Perspectiva feminista en Trabajo Social y Servicios Sociales

El Trabajo Social ha sido un territorio privilegiado tanto en su dimensión práctica y de intervención como en su dimensión diagnóstica y de teorización; para producir y aplicar conocimiento sobre cómo se  reproduce la construcción social de desigualdades basadas en el género y las maneras de actuar para posibilitar el cambio, refirió la Mtra. Karina Fernández D´Andrea de la Universidad Complutense de Madrid, España, en la octava sesión del Seminario Permanente Internacional Perspectiva de Género 2023 realizada en modalidad virtual el 5 de mayo a través del canal de YouTube de la Escuela Nacional de Trabajo Social.

En la mesa denominada “Perspectiva feminista en Trabajo Social y Servicios Sociales”, la especialista señaló que, Trabajo Social es una profesión que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales.

Definió a los servicios sociales como el conjunto de medidas y políticas que tienen como objetivo garantizar el bienestar social, la igualdad y la justicia para todas las personas, especialmente para aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad o exclusión social. Estos servicios se dirigen a la prevención, promoción, protección y atención a las necesidades, problemas y demandas sociales de la población, con el fin de mejorar su calidad de vida y fomentar su desarrollo humano y social.

De esta manera señaló que el Trabajo Social feminista reconoce que las mujeres han sido históricamente marginadas y excluidas de la toma de decisiones y del acceso a recursos y oportunidades. Por lo tanto, se enfoca en empoderar a las mujeres y en trabajar para crear un mundo más justo y equitativo para todas las personas, independientemente de su género.

Reconoce la diversidad y la multiplicidad de las experiencias de las mujeres; la lucha contra todas las formas de opresión y discriminación; fomenta la solidaridad entre ellas; y la promoción de su participación activa en la toma de decisiones.

Ejemplificó que las aplicaciones de las prácticas de la perspectiva feminista a la intervención social como en el área acogida, permite dar su tiempo y espacio a las mujeres, las que no están acostumbradas a hablar con alguien que representa la institución, y que tienen una cultura que las hace sentir en segundo lugar; evita invisibilizarlas si vienen con un hombre, e impedir que él hable por ella.

En el área de valoración, la perspectiva feminista nos permite ver y hacer ver las construcciones socioculturales, los mitos, los estereotipos que oprimen a las mujeres; conocer las situaciones de desigualdad y el impacto del problema, no minimizar la violencia, además de detectar y empoderar para superar la indefensión aprendida de las mujeres maltratadas.