ACADEMIA
Cuidado emergente en contextos de pandemia por COVID-19
El ingreso a la Universidad y la demanda de cuidados emergentes que el alumnado adquirió por las nuevas dinámicas familiares derivado de la pandemia, generó un agotamiento, ansiedad, estrés y depresión que se reflejó en el desempeño escolar de las y los alumnos.
La ruptura que presentaron con sus redes de apoyo generacionales limitó sus posibilidades de ser escuchados o manifestar sus sentires, refirieron los panelistas de la séptima sesión del Seminario Permanente sobre necesidades y problemas sociales en México: Trabajo de cuidados en contextos de desigualdad.
En esta mesa llevada a cabo el 25 de abril en modalidad virtual a través del canal de YouTube de la ENTS, se contó con la participación del Mtro. Francisco Calzada Lemus, profesor de carrera; y la Mtra. Guadalupe Cañongo León, Técnica Académica ambos de la Escuela Nacional de Trabajo Social.
Los panelistas expusieron los resultados de una investigación realizada al alumnado que ingresó a la Universidad durante 2020, quienes enfrentaron un proceso de incertidumbre por la pandemia, iniciaron sus primeros 3 semestres a distancia, lo que impacto en sus prácticas universitarias al trasladar sus clases y demás actividades en línea.
“Estas condiciones sanitarias generaron un colapso educativo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló que esta crisis develó las desigualdades de la educación como la banda ancha, las computadoras, y el entorno presentaron indicadores de escasez del alumnado” expresó la Mtra. Guadalupe Cañongo León.
En México, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) más de medio millón de alumnas y alumnos podrían haber abandonado sus estudios, es decir, casi 600 mil jóvenes de pregrado y 40 mil de posgrado se mantuvieron en riesgo de dejar las universidades. En la UNAM 72 mil alumnos y alumnas estuvieron en la posibilidad de abandonar sus estudios, acotó
Ante estas circunstancias el trabajo de cuidados emergentes durante la contingencia sanitaria fue uno de los factores que impactó de manera importante en el desempeño escolar.
Definió al trabajo de cuidado como el conjunto de actividades que una persona despliega para el cuidado de otra en el desarrollo de sus actividades diarias como alimento, aseo, vestido, movilidad, entre otras. “En el contexto de pandemia derivado de los diversos contagios en la familia, se demandó que parte de las y los alumnos se convirtieran en cuidadores o cuidadoras, o bien se incrementaran las labores de cuidado que ya se habían asumido con anterioridad, lo que propició una sobrecarga de trabajo y de labores generales por los cambios en las dinámicas familiares” aseguró la Mtra. Cañongo León.
Con ello también se produjo un incremento en los problemas personales y familiares; así como de comunicación con el profesorado además de las dificultades relativas a la disposición de equipo e internet suficiente para una conexión adecuada, agregó el Mtro. Francisco Calzada Lemus.
El 45% de las familias del alumnado tuvo al menos un integrante contagiado. Los panelistas informaron que en el entorno socio familiar, el 26% sufrieron la pérdida de un familiar; 11% abuelos; 7 % padre; 5 % madre. Del mismo modo, el 33 % de la actividad económica de las familias se relacionaron con el comercio informal; mientras que el 12 % de los padres perdieron su empleo.
Del alumnado que reportó contagios en su familia fueron cuidadoras en un 95% alumnas y sólo 5 % alumnos, debido a la atribución histórica de los cuidados a las mujeres, estos cuidados fueron maternos, de personas mayores y familiares con contagio, refirió la Mtra. Cañongo León.
La pérdida de un familiar en el 26% de las y los alumnos, la ausencia de ritos religiosos, la falta de acompañamiento social y manifestaciones solidarias generaron procesos de depresión. Sin embargo ante estas circunstancias de realizar cuidados emergentes y derivado de su experiencia vivida durante el confinamiento el 89% de las y los alumnos consideró estudiar la licenciatura de Trabajo Social.
“El trabajo de cuidados ha sido considerado históricamente al ámbito doméstico, y a su vez dentro de las familias se atribuye a las personas vulnerables o que no tienen una aportación económica y quienes están dedicadas al ámbito familiar, las y los estudiantes son ejemplo de ello, a quienes se les asignó parte del trabajo de cuidado en este periodo” aseguró la Mtra. Guadalupe Cañongo.
La red familiar del alumnado sufrió ajustes en cuanto a su dinámica y estructura con el fin de cubrir sus necesidades de cuidados, sobre todo cuando se presentaron situaciones de mayor vulnerabilidad como son las asociadas a las personas mayores y a la presencia de hijos/hijas.
Coincidieron en que existe poco reconocimiento del trabajo de cuidados y ello impide su valoración real de su función y la necesidad de procurar recursos para su mejoramiento en beneficio tanto de las personas que reciben el cuidado como de quienes lo proveen.
El trabajo de cuidados y las diversas pérdidas experimentadas por el alumnado fueron dos condiciones que pusieron en riesgo su salud física, mental y con ello su rendimiento académico.
“Es necesario implementar diversas acciones innovadoras que permitan al alumnado manifestar sus sentires resultado de lo que han vivido a nivel individual y familiar. Si bien, la Universidad y las diferentes facultades y escuelas han implementado acciones de atención a la salud mental, es necesario que éstas primero generen la confianza de esta población, y que el personal docente y administrativo tengan una vinculación que permita identificar los casos de riesgo” concluyó el Mtro. Francisco Calzada Lemus.
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