ACADEMIA

Identidad de género en lo macrosocial y familias

 

El 17 de mayo se llevó a cabo la segunda sesión del Seminario Permanente Internacional: Perspectiva de Género 2023, coordinado por la Dra. Julia del Carmen Chávez Carapia, Coordinadora del Centro de Investigación y Estudios de Género de la ENTS y del Programa de Maestría en Trabajo Social.

En esta segunda mesa de análisis realizada a través de la plataforma de YouTube de la Escuela, se abordó la temática Identidad de género en lo macrosocial y familias, impartida por la Mtra. Ariana Lourdes Rodríguez González, Técnica Académica, asignada al Centro de Investigación y Estudios de Género, quien señaló que el contexto sociocultural establece qué significa ser hombre y ser mujer.

El tema de la identidad se socializa desde la familia y se hace un vínculo con el sistema del patriarcado a través de las relaciones de poder-dominación, a partir de las diferencias biológicas, lo que a su vez genera desigualdades y se normaliza en la vida cotidiana, estas construcciones socioculturales requieren de una mirada crítica, refirió.

Apuntó que, el movimiento feminista pretende visibilizar estas desigualdades para construir nuevas realidades, y contribuir a deconstruir la realidad de las personas, es decir, se busca la autoreflexión de las propias mujeres para cuestionar el estatus quo.

Explicó que, la categoría del patriarcado es entendido como un sistema histórico, jerárquico, una institución en virtud de la cual una mitad de la población, las mujeres, se encuentra bajo el control de la otra mitad, los hombres. Es un orden social caracterizado por las relaciones de dominación-opresión, lo que va marcando que es ser mujer y hombre. El patriarcado otorga una serie de privilegios e institucionaliza el dominio y control masculino sobre la mujer a través de la violencia, la cual es promovida en diferentes instituciones patriarcales como la familia y el Estado.

El patriarcado es un antagonismo genérico, se utiliza la fuerza y el temor para mantener y reproducir el estatus quo, y coloca una enemistad histórica entre las mujeres por una competencia y violencia constante, lo cual actualmente se combate con el tema de la sororidad. 

Este antagonismo socializa que los hombres tienen fuerza física, emocional e intelectual y las mujeres son débiles en los mismos ámbitos, todas estas relaciones de poder se viven en las esferas de lo social, familiar, cultural, sexual, educativo y económico.

A partir de sus características biológicas a la mujer se le hace una asignación sociocultural, se le asocia y naturaliza como débil y dependiente, con inferioridad moral, intelectual y biológica.

El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y que incluyen los conceptos normativos de lo que debe ser un hombre y mujer, es decir, es una construcción sociocultural desde el sistema macro, donde se coloca la supremacía masculina y la inferioridad femenina, mismas que van asignando funciones, comportamientos, actividades, atributos, ideas, creencias y representaciones de lo que implica lo femenino y masculino.

Tradicionalmente la identidad femenina implica ser para los otros y ser de otros, hay una expropiación del cuerpo, una desocupación del centro de la vida, con sumisión y obediencia; a diferencia de los hombres ser para sí, ser de sí, con una ocupación del centro de la vida, son dueños de su cuerpo y otros cuerpos, tienen dominio y poder.

Ser hombre establece orientarse hacia la vida pública y la realización social, motivarse al logro, al éxito, a tomar decisiones. Ser proveedor, protector, servido, obedecido y detentar el poder. Se va construyendo lo que significa la masculinidad bajo el "machismo" como expresión exagerada de masculinidad, con el deseo y la necesidad de afirmarse constantemente como hombre ante los demás hombres y ante las mujeres.

Mientras que ser mujer está orientado hacia la intimidad, construir su vida en el espacio privado y doméstico, ser responsable de la crianza de los hijos, limitando su realización personal en la familia y en el hogar. Ser receptiva, protegida, servir, obedecer, y ser objeto de abusos de poder, maltrato y violencia.

Lo que significa construir la feminidad en torno a los ejes de la maternidad como realización e ideal del deber ser femenino, a la servidumbre voluntaria, entrega y dependencia de los otros en lo emocional, afectivo, sexual, económico y social; a albergar sentimientos de desesperanza aprendida y, sentirse dueña de la culpa.

Por ello, en la lucha por la igualdad de género se busca desaprender estas asignaciones de género y roles establecidos. Lograr que desde el movimiento feminista las diferencias no se traduzcan en desigualdades sociales.

Consideró que, estas identidades tradicionales perpetúan la violencia basada en un sistema jerárquico, por ello es importante visibilizar que si la familia es un agente que socializa la parte patriarcal, debe ser un agente de cambio de deconstrucción, y desde lo individual contribuir a permear en lo colectivo e incidir en la vida cotidiana, señaló.

Para visualizar la sesión visita:

https://www.youtube.com/watch?v=5Lfn6YVH49s