La escuela un espacio para las iniciativas, estrategias de intervención y políticas de protección para prevenir y eliminar la violencia

La violencia contra las niñas y niños en contextos escolares es muy amplia y se encuentra en diversos estratos sociales, es una práctica extendida y más crítica en contextos de pobreza y desigualdad. "La escuela como institución es algo en la que pensamos de manera positiva como un lugar para la formación y desarrollo educativo de las infancias, sin embargo este es un espacio donde se puede perpetrar la violencia”, apuntó el Dr. Hugo Armando Brito Rivera, consultor internacional UNICEF, durante la conferencia “Violencia contra las infancias en el contexto escolar” realizada el 28 de abril en el auditorio 8 de marzo de 1857 y a través del canal de YouTube de la Escuela Nacional de Trabajo Social.

En este evento híbrido coordinado por el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Violencia Escolar, el especialista señaló que experimentar violencia constituye un factor de riesgo que afecta directamente la salud mental y el desarrollo de las infancias.

De acuerdo a la iniciativa Global Safe to Learn, informó que aproximadamente 246 millones de niñas y niños en todo el mundo sufren de alguna forma de violencia en las escuelas y sus alrededores. “Ningún sistema educativo puede tener éxito sino promueve la salud, la seguridad y el bienestar de las y los alumnos. De esta manera las escuelas son un escenario para las iniciativas de prevención de violencia, estrategias de intervención o políticas de protección, es decir la escuela debería ser un espacio protegido y un motor de desarrollo social y cultural” advirtió.

Al respecto señaló que existen diversos organismos internacionales que trabajan por un modelo de escuela diferente, para ser escuelas amigables que aseguren los derechos de las infancias: el derecho a vivir en condiciones de bienestar dentro de la escuela; a un sano desarrollo integral; el derecho a la vida libre de violencia; a la libertad de convicciones éticas y pensamiento, es decir, a una participación de forma activa; así como el derecho a la libertad de expresión.

“Las prácticas de violencia en la escuela son formas de interacción social concretas entre las y los docentes y el estudiantado, en contextos institucionalizados, donde hay relaciones asimétricas de poder” dijo.

Agregó que, la vulnerabilidad infantil tiene más probabilidades de suceder en territorios sociales donde confluyen distintos procesos de desigualdad social, pobreza y crecimiento urbano desordenado.

“La violencia contra las infancias es una violación fundamental de los derechos humanos que tiene un impacto de por vida en su desarrollo físico, cognitivo y social. En muchos casos niñas y niños que sufren violencia experimentan mala salud, deterioro del desarrollo cognitivo y una mayor vulnerabilidad financiera, muestran comportamiento antisocial, agresivo, continuando el ciclo de la violencia en la siguiente generación” apuntó.

“Es necesario construir una nueva mentalidad donde las niñas y niños estén en el centro, se piense en sus derechos y con ello transformar las prácticas escolares; implementar modelos de intervención y formación en la lógica de una capacitación permanente, continua y de actualización para romper el círculo de perpetuación de la violencia”. 

La violencia socio histórica presente en la interacción y gestión de las aulas, debe contrarrestarse centrándose en promover la gestión no violenta de los conflictos y la participación a través de la educación, y las medidas de prevención de la violencia, refirió. “Se requiere de una cultura de paz, de no violencia en la escuela que se integre de forma natural a las prácticas educativas cotidianas para resolver conflictos con estrategias de disciplina positiva”.

Prevenir y eliminar la violencia contra las infancias beneficiará los resultados educativos; coadyuvará a una mejor comunicación entre actores sociales; mejor gestión de emociones lo que será transferido a la vida; solución de conflictos y problemas; proteger los potenciales riesgos a largo plazo como las adicciones, alcoholismo, uso de las drogas; y mejorará el fortalecimiento de la atención y concentración para optimizar las capacidades humanas, finalizó.