qué afecciones físicas tenemos las cuáles hablan de afecciones emocionales que no se están trabajando. “Lo importante es no quedarse ahí, cada persona tendrá un proceso de duelo distinto, debemos ser respetuosos con el dolor y dejarlo salir, y si nuestro proceso requiere de un ritual antropológico para poder dar sepultura digna a nuestros muertos, hacerlo porque será un proceso sanador”.